LETRA PEPE

Un debate presidencial 2023 que puede terciar en el escenario de tercios

En un escenario de paridad entre las tres fuerzas, el cara a cara parece más trascendental que otras ediciones. El electorado de Milei, la pecera de Massa y Bullrich para buscar votos no fidelizados.

SANTIAGO DEL ESTERO (Enviada) El beso de Mauricio Macri con Juliana Awada. El faltazo de Daniel Scioli. La chicana sobre los “trapitos” en la Ciudad de Buenos Aires. Los golpes certeros deAlberto Fernández, el largo silencio de Nicolás Del Caño, el lapsus de Roberto Lavagna. La corta historia del debate presidencial en Argentina ya dejó algunas perlas para el recuerdo, pero la edición 2023 promete ser la más decisiva en términos políticos. En una elección todavía abierta entre Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa, cualquier detalle podrá tornarse determinante y tener impacto concreto sobre el voto.

“En un escenario tan parejo cualquier evento es importante. Y el debate es, por lejos, el acontecimiento que más atención genera durante la campaña”, dice Juan Courel, consultor político director de Alaska Comunicación, que trabajó en las campañas de Scioi y Fernández y preparó las participaciones de ambos en las ediciones 2015 y 2019, respectivamente.

La paridad se desprende de los resultados de las elecciones primarias del 11 de agosto, que mostraron una diferencia mínima entre las principales fuerzas políticas. En primer lugar quedó La Libertad Avanza, con 29,86% de los votos; el segundo fue para Juntos por el Cambio (JxC) con 28%; y tercero se ubicó Unión por la Patria (UP), con 27,28%. La mayoría de los sondeos posteriores que manejan los equipos de campaña mostró un crecimiento moderado de Milei y de Massa y un estancamiento de Bullrich.

Pero los números de los últimos días generaron dudas entre los encuestadores. Según explica Shila Vilker, directora ejecutiva de la consultora Trespuntozero, “se abrió un arco de indecisión para una cantidad importante de electores”, en particular en el universo de votantes de Milei, que empezó a reflejarse en los estudios cualitativos. “Cuando sucede algo así, los hechos más trascendentes de la campaña, como es un debate, terminan teniendo su incidencia en el voto”, apunta.

Encuesta

De acuerdo a los números que maneja Vilker, alrededor del 12 al 15 por ciento del electorado original de Milei – que representa unos 3,5 puntos- “está atravesando un período de incógnita”, algo que contrasta con la fidelización del voto que mostró ese segmento los días inmediatamente posteriores a las PASO, cuando su figura y sus propuestas adquirieron mayor visibilidad.

Algo similar se verifica en la última encuesta de Analía del Franco, que advierte que el votante de Massa es el más afianzado, mientras que el de Milei aparece como el más “liviano o inconsistente” de los tres candidatos principales. Según su estudio, el 79,8% de los votantes del ministro de Economía dijo estar seguro de su elección y afirmó que no cambiaría su voto. Ese número baja el 70,3% en el caso de Bullrich y al 66,6% para Milei. En tanto, el 28,5% de quienes eligieron al libertario en las PASO dijo que está “bastante seguro”, pero que aún está viendo “cómo se comportan los candidatos”. Ese número desciende al 16,8% para el caso de Massa.

En ese escenario, el debate se torna crucial. “Hay gente que va a esperar a mirar el debate para definir su voto”, dijo Massa en diálogo con C5N. Como el candidato de UP, también Bullrich y Milei le dan una importancia central al evento. El oficialista se metió de lleno en la preparación a partir del jueves, mientras que el libertario bajó su exposición pública durante toda la semana y suspendió actividades para concentrarse en el debate. La candidata de JxC ensayó en un estudio de televisión con dirigentes propios que hicieron las veces de sus oponentes. A José Luis Espert le tocó el papel de Milei, Laura Alonso hizo de Myriam Bregman, Juan Pablo Arenaza se convirtió en Massa y Eduardo Amadeo actuó como si fuera Juan Schiaretti.

Scioli Macri Debate

La experiencia ya demostró el interés ciudadano. El debate previo al ballotage entre Macri y Scioli, en 2015, fue uno de los eventos más vistos en la televisión argentina de los últimos diez años. Tuvo picos de 53,4 puntos de rating entre canales de aire y de cable. En 2019, el pico de rating marcó 32 puntos. Para cuando se celebró el debate, a principios de octubre, Fernández ya le había sacado una diferencia de 16 puntos a Macri en las PASO: el gobierno de Cambiemos ya estaba de salida.

A las transmisiones tradicionales de canales de aire y televisión se sumarán este año las repercusiones en redes sociales, el streaming y nuevas plataformas. Además, el evento será televisado en vivo para toda Latinoamérica por DNEWS, la señal de noticias de DIRECTV.

Para qué

“Hay dos formas de analizar los debates, una candidato-céntrica, y otra desde el punto de vista del electorado. Para los candidatos, no hay otro evento semejante de campaña que les permita horizontalizar de esa forma la oferta. A los electores les aumenta sus ganancias cognitivas, tanto sobre los candidatos como sobre las ideas”, explica Daniela Barbieri, magíster en Comunicación Política y directora del Observatorio de Investigación Pulsar.UBA y coautora, junto a Augusto Reina, del libro "Debatir para presidir".

