Victoria Villarruel firmó la tregua con Patricia Bullrich, pero le aclaró que no boicoteará a la oposición
"No tengo facultades para obstaculizar", sostuvo la vice tras recibir a la ministra. Su límite, no birlar el reglamento. Charla "amena", café y sin foto.
Victoria Villarruel, tras la reunión con Patricia Bullrich.
Patricia Bullrich, antes de entrar al Senado.
Victoria Villarruel y Patricia Bullrich se reunieron en el Senado este viernes para coordinar la convivencia que tendrán desde el 10 de diciembre, cuando la aún ministra de Seguridad será jefa de bloque oficialista. Desde ambos sectores confirmaron que sellaron una "tregua" tras dos años de tironeos, pero la vicepresidenta aclaró que no birlará el reglamento para ayudar a Javier Milei.
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Bullrich, que llegó media hora antes para hacer los trámites de ingreso y no perder un minuto de la charla, había pedido en declaraciones públicas que Villarruel dejara de "boicotear" al Gobierno, molesta porque en julio a vice habilitó sesiones que permitieron derrotas legislativas para el gobierno de Milei.
Tras la reunión con la vice, la ministra evitó el tono confrontativo, pero en su diálogo con la prensa dejó entrever que la tensión por el manejo de los tiempos del Senado. "Hablamos de la necesidad de que la agenda oficialista tenga un espacio preferencial. Es responsabilidad nuestra, como bloque de la Libertad Avanza, como bloque de gobierno, juntar las voluntades políticas para construir una mayoría. Y es lo que vamos a hacer", sostuvo Bullrich.
Los límites de Victoria Villarruel
Fuentes del Senado contaron a Letra P que la reunión fue amena, con varias tandas de café, pero que Villarruel no cedió en su posición de mantener el rol institucional, que en algunos casos la obligó este año a prender la luz del recinto para que Milei sufra derrotas en la cámara alta. La vice aduce que tomó esas decisiones bajo amenaza del peronismo, que a través de sus referentes, advirtió en varias ocasiones que la denunciaría si, como parte del Poder Ejecutivo, bloqueaba el Senado.
Desde el 10 de diciembre, La Libertad Avanza tendrá 20 miembros en la cámara alta, podrá reunir mayoría si convence a aliados (necesita 37), pero, por si acaso, la vicepresidenta, en la reunión y con los medios, necesitó aclarar que no recibirá instrucciones de cómo tocar la campanita. "Tengo facultades que están muy definidas por la Constitución y por el reglamento de la cámara; y que apuntan a que se garantice siempre la independencia de poderes", aclaró.
Villarruel destacó además que su "relación con todos los senadores, más allá de lo que pensemos ideológicamente, siempre las puertas de mi despacho están abiertas". "A las instituciones tenemos que cuidarlas", aclaró ante los medios.
patricia bullrich
Un rato antes, Bullrich había hablado en otro tono. "Necesitamos tener un modelo muy organizado para seguir adelante los proyectos, los pedidos de informes al Ejecutivo que se producen en la Cámara. Eso implica un bloque que se organice teniendo hoy la responsabilidad de ser el bloque de gobierno", diferenció la ministra
Los planes de la ministra
Bullrich afirmó que "la construcción de una mayoría" es "una responsabilidad que vamos a llevar nosotros como bloque de La Libertad Avanza, dialogando y hablando con los demás bloques"; mientras que "la tarea institucional como presidenta del Senado, que lo que tiene que hacer es llevar adelante la obra parlamentaria, llevar adelante el ordenamiento de las sesiones y en ese sentido sale naturalmente la construcción de una mayoría".
Está en juego la presidencia provisional, que hoy ocupa el libertario puntano Bartolomé Abdala, que debe volver a elegirse en febrero. También se deben negociar los cargos en comisiones, donde ya hay tensión: los siete miembros de LLA que hay desde 2023 no quiere ceder sus sillas y se lo dijeron a Bullrich. Como muestra de esa disputa, no participó de la reunión del miércoles el actual jefe de bloque, Ezequiel Atauche.
Villarruel mira la interna desde afuera -aunque prefiere la continuidad de Abdala- y sólo quiere que Bullrich no se convierte en su cisne negro. Un dato alentador para su equipo es que, al frustrarse el interbloque oficialista, la ministra está más lejos de una mayoría y deberá negociar con la oposición cada semana. El rol institucional de la vicepresidenta podría influir. Es lo que buscará.