Un día Omar Barbieri venció el miedo y habló. El excoronel contó lo que vio y escuchó en relación con los operativos de secuestros clandestinos durante la última dictadura cívico militar, en pleno desarrollo de su carrera en las Fuerzas Armadas. Ubicó fechas, reprodujo diálogos e identificó represores. Algunos de ellos, como Martín Sánchez Zinny o Emilio Morello, ya habían sido imputados y estaban siendo juzgados; otros, como Alberto Bustos, se mantenían fuera del radar de la Justicia y aún no han sido investigados. Ese dato, seguramente, explique la denuncia contra Barbieri por falso testimonio. Recientemente, el exmilitar fue sobreseído por la Cámara Federal de Casación.
“Fui a decir la verdad y estoy orgulloso, pero algunas veces el miedo me copa porque estos asesinos ya han demostrado que son capaces de hacer cualquier cosa”, manifestó Barbieri en declaraciones a Letra P. El exmilitar recordó que la primera vez que "conté todo lo que vi y supe de primera mano” fue hace dos años, en una entrevista a Página/12. Su relato en relación con los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura tiene dos focos: uno echa luz sobre la patota del Regimiento de Infantería número 6 de Mercedes, unidad a la que fue destinado a fines de 1976; el otro se centra en documentación vinculada al centro clandestino Vesubio que asegura haber visto en la Enfermería del Regimiento de Infantería 3 de La Tablada, en 1983.
Barbieri reiteró lo contado a la prensa en tres oportunidades frente a la Justicia: ante el Juzgado Federal número 3, a cargo de Daniel Rafecas, en 2021; ante el Tribunal Oral Federal número 4 de la Ciudad de Buenos Aires, en el marco del tercer tramo del juicio oral por los crímenes del centro clandestino Vesubio, y ante el TOF 2 durante el debate por los crímenes del RIM 6, un año más tarde. Bustos, el único de los militares mencionados por Barbieri que no está muerto, lo denunció por falso testimonio.
A través de su abogado, el militar absuelto por crímenes de lesa humanidad Carlos Meira, Bustos aseguró que Barbieri hablaba por “dichos de terceros”. La denuncia fue recibida y rechazada por el juez Rafecas. Tanto la Cámara Federal de Apelaciones como la Cámara Federal Casación confirmaron su sobreseimiento. Las tres instancias dieron por válidos los testimonios del excoronel.
La patota del RIM 6
Barbieri declaró en tres oportunidades, más allá de los detalles, la historia es una, es larga y está plagada de nombres: Justo Rojas Alcorta, jefe del RIM 6; el coronel retirado David Cabrera Rojo, el subteniente Martín Sánchez Zinny; los mayores Luis Fernández Bustos y Aurelio Santos Muñoz; el capitán Antonio Sampieri, los tenientes Serapio del Río, Darío Sostaric, Luis López, Bartolomé Durán, Sebastián Orizabala, Emilio Morello y Alberto Francisco Bustos. A todos ellos vinculó especialmente con la patota que salía desde allí a cazar militantes durante la última dictadura cívico militar.
Varios murieron antes de poder ser siquiera investigados por la Justicia; otros lo hicieron detenidos, durante el proceso que evaluó su participación en secuestros, torturas, homicidios y desapariciones, o quedaron fuera de juego por problemas de salud. Algunos pocos resultaron condenados, como Cabrera Rojo, Sánchez Zinny y Morello. La excepción es Bustos.
Antes muerto que condenado
En junio de 2017, por orden del juez Rafecas, fueron detenidos Morello, Sánchez Zinny, del Río y Luis Felipe Cogorno. Todos eran subalternos de Bustos en el RIM 6, por lo que el militar de 69 años consideró que también vendrían por él. “No me entregaré al enemigo terrorista y apátrida que continúa políticamente la lucha", escribió en una carta que le dejó a la familia y se disparó un tiro en el pecho. No murió, pero logró mantenerse al margen del radar de la Justicia. El testimonio de Barbieri lo puso nuevamente en foco.
Tal como lo contó en las otras tres oportunidades ante la Justicia, el excoronel volvió a reconstruir en diálogo con Letra P aquella cena que compartió en marzo de 1977 con Bustos en el Casino de Oficiales del RIM 6. “Estaba compungido. ‘Acá están ocurriendo cosas raras’, me dijo; y me contó que había participado de un operativo en una casa en el barrio Flores de San Martín, que había una señora. Que en un momento escucha gritos en una habitación y cuando va, lo encuentra a Sánchez Zinny con una escopeta recortada apuntándole a dos niños que estaban tirados en el piso. Les decía: 'a quién mato primero, ¿a vos o a vos?'”, relató Barbieri. De aquella casa secuestraron a Rocío Martínez Barbolla, quien permanece desaparecida. Sus hijos, los periodistas Camilo y Bárbara García, de 4 y 8 años, eran los nenes amenazados.
Un acto para reivincidar los delitos de lesa humanidad en La Tablada
Bustos también le contó a Barbieri que participó de un operativo en San Andrés, en el que el Ejército reventó una imprenta del PRT-ERP y que luego estuvo en Vesubio, donde vio a personas “encadenadas y encapuchadas” y al que describió como un “lugar con olor a muerte”. No hubo más novedades de Bustos que, a pesar del testimonio de Barbieri y de su denuncia en respuesta, se mantuvo agazapado. Hasta febrero pasado, cuando lo fotografiaron en un acto que se desarrolló en el RIM 3 de La Tablada a propósito de los 34 años del intento de copamiento del cuartel, en 1989. “Lo único que espero es que la Justicia haga lo que debe con esta persona, que participó de tanta sangre y dolor”, concluyó el excoronel.