Tres semanas después de la reunión “secreta” que mantuvo el ex gobernador Daniel Scioli con el presidente Mauricio Macri en la Quinta de Olivos, el diario Clarín reveló el encuentro y se metió de lleno en la tensión que mantiene dentro de la alianza Cambiemos. Según contó el matutino, la cita sucedió el 16 de septiembre “en medio de los nubarrones que la Justicia produce con sus investigaciones sobre parte de la última gestión de Scioli en la Provincia”.
A pesar de la tardía revelación, el dato de la cita entre ambos “conocidos” cumple una función central en los intereses del medio: presionar por todas las vías posibles un escenario que instale la prisión para la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Tal como lo repiten los voceros de la Casa Rosada, “al gobierno no le conviene CFK presa, sino en la situación en la que está, y dentro de una disputa politica donde profundice la polarización con Macri”. La opinión expresa el análisis que baraja el presidente sobre el destino de su antecesora: una salida política antes que judicial. Lo mismo para Scioli. Esa definición tendría un importante oponente interno y externo de Cambiemos: el Grupo Clarín, que apuesta a una sucesión de sentencias en contra de la ex mandataria.
En la lectura de los medios, la batería de empresas del conglomerado que conducen Héctor Magnetto y Ernestina Herrera de Noble transita una transición que lleva el mismo tiempo que el macrismo en el poder. Uno de los productos que le devolvieron el poder corrosivo que alguna vez tuvieron las tapas de Clarín durante el menemismo y la tragedia política de la Alianza, son las denuncias contra el kirchnerismo que tuvieron un punto cúlmine cuando el programa Periodismo Para Todos, que conduce el empresario Jorge Lanata en Canal 13, difundió una filmación de la virtual tesorería que tenía el contratista Lázaro Báez. La procedencia del video que luego sería bautizado como “La Rosadita” es un enigma, pero la mayoría de los comentarios que surgen en reserva en el gobierno y también en el Grupo Clarín, es que se trata de un obsequio fílmico provisto por un archienemigo de CFK desde que la entonces mandataria intentó descabezar la vieja SIDE y despedir al director General de Operaciones del aparato de inteligencia de la Presidencia, Antonio Horacio Stiuso.
La información que los medios del Grupo difundieron desde entonces le permitieron al Gobierno consolidar un pilar clave para dividir al peronismo y desgastar al kirchnerismo. Sin embargo, los dividendos de ese desgaste mediático pueden transformarse en pérdida, si las consecuencias judiciales implican la prisión para la ex presidenta. Tal desenlace, según los defensores febriles de Macri, sería un camino a la proscripción y a la victimización de la ex presidenta que el presidente dice no desear.
No es una perspectiva que comparta la diputada nacional Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica e integrante de la troika fundacional de Cambiemos que comparte con el ex titular de la Unión Cívica Radical (UCR) Ernesto Sanz y con Macri. Para Carrió y también para el holding más aliado del Gobierno, el desenlace inevitable del fin del kirchnerismo implica la prisión para Cristina.
Cerca de la chaqueña niegan que haya puesto el grito en cielo por la reunión de Macri con Scioli, pero en el PRO dicen que la furia existe y que tiene que ver con la presunta decisión presidencial de avanzar por un desenlace político y menos judicial que el que esperan sus aliados. ¿Será verdad?
Lo cierto es que la diputada nacional piensa que al ex gobernador bonaerense se le avecina un procedimiento judicial similar al de Cristina y que ya comenzó con algunos de sus ex funcionarios. En agosto, dos ex funcionarios del Ministerio de Salud bonaerense fueron detenidos junto a otros dos empresarios, en el marco de la causa que investiga un supuesto fraude en la compra de insumos para centros de adicciones y hospitales. Se trata de Ana Beatriz Priolo, ex directora general de administración del Ministerio de Salud y Hernán Azzari integrante de la Subsecretaría de Salud Mental y Atención a las Adicciones, según reveló el diario La Nación hace dos meses.
Además, a principio de año, la justicia bonaerense detuvo a seis ex funcionarios sciolistas en una causa por desvío de fondos a través de sueldos en el Astillero Río Santiago, entre ellos, el ex presidente del organismo Héctor Scavuzzo. En paralelo, avanza la investigación de Carrió sobre Walter Carbone, ex subsecretario administrativo de la Jefatura de Gabinete que manejó los fondos de la campaña de Scioli y que tuvo una importante presencia mediática en septiembre debido a que , en el medio de un allanamiento en su casa, la policía encontró una caja fuerte sin dinero dentro de una estatua de dragón, ubicada en el jardín de la vivienda. Lo mismo con el ex presidente de Aguas Bonaerenses (Absa) Guillermo Scarcella, en quien Carrió y su equipo ya pusieron la mira desde hace meses.
Desde que Macri asumió la Presidencia, el Grupo Clarín se ha movido entre el oficialismo acrítico y la sobreactuación de la independencia periodística con esporádicas tapas y notas que ponen en aprietos al Gobierno. La revelación de la cita Macri - Scioli emerge en el medio de una puja política donde el Presidente también ha buscado devolver las asperezas. Uno de esos dardos tiene que ver con los auspicios oficiales para que el empresario estadounidense Ted Turner, que pasa parte del año en sus estancias patagónicas, compre los derechos del Futbol para Todos y funcione como un muro de contención, y competitividad, para los nuevos planes expansivos del holding. La marcha de esa negociación tuvo un contrapeso: la aprobación final de la compra por parte de Cablevisión de la telefónica Nextel, para inaugurar el desembarco del multimedio en la telefonía y en los negocios vinculados al cuádruple play.
El equilibrio del vínculo entre Clarín y Macri parece que no es tan estable como aparenta y parte de esos saldos negativos se libran en la histórica presión extorsiva que Héctor Magnetto ejerció con cada gobierno desde la apropiación de Papel Prensa durante la dictadura hasta la sucesión de cinco presidentes en 2001/2003 y la excelente relación que mantuvo con Néstor Kirchner durante el mandato de su presidencia. La crisis sucedió después, con Cristina en el poder, al frente de un primer mandato que arrancó con el escándalo de la valija de Antonini Wilson y que continuó con la crisis del campo por la resolución 125.
En la línea de tiempo del diario que fundó Roberto Noble en 1945 (y cuyos herederos finales son dos jóvenes que vienen de librar duras disputas judiciales por su identidad), la nueva relación con el gobierno de Cambiemos ofrece algunas moderaciones en la corrosividad destituyente que tuvo el diario en otros tiempos. Aunque en la agenda previa a las elecciones legislativas de 2017, el destino de Cristina surge como algo innegociable. Tanto para Magneto como para Carrió. ¿Qué dirá Macri?