Antiperonista acérrimo, fanático de Colón y del ciclismo, Charly, como lo llaman en su entorno más cercano, conoció al Presidente luego de asumir como secretario de Hacienda de la Nación, el 14 de diciembre pasado. Al ministro de Economía apenas unos días antes, mientras negociaba su incorporación.
Quienes lo conocen lo definen como un técnico solvente, inclinado por las cuestiones presupuestarias y monetarias. Los padres de un amigo del colegio secundario, reconocidos profesores de matemáticas, lo introdujeron en el mundo de los números. Se formó luego en la Universidad Nacional de Rosario, donde se graduó como licenciado en economía en 2000.
En su currículum se suma, además, una maestría y un doctorado en economía de la Universidad del CEMA (Ucema), fundada por los liberales Carlos Rodríguez y Roque Fernández. Una formación que, ideológicamente, podría explicar su acercamiento al Gobierno de La Libertad Avanza.
Antiperonismo, Fundación Alem y peleas con un hermano K
Antes de sumarse al Team Milei había estado en la dirección de Análisis Fiscal Tributario de la Oficina de Presupuesto del Congreso, cargo que ganó por concurso. Su llegada a cargos públicos, sin embargo, no tienen relación con algún tipo de militancia político partidaria.
“Siempre fue muy antiperonista, pero nunca fue militante político. Como economista estuvo cerca de la Fundación Alem, del radicalismo. Ese sería su palo más cercano. Pero su aporte es técnico”, lo define Lucio Guberman, su hermano, consultor político en campañas electorales en Argentina, México, Uruguay y Bolivia.
“No tiene, para nada, antecedentes libertarios. Pero sí de estar siempre enfrente del peronismo”, añade su hermano, con el que tiene una excelente relación personal, pero una distancia ideológica profunda. Lucio simpatiza con las políticas K.
“Las discusiones son ásperas. A la política y a la economía le entramos cada vez con más diplomacia porque si no el positivo y el negativo hacen chispa rápido”, bromea en diálogo con Letra P. El consultor explica que su hermano, el secretario de Hacienda, no ve a la política como la última instancia para resolver los problemas de la gente. Prefiere, en cambio, la “razonabilidad económica”.
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Carlos Guberman, Ezequiel Atauche (LLA) y Víctor Zimmermann (UCR) exponiendo el presupuesto de la gestión de Javier Milei.
Adiós al Banco Central después de la pelea entre Redrado y los K
Guberman llegó al Banco Central cuando la presidencia estaba en manos de Alfonso Prat Gay. Tiempo después, al desatarse la guerra entre Martín Redrado y el kirchnerismo, decidió marcharse.
Su hermano Lucio era por entonces asesor de Agustín Rossi. Le ofreció, aprovechando que había llegado al Banco Central a través de un concurso, negociar un pase a otra área. Cuestiones ideológicas lo llevaron a decir que no.
“No quería ninguna ayuda, directa o indirecta, del peronismo”, recuerda Lucio. Eso no impide que mantenga, por ejemplo, una relación afectuosa con el diputado K Germán Martínez. Son muchos los que se sorprenden al verlos hablar animadamente cada vez que Guberman tiene que ir al Congreso, como el mes pasado, cuando fue a defender los números del Presupuesto 2025. “El equilibrio fiscal es innegociable”, planteó allí.
Su nombre lo arrimaron a la incipiente gestión libertaria distintos economistas que trabajaron con él. Algunos sub 50. Otros, incluso, más jóvenes. Le reconocían su capacidad técnica en temas monetarios y presupuestarios.
En Eco Go Consultores, una firma dedicada al asesoramiento económico, político y de los mercados financieros compartió tareas con Federico Furiase y Martín Vauthier, dos profesionales que trabajan en el ámbito privado desde hace años junto a Caputo. Otro puente para llegar.
Reservado, frontal, directo
Tiene dos hijos y es judío practicante. Su padre fue un reconocido abogado. Su madre, comerciante. Es fanático de Colón y en los picados iba a parar al arco, como Milei. Todos los años se marcha una semana con sus amigos de la universidad –varios de ellos economistas– a una bicicleteada por las montañas, en San Martín de los Andes. Durante el año entrena en Buenos Aires.
Reservado –no habla con la prensa–, quienes han negociado con él desde otro lado del mostrador le reconocen que es frontal, directo y preciso. Aun cuando lo que tenga por comunicar no sea agradable. Dicen que en eso exhibe su perfil técnico, alejado de los modos más componedores de la política.
“A veces tiene una honestidad brutal”, marcan en su entorno. Los que lo conocen bien explican que busca moderar el tono en determinadas ocasiones, como cuando expuso en el Congreso. Ahí, lo admite, necesita convencer. Si es posible, sumar voluntades por fuera de los apoyos propios. Algo que, quizás, le enseñó el roce político.
La mirada de uno de los que sufre los recortes de Economía
Pablo Olivares, ministro de Economía santafesino y uno de los administradores que sufre los recortes libertarios, le reconoce que siempre “ha dicho las cosas tal cual eran y tal cual iban a ser”.
“Fue claro sobre hacia dónde iba el Gobierno, principalmente al comienzo de la gestión, cuando vino el tema de todo lo que eran los subsidios, el gasto corriente y el tema obras. Me lo comentó dos o tres meses antes. En eso ha sido claro. Y a pesar de que la medida perjudica a la provincia, haberlo sabido con anticipación tiene un valor”, concedió uno de los principales ministros de Maximiliano Pullaro a Letra P.
El funcionario santafesino pondera las virtudes técnicas de Guberman. Habla de un profesional formado, del que siempre tuvo las mejores referencias. Incluso en los momentos en los que compartían docencia en la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Según la mirada de Olivares, Caputo descansa en Guberman a la hora del montaje “operativo y táctico” de todas las medidas que se adoptan en el ministerio. “No sólo ejecuta lo que le dice el ministro. En gran parte, la forma en que se ejecutan las cosas en ese ministerio, también dependen de él”, asegura.