La relación de Victoria Villarruel con los jefes de bloque del Senado quedó erosionada por la accidentada sesión para expulsar a Edgardo Kueider, en la que intentó sin éxito que prosperara una suspensión para evitar darle la banca al kirchnerismo. Se sumó otro conflicto: este jueves, la vicepresidenta quiso congelar las dietas en 2025, pero ninguna bancada la ayudó.
Según informó en una breve conferencia de prensa después de la sesión, Villarruel solicitó tratar en la sesión un proyecto para prorrogar en 2025 la eliminación del enganche de las dietas con las paritarias legislativas, una restricción que está vigente sólo por el segundo semestre de este año.
Así se votó en una sesión del 22 de agosto, para evitar que las dietas subieran con el último aumento que se había dispuesto para el personal legislativo, que era del 6,5%. “A partir del 1 de enero, las dietas se empiezan a actualizar automáticamente. Es una cuestión que espero que los senadores traten”, pidió Villarruel en el Salón de las Provincias.
Según informaron a Letra P desde el Senado, la vicepresidenta redactó un proyecto de resolución para congelar las dietas, le pidió firmarlo a los titulares de las bancadas pero nadie le respondió. “No soy senadora, no tomo las decisiones. Pero con el esfuerzo inmenso que está haciendo la ciudadanía, debemos estar a la altura”, sostuvo Villarruel.
El intento de Victoria Villarruel de bajar las dietas
La resolución que pide aprobar la vicepresidenta es similar a la que se avaló en el recinto en agosto para continuar sin la indexación de las dietas a las paritarias legislativas. Por esa votación fue que los haberes de representantes de la Cámara alta no se incrementaron con la suba del 6,13% que recibió el personal del Congreso en noviembre.
Esa vez, Villarruel había querido evitar otro escándalo y no pudo: el acuerdo salarial estaba a la firma desde julio, le pidió a las autoridades de bancada excluirse del aumento, pero no lo logró. Cuando se hizo pública el acta paritaria se supo que, como consecuencia del enganche, los representantes de la cámara alta iban a cobrar más y sus ingresos en bruto iban a alcanzar 9 millones de pesos.
La vice no tiene margen de maniobra para subir o bajar dietas, porque el Senado aprobó en abril un proyecto de resolución que las duplicó y las dejó enganchadas a las paritarias legislativas, como ocurría hasta un mes antes.
En esa oportunidad, por presión de Javier Milei, Martín Menem y Villarruel habían firmado una resolución conjunta de las dos cámaras del Congreso para eliminar la indexación. En Diputados esta medida sigue vigente pero en el Senado no y sólo puede restablecerse con otra votación en el recinto, tal como pasó en agosto. Es lo que pedía la vicepresidenta para este jueves.
Conflicto en puerta
Villarruel quiere evitar otro escándalo por las dietas del Senado, que parece inevitable y es uno de los temas que complicó su relación con Milei. “En febrero habrá otra paritaria, el aumento se va a trasladar a las dietas y nos van a culpar. Por eso intentamos tratar el congelamiento antes de fin de año. Pero nadie quiso”, plantearon voceros de la titular de la cámara alta.
El problema podría comenzar antes, como la dieta se calcula por los módulos que cobran los empleados, aún sin un incremento dispuesto, si no continúa el congelamiento, las de de enero podrían liquidarse con aumento y alcanzar 9.5 millones. Por eso la vice quería evitarlo con una votación antes de navidad.
La resolución del Senado que sigue vigente fija las dietas en el equivalente de 2.500 módulos, otros 1.000 por gastos de representación y 500 por desarraigo. Se establece que cada aumento paritario se traslada automáticamente a los haberes de cada representante. Eso es lo que dejó de pasar desde el 1 de agosto hasta el 31 de diciembre, pero volverá a ocurrir en enero.
Para 2025, los diferentes bloques de la cámara alta acordaron en agosto tratar alguna de las iniciativas para definir otro criterio sobre dietas, pero por ahora no hay ninguna deliberación.
La iniciativa que más consenso tiene es la del jefe del UP, José Mayans, que regula los ingresos de los funcionarios de los tres poderes del Estado. Establece que el más alto debe ser el sueldo presidencial, medido en 20 salarios mínimos, vitales y móviles. Tiene respaldo de Cristina Fernández de Kirchner.
El dietazo que sigue
Con la resolución de abril vigente, en el Senado las dietas son muy superiores a las que cobran los integrantes de Diputados. En agosto, el sueldo promedio de los miembros de la cámara alta fue de $4,5 millones netos -descuentos incluidos- contra los $2,6 que percibían en el recinto vecino, según se desprende del recibo que publicó la libertaria Lilia Lemoine.
Se suman ingresos por desarraigo que en el Senado habían elevado los haberes brutos a $9 millones brutos, con el aumento del 6,5% de agosto. En Diputados, aún con estos adicionales, en esa fecha no alcanzaban a $4 millones.
En la cámara baja los aumentos de 2025 deberán ser negociados por Menem y los jefes de bloque; mientras que en el Senado, la definición se tomará en el recinto. Villarruel, que tiene su dieta congelada, no quiere hacerse cargo de lo que se decida.