Busca bombardear el vínculo entre el Presidente y el electorado antikirchnerista. Fueros en la mira: flexibilizar requisitos para evitar otro caso Traferri.
Javier Milei con el gobernador Maximiliano Pullaro.
Con el proceso de reforma constitucional en marcha, el gobierno de Maximiliano Pullaro empieza a mostrar las cartas del relato con el que justificará el proceso de cara a la sociedad. En ese sentido, se supo que la Casa Gris quiere que el proyecto de Ficha Limpia forme parte de la nueva Carta Magna, además de pretender que se flexibilicen los fueros parlamentarios.
Tras un año de relación amena con Javier Milei, pero que no se tradujo en respuestas concretas a los pedidos de Santa Fe, Ficha Limpia se yergue como una hendija por la cual colarse y diferenciarse de un presidente que se muestra firme en las encuestas, una forma de pararse enfrente del acuerdo que la Casa Rosada cerró con el kirchnerismo para hacer caer dos veces la sesión en la Cámara de Diputados. No es una novedad: Martín Llaryora hará lo mismo en Córdoba.
Hay, además, una razón electoral: la estocada debilita el vínculo de Milei con el electorado anti-K que históricamente votó a Juntos por el Cambio, el principal insumo de su crecimiento en las encuestas. En Santa Fe, como en otras provincias, el antikirchnerismo aún es negocio y el Presidente lo estaba empezando a usufructuar. Esa dinámica amenazaba con desplazar del espectro más duro a Unidos y azuzaba el miedo de que La Libertad Avanza se quedara con lugares importantes de las estructuras de poder provincial en las elecciones del próximo año.
Ficha Limpia ya existe por ley en Santa Fe. Fue sancionada a fines de 2022 por impulso de la diputada provincial del PRO Ximena Sola, casualmente aliada del diputado José Núñez, quien hace unos días benefició al gobierno nacional pegando el faltazo a la sesión donde se intentó discutir el proyecto en el Congreso.
Más a fondo, a Pullaro le interesa también que en la nueva Constitución provincial que se viene cocinando se incluya una flexibilización de los fueros de los legisladores. En Santa Fe, la inmunidad parlamentaria impide que quienes ocupan bancas en la Legislatura sean siquiera sometidos a proceso penal sin haber pasado previamente por el trámite de desafuero, que requiere dos tercios de los votos de la cámara respectiva. Se trata de un régimen mucho más estricto que el regulado en la Constitución nacional, que solo exige desafuero para el arresto o para realizar un allanamiento.
Si bien en la Casa Gris no lo dicen, suena como una iniciativa que calza justo en la situación de Armando Traferri, el senador peronista que viene siendo blanco de acusaciones judiciales por administrar una red de protección al juego clandestino. El sanlorencino denunció una persecución judicial y se refugió en sus fueros. Los fiscales Luis Schiappapietra y Matías Edery, a cargo de la acusación, intentaron que se declarara inconstitucional el régimen provincial, pero la Corte Suprema santafesina respaldó a Traferri.
Sin embargo, y a pesar de que el tema escaló a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, todo devino en abstracto cuando, a fines del año pasado, Traferri solicitó a sus pares ser desaforado y sometido al proceso penal. ¿Qué había cambiado? Los fiscales que lo investigaban, a quienes consideraba parte fundamental de la persecución judicial de la que era víctima -porque no le podían ganar por los votos, repetía-, fueron corridos de la causa por su participación vidriosa en otras investigaciones. Edery, por ejemplo, terminó investigando accidentes de tránsito.
Ficha Limpia y la flexibilización de los fueros son dos iniciativas que se enmarcan en el relato que la Casa Gris viene haciendo rodar desde que la reforma constitucional tomó forma. La idea que tienen cerca de Pullaro es correr el eje de las reformas políticas -principalmente, su reelección- para que no sea vista como una movida “de la casta para la casta”. Jugar en esa cancha sería dejarle servido un flanco a las tropas de Milei y de Amalia Granata para que ataquen con relato libertario, como vienen intentando hacer.
La idea es, en cambio, enfocarse en los tres ejes que Pullaro quiere que estructuren su gestión: seguridad, educación y producción. “Queremos darle rango constitucional a las reformas que hicimos para que no dependan del coraje de un gobernador”, repiten en la mesa chica del pullarismo. “Que los presos sean presos y los estudiantes, estudien”, suman. En ese sentido, barajan también una cláusula que imponga la austeridad fiscal y el frente oficialista solicitó que el trabajo de los convencionales sea ad honorem.