En medio de la guerra pública entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof, el gobernador visitó este miércoles Quilmes y Hurlingham, dos distritos gobernados por La Cámpora. La foto, que podría haber servido para descomprimir la interna, mostró, en cambio, la tensión entre el mandatario y la tropa camporista.
La frialdad en el trato entre la intendenta Mayra Mendoza -una de las figuras de la agrupación- y el gobernador quedó en evidencia desde minuto y se mantuvo durante las casi cuatro horas que duró la visita. Con todo, en el entorno de Kicillof reiteraron que "no está ocupado en internas" y en el municipio dijeron que "la gestión está antes que las diferencias". Fueron declaraciones teñidas de formalidad, los gestos mostraron otra cosa.
En la primera parada, para una entrega de escrituras en el Teatro Municipal, Kicillof debió esperar a Mendoza. Aguardó dentro de la camioneta oficial. Cuando ella llegó, el saludo fue protocolar y distante. Lo mismo se sintió durante el acto, aunque el gobernador trató de descomprimir con elogios a la gestión comunal.
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La visita incluia el traslado a otro sitio del distrito. A diferencia de otras veces, fueron separados. El equipo del gobernador consultó si la intendenta viajaría con él. La respuesta fue negativa.
Luego de un paso por el Eco Parque Municipal, donde tuvieron una actividad cerrada al público en general, volvieron a encontrarse en la localidad de San Francisco Solano para inaugurar el edificio de un centro de formación profesional. El acto fue al aire libre y la militancia fue protagonista.
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Axel Kicillof y Mayra Mendoza en el Eco Parque de Quilmes
El palo de Mayra Mendoza a Axel Kicillof
Los discursos corrieron por los carriles habituales: críticas al gobierno de Javier Milei y la importancia de la presencia del Estado. Kicillof reivindicó por segunda vez en la mañana a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien dirigentes cercanos al gobernador comenzaron a cuestionar por el ejercicio de una conducción delegada en La Cámpora. Mendoza contestó a esas críticas con una sutileza: “No me van a encontrar hablando por hablar, siempre me van a encontrar trabajando, con el corazón, para adelante”.
Guerra de cánticos e imágenes
La militancia también fue protagonista. Cuando estaba por comenzar el discurso del gobernador, el público volvió con un cántico ya clásico: “Presidente... y Axel Presidente...”, se escuchó ante la incomodidad evidente del mandatario que buscaba iniciar su discurso y poner fin al tarareo.
Al rato, la intendenta también tuvo lo propio. La militancia cantó “En Quilmes nos gobierna una mujer” y el también clásico de camapaña “Intendenta... y Mayra intendenta...”. Una vez finalizado el acto, la dirigencia presente especulaba con quién había mandado a cantar una y otra melodías.
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Axel Kicillof al finalizar el acto en San Francisco Solano
Las imágenes también fueron parte del mensaje. Luego de la actividad, la intendenta posteó una serie de fotos en su cuenta de Instagram. Eligió destacar una en la que no está Kicillof y en la que sí están juntos se la ve mirando para otro lado y con gesto adusto mientras el gobernador da su discurso. El equipo de comunicación del gobernador difundió una en la que el mandatario es rodeado y aclamado por una multitud.
La visita posterior a Hurlingham, donde se inauguró un centro de salud mental juvenil, no fue muy diferente. El trato con el intendente Damián Selci fue frío. Como en el caso de Mendoza, el discurso del jefe comunal no duró más de dos minutos. En las calles del distrito de la Primera sección electoral habían conlgado un pasacalles con la leyenda "Nada sin Cristina". En Quilmes, la militancia llevaba uno que decía "Mientras unos destruyen, otros construyen".
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