A la luz de los resultados del domingo pasado, la experiencia victoriosa del año 2019 parece algo de otro siglo. De aquella construcción que encontraba en Omar Perotti la síntesis de una estrategia política amplia y que depositaba en él la posibilidad de revitalizar al peronismo, apalancado en su exitosa experiencia de gestión rafaelina como certificado de garantía, al traumático domingo 16 de julio de 2023 donde, salvo pocas excepciones, todo lo que olió peronismo cayó en saco roto.
No se salvó nadie. El peronismo quedó en deuda en todas las categorías. La interna a gobernador tuvo cuatro exponentes, pero ninguna campaña. El peronismo en esa categoría perdió 250 mil votos aproximadamente en comparación con las PASO 2019, donde la competencia fue de tercios. Maximiliano Pullaro solo acumuló más votos que la suma de los cuatro. Números catastróficos para un partido que es oficialismo provincial y nacional.
En la categoría Diputado provincial, donde el gobernador apostaba todas sus fichas para desde ahí proyectar su futuro político, lo que presuponía que encare el asunto ocupando un rol protagónico, no hubo excepción sino más bien ausencia. Perotti logró ser el más votado y la diferencia fue menor entre los frentes en esta categoría que en la de gobernador, como presuponíamos y dijimos, sin embargo, el peronismo quedó atrás. Escenario que lo deja en una situación de debilidad de cara a septiembre, no solo por lo magro del resultado sino también porque no se percibe demasiada voluntad del partido para salir a militar a Perotti. A eso se le suma que la contrincante victoriosa de la interna rival, Clara García, es la mejor opción, por contraste, del frente opositor para competirle: rosarina y mujer. El regreso de Miguel Lifschitz por otros medios. Come del progresismo, del centro y de la centroderecha mediante Unidos.
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Pero la sangría no termina ahí. En muchos departamentos, varias bancas de senadores quedaron en stand by. Es verdad que no será fácil para Unidos conservar lo cosechado entre las diversas variantes que compitieron, pero también es verdad que Pullaro va a hacer el esfuerzo necesario para que eso suceda. Sus credenciales políticas quedaron a la vista, su ambición y tenacidad también. A la vez, se agrega que los senadores en cuestión, por falta de costumbre fundamentalmente, no suelen lidiar con escenarios adversos como el actual. Su respuesta electoral será una incógnita.
Y como para que el derrotero sea completo, la gran mayoría de gobiernos municipales que administraba el peronismo quedaron en un marco de peligrosidad y su continuidad está en riesgo. Reconquista, Rafaela, Villa Constitución, Casilda, Cañada de Gómez, Granadero Baigorria, Esperanza, Capitán Bermúdez, Gálvez y Arroyo Seco tienen una parada complicada en septiembre. Muchas de estas gestiones cuentan con buena o muy buena aceptación, pero eso no alcanzó ante tanto desencanto político partidario.
Misma lógica para la ciudad de Rosario y la de Santa Fe. En la categoría a concejales hubo paliza en ambos lugares a favor de Unidos. Lo mismo para la categoría a intendente. En Rosario se pudo captar algo de atención, pero el peronismo entregó el partido a Ciudad Futura y, así y todo, frente contra frente, la distancia se aproxima a los 15 puntos.
Los fuertes enfrentamientos internos no llegaron a la fractura expuesta, se pudo conservar la unidad, pero el paciente estaba en muletas. La escalada de la inseguridad que alcanzó localidades del interior con episodios de violencia inexperimentados en esas zonas; un gobierno nacional y un presidente que, lejos de fortalecer al peronismo provincial y al gobierno, lo perjudicaron en todos los planos posibles, y una campaña de bajísima intensidad cediendo el atractivo electoral exclusivamente al frente opositor, generaron un sismo partidario y electoral. De la construcción musculosa del 2019, donde se hizo absolutamente todo bien, no quedó nada. Se tardaron 12 años en retomar el poder y cuatro en implosionarlo. Y si bien hay responsabilidades compartidas, el verticalismo identitario lleva las miradas a un solo nombre, y ese nombre es el de Perotti.
Martín Ostolaza – Guillermo Variego
Directores Innova Opinión Pública