Así como el peronismo puede ganar tiempo para negociar con un nuevo cronograma electoral sin PASO en provincia de Buenos Aires, los tiempos también se estirarían para La Libertad Avanza y el PRO, mientras coquetean con una convergencia. Pero mucho antes del cierre de alianzas, que quedaría para el 9 de julio, hay otra fecha clave: el 18 de mayo.
La principal diferencia entre lo que estaba establecido hasta ahora y lo que puede cambiar la semana que viene, si la Cámara de Diputados bonaerense valida la suspensión de las primarias que aprobó el Senado, son cuatro días. Con el calendario que quedaría desechado, el triángulo de hierro PRO -conformado por Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro - tenía hasta el 14 de mayo para presentar su eventual sociedad con el LLA.
La pulseada Manuel Adorni-Silvia Lospennato, clave
Si bien ahora ese plazo se cumpliría más de 50 días después, lo cierto es que el resultado de los comicios porteños terminará pesando en la mesa de negociación, un entendimiento que está en pausa por la disputa electoral en la Ciudad de Buenos Aires, en la que la lista de Manuel Adorni y la de Silvia Lospennato no paran de marcar sus diferencias.
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El calendario que sería desechado por la Legislatura bonaerense traerá, igual, algo de alivio en las conversaciones entre LLA y PRO: por lo menos ahora no se sentarán a negociar a ciegas, ya que debían hacerlo cuatro días antes de saber quién le ganará a quién en la Ciudad. Ahora, cuando tengan que reunirse en la antesala del 9 de julio, esas cartas estarán echadas.
"Lo que pase en la elección porteña, va a determinar los acuerdos bonaerenses", le dijo a Letra P una fuente importante que participó de una de las mesas de acuerdos entre Casa Rosada y el triangulo de hierro PRO.
La mesa LLA- PRO deberá esperar
En los acuerdos bonaerenses en construcción, que todo indica servirán de modelo para el cierre nacional de los comicios de octubre, la tropa libertaria quieren que la amarilla se sume sin exigir condiciones, con Mauricio Macri fuera de la mesa que delineará la estrategia electoral. El macrismo, por su parte, reclama un pliego de garantías políticas para que sus intendentes y referentes locales tengan lugares en las listas. En otras palabras, LLA quiere absorber a su viejo aliado partidario, en tanto que el PRO se esmera por hacer valer el poder territorial de sus 12 intendentes, 13 diputados y 9 senadores provinciales.
En este punto muerto, ambos sectores reconocen que la suspensión de las primarias impulsadas por Kicillof les permitirá "ganar tiempo para seguir charlando", sobre todo para acordar nombres para la boleta nacional como las distritales. Por eso, un buen resultado de Adorni en la Ciudad le dará a Sebastián Pareja, presidente de LLA bonaerense, mayor poder de presión sobre Ritondo, Santilli y Montenegro, además de validar el argumento a favor del método karinista de la pureza libertaria en las listas.
En cambio, si Lospennato se impone a Adorni, la mesa PRO bonaerense podría exigir garantías electorales a LLA o amenazar con ir separados. Un dúo que no está pendiente de lo que ocurra en la Ciudad es el de Santilli y Montenegro: ambos se inclinan más por cerrar un acuerdo sin imponer demasiadas condiciones.
El obstáculo para la Casa Rosada