La investigación sobre el debate 2019 que publicaron Barbieri y Reina concluyó que aquel evento tuvo impacto en los márgenes del electorado que, para entonces, ya se había concentrado en un 80% en las dos principales coaliciones políticas. “Pero esta elección es muy diferente. Esos márgenes ahora pueden hacer que un candidato se meta en el ballotage o no”, apunta Barbieri.

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Cobran especial relevancia los votos en disputa de la porción del electorado ausente en las PASO – 10,5 millones de electores -, de las fuerzas que no superaron el umbral del 1,5% y no llegaron a las generales de octubre, y de aquellos que perdieron la interna, como Horacio Rodríguez Larreta, en JxC, y Juan Grabois, en UP. “No hay que asumir que a los que no fueron a votar no les interesa la política. Todavía hay altos niveles de indecisión, son votos a conquistar”, dice Courel.

Las estrategias

Los equipos de campaña trabajan sobre las propuestas y, también, sobre las emociones. Una reacción violenta, una sonrisa socarrona, un gesto canchero, el enojo, la inseguridad o la evidencia de un coucheo excesivo pueden liquidar el partido en pocos segundos y pesar mucho más que el contenido de los enunciados. Saber elegir a quién cruzar y a quién no, atacar, defenderse y definir en qué momento reaccionar son parte del desafío tanto como transmitir el mensaje y no dejarse imponer la agenda por los adversarios. La experiencia en discursos parlamentarios e intervenciones pueden jugar en contra. Los tiempos del debate son rigurosos y el formato es rígido.

“Lo que dicen los candidatos en los debates es absolutamente predecible. No suele haber bombas neutrónicas. Los mensajes centrales de campaña se mantienen. El desafío está en enunciarlo de una manera eficiente, que el lenguaje sea claro y ocupe el tiempo que corresponde y que el candidato no quede desnaturalizado”, apunta Courel. Vilker coincide. “La importancia del debate versa más sobre lo actitudinal, la picaresca, el modo en que se exuda autoridad. El electorado observa quién está más tranquilo, quién es más auténtico. Son todos fenómenos muy intuitivos”, dice.

Los trascendidos de los equipos de campaña indican que, este domingo, Milei irá a polarizar directamente con Massa e ignorará a Bullrich, Schiaretti y Bregman. La elección será recíproca. El ministro-candidato buscará hacer tambalear las ideas del libertario, aunque sin personalizar el debate: intentará principalmente contar cómo sería un gobierno suyo y qué diferencia tendría con el que encabeza ahora Fernández. Sabe que todos dispararán contra él, ya sea por la marcha de la economía como por su alianza con el kirchnerismo.

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Bullrich irá a confrontar con Massa para pelearle el lugar en el ballotage, aunque también disparará contra Milei. Cree que puede cosechar la mayor parte de los votos dudosos del libertario, que son opositores al peronismo. En tanto, Schiaretti buscará alzar su gobierno en Córdoba como modelo para la Nación y Bregman irá a la caza de los votos de Grabois y de los antisistema de Milei que puedan verse espantados, por ejemplo, por la figura de su candidata a vice, Victoria Villarruel.

Los antecedentes de Milei en debates abre un signo de interrogante. El candidato de LLA tiene un cúmulo de antecedentes que lo muestran fuera de eje ante las réplicas y la discusión pública. Sabe que sus adversarios buscarán que, en algún momento, “se le suelte la cadena”, aunque eso no necesariamente desalentará a sus votantes, que ya conocen su personalidad. En el equipo del libertario aseguran que no hizo escenificaciones con sparrings y se dedicó solo a estudiar contenidos.

El estudio y el ensayo son vitales. De acuerdo con la investigación de Barbieri, los equipos de campaña coinciden en que el cumplimiento de los tiempos es una de las mayores dificultades de los candidatos. En 2019, quedó en evidencia que Fernández preparó con dedicación el primer debate mientras que no puso la misma atención para el segundo. Lo delató, por ejemplo, la dificultad para cerrar los conceptos en el tiempo estipulado.

El formato de la edición 2023 prevé la formulación de preguntas entre candidatos en 15 segundos. Es difícil pensar en el cumplimiento de esa pauta sin memorización previa textual de la consulta. Sin embargo, “la preparación no tiene que matar la espontaneidad”, que genera mayor credibilidad e impacto en los electores, explica Barbieri. La audacia y la autenticidad son las características valoradas, así como los buenos ataques. “Que se tome la iniciativa siempre es mejor percibido por el electorado, aunque la defensa sea buena”, agrega.

El debate de este domingo tendrá una diferencia fundamental con el de 2019. En aquella edición, los candidatos no pudieron llevar consigo documentos ni apuntes. Solo tuvieron sobre los atriles hojas en blanco y lapiceras para hacer anotaciones. Esta vez, por pedido de Bullrich y Milei, cada postulante podrá tener hasta cinco hojas manuscritas o impresas “de uso exclusivo interno”.

Los equipos de campaña se preparan para la difusión en redes y la viralización de cortes. Ganar la batalla digital durante y después del debate también será clave. Los días posteriores también serán decisivos en la percepción de los resultados y el balance final.

debate presidencial: massa va por milei, pero se ataja del efecto villarruel
Javier Milei.

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