NOVENA SECCIÓN

Temporada de corte y confección (de boletas) en Buenos Aires

En UP, el PRO y la UCR afilan tijeras en silencio. Intendentes a dos puntas, heridos conversos, pedido de Kicillof y el dilema Massa.

El temor a ser arrastrados por un Sergio Massa que no remonta. La fuerte penetración de Patricia Bullrich en el interior. Las heridas sangrantes que causa saberse fuera de todo. La luz de ventaja que lleva Horacio Rodríguez Larreta en la interna según algunos sondeos. El mensaje de disciplinamiento que Juan Grabois intenta mandarle al ministro candidato… Las razones y argumentos que tienen los intendentes peronistas del conurbano, los jefes comunales del PRO y la UCR de tierra adentro, la dirigencia que no gobierna que quedó del lado equivocado de la grieta para impulsar el corte de boleta en las elecciones de este año son variadas, atraviesan a las dos grandes coaliciones y sus internas y también a Javier Milei, quien, golpeado por fugas de dirigentes y flacos resultados en las provincias, no tiene más que a sí mismo para encarar la competencia. En ese gran lío de incertidumbre proselitista camino a las elecciones primarias y generales asoma una prolífica temporada de corte y confección (de boletas) en Buenos Aires. Tijeretazo arriba, al medio o abajo a discreción, según corresponda.

En Juntos por el Cambio (JxC) desempolvan los diplomas que se ganaron en las elecciones de 2019, cuando advirtieron que Mauricio Macri y María Eugenia Vidal iban en caída libre y que debían contrarrestar eso con una estrategia de instalación localista; como sea, esta vez el objetivo es otro: sobrevivir más allá de las primarias, evitar que rivales internos logre superarlos arrastrados por algunos de los candidatos presidenciales o, cuanto menos, prevenir que esos contrincantes obtengan buenos resultados que les permitan copar las listas de aspirantes a la Legislatura o a los concejos deliberantes.

El uso de la tijera le sirvió al macrismo, hoy divido entre halcones bullrichsistas y palomas larretistas, para sostener su poder territorial pese a la catastrófica derrota de hace casi cuatro años: el radicalismo gobierna 32 intendencias y el partido amarillo, otras 20, mientras que el vecinalismo y espacios aliados a JxC suman otros seis municipios. En total, la oposición manda en 58 de los 135 gobiernos locales en la provincia del 38% del padrón electoral, lo que le aporta en buena medida la estructura política necesaria para soñar con volver a la gobernación y a la Casa Rosada.

Afilan las tijeras en todas las regiones, en el interior, donde la mano de hierro de la exministra de Seguridad cotiza en alza, y también en el conurbano, donde la vidriera de gestión del jefe de Gobierno porteño ilumina mejor. De ahí que se observen distintas alquimias: radicales del interior jugados con Larreta comenzaron una campaña silenciosa de corte para ir colgados también de Bullrich; lo mismo sucede con los ignotos dirigentes locales que construyeron sus precandidaturas en tiempo récord alineados a los halcones y ahora buscan también hacer una diferencia cortando a favor de las palomas. Lo más paradigmático quizá sea lo que sucede en La Plata, donde un sector del bullrichsismo salió a pedir corte de boleta a favor del intendente larretista Julio Garro -en contra del precandidato Juan Pablo Allan, a quien tildan de arribista-, y en Tres de Febrero, donde un puñado de dirigentes filoperonistaspro y hasta libertarios iniciaron una campaña para respaldar a Diego Valenzuela. Aunque jamás lo reconozcan públicamente, medidas de este tipo son fomentadas y financiadas por los intendentes para hacer una diferencia en sus distritos.

La cúpula de conducción opositora no es ajena a estas maniobras y sigue con expectación cómo decanta a sólo 15 días de las PASO. En una entrevista con Letra P, el precandidato a gobernador Diego Santilli no esquivó del tema: "Yo juego la boleta entera. Después, los intendentes tienen historia de supervivencia en momentos difíciles y no me voy a meter en eso. Creo en ellos y en la gente, que es la que decide".

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A diferencia de JxC, en el campamento peronista el corte de boleta no está empujado por la interna nacional entre Sergio Massa y Juan Grabois, pues todos -en rigor, no todos: ver caso Julio Zamora- van en ambas tiras y en cualquiera de los casos, como contó este medio, son los jefes y jefas comunales quienes cosechan más votos que los correspondientes postulantes nacionales. Pero... siempre hay peros.

Para las primarias, los intendentes apuestan a la campaña localista, con lo que traccionarían la boleta provincial y nacional. Aunque en esta instancia no hay una estrategia de corte de boleta masiva y orquestada, en las recorridas por los barrios, ante los cuestionamientos al gobierno nacional y la situacion económica la dirigencia local empuja exclusivamente la figura del intendente. La campaña de corte está en el bolsillo. Los intendentes del conurbano se comprometieron ante Massa a empujar su candidatura para evitar que los tire para abajo.

Pero nada es tan lineal. "Para las primarias no hay una estrategia masiva de corte de boleta en los distritos, pero, si cuando caminamos vemos que un vecino está enojado con el gobierno de Alberto Fernández o no quiere votar a Massa, les decimos que voten a quien quieran en la nación, pero que corten la boleta en el distrito donde se hicieron un montón de cosas", reconoce a Letra P un miembro de la mesa de campaña de un intendente de la Primera sección.

A sabiendas de que el corte está entre el menú de posibilidades, el gobernador Axel Kicillof apuntó directamente ahí en un acto que encabezó este viernes junto al intendente Ariel Sujarchuk: "No hay octubre sin agosto, en las PASO tenemos que explotar las urnas con la boleta completa de Unión por la Patria", afirmó.

La herramienta del corte de boleta es, sin embargo, clave para el peronismo de cara a la elección general; como lo es para la oposición para sobrevivir más allá del 13 de agosto, a sabiendas de que sólo uno de los sectores se quedará con todo en una elección ejecutiva que todavía tiene un final abierto. Es por eso que dependiendo de los resultados de las primarias, los jefes territoriales de UP implementarán esta estrategia para salvar el pago chico de una posible ola amarilla que los tape también a ellos. Bajo la misma lógica, ninguno de los gobiernos PRO o UCR querrá quedar aislado de un posible triunfo nacional de Larreta o Bullrich. Un artilugio que tienen, unos y otros, por demás aceitado.

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