Ni bien Jorge Bergoglio desembarcó en el Vaticano, en 2013, la pregunta era recurrente: cuándo y con qué responsabilidad se llevaría a Víctor Tucho Fernández para articular su programa de reformas hacia "una Iglesia pobre y de los pobres". El teólogo siempre figuró primero en la lista papal de clérigos argentinos y ahora, diez años después, la noticia de su llegada a Roma para encabezar el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el ministerio más importante del Vaticano, confirma el comienzo de un cambio de era: el posfrancisquismo se acerca y el papa ya está trabajando para eso.
El teólogo nacido en la localidad cordobesa de Alcira Gigena accede a un puesto clave en la estructura vaticana, con una misión doble: subrayar la doctrina bergogliana para darle continuidad a un programa al que definen “progresista, inclusivo y sinodal”, y ponerse al frente de la task force de la curia romana que resiste el embate eclesial ultraconservador que pretende la renuncia anticipada del papa.
El nombramiento llegó en el momento justo. Tucho reconoció que en un principio había declinado la nominación, pero que la última internación de Bergoglio -para operarse por una hernia abdominal- lo hizo cambiar de parecer: sobre todo, a raíz de las conversaciones posteriores que mantuvo con él a lo largo de una semana de estadía en la residencia del papa, Santa Marta.
Luego de esas conversaciones, Bergoglio le pidió a Tucho que apure la asunción en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el mismo organismo que por 24 años ocupó Joseph Ratzinger. La razón es la cercanía de la asamblea sinodal, una instancia resistida por los antifrancisquistas, prevista para octubre en el Vaticano. Allí, según el instrumento de trabajo, discernirán sobre el celibato opcional, el acceso de la mujer al diaconado y la acogida en la Iglesia de la feligresía católica divorciada vuelta a casar y de las personas LGBTQ, entre otras temáticas. Lo previsto es que Tucho llegue en septiembre, justo antes.
Futuro cardenal y armador
La designación de Tucho Fernández como prefecto (ministro) es solo el principio de un camino largo y sinuoso que el arzobispo argentino deberá recorrer y que tienen escala próxima en una casi segura promoción al Colegio Cardenalicio y destino final de kingmaker en un futuro cónclave para elegir al sucesor de Francisco.
De convertirse en ese armador, el arzobispo correrá con la ventaja de que Bergoglio nombró (creó, en términos eclesiásticos) a dos tercios del total de los cardenales electores: 81 de 121 y la mayoría de las periferias del mundo. Es decir, que los nominados por el pontífice argentino tendrían el cuórum propio necesario para elegir a un papa con perfil francisquista en un eventual cónclave. De los otros 40 electores purpurados, nueve fueron designados por Juan Pablo II y 31 por Benedicto XVI.
Críticas de los ultraconservadores
Fernández todavía no asumió formalmente su cargo en el Vaticano, pero ya recibe críticas de sectores ultraconservadores de la Iglesia. Algunas voces opositoras aseguran que el arzobispo no está “a la altura” de las responsabilidades que el cargo vaticano implica. Entre los cuestionamientos, señalan un libro de su autoría con el título Sáname con tu boca: el arte de besar. El prefecto designado les respondió: “Hay grupos contrarios a Francisco que están enfurecidos, y que llegan a usar medios poco éticos para perjudicarme”.
Otras críticas llegan desde Estados Unidos, donde calificaron como “preocupante” su nombramiento porque lo acusan de no haber creído las denuncias de abusos sexuales presentadas contra el sacerdote Eduardo Lorenzo.
Sucesión platense, activada
La promoción de Tucho Fernández al dicasterio vaticano activó automáticamente el protocolo para elegir a su sucesor y las versiones sobre quién será el nuevo arzobispo de La Plata, una de las jurisdicciones eclesiásticas clave del país junto con Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.
Fuentes eclesiásticas consultadas por Letra P prefirieron la cautela y no quisieron hacer pronósticos. Sobre todo, después de la designación sorpresiva del obispo villero Jorge García Cuerva en la arquidiócesis de Buenos Aires.
No obstante, un vocero habitual conformó una cuaterna de posibles candidatos: los obispos Gabriel Mestre (Mar del Plata) y Carlos Tissera (Quilmes), el auxiliar porteño y referente de la pastoral villera Gustavo Carrara y el auxiliar platense Jorge González. Otras fuentes especulan con la posible promoción arzobispal de dos sacerdotes platenses: Guillermo Khidir, actual provicario general; y Cristian Gonzalvez, director de Cáritas La Plata. La última palabra, la tiene Bergoglio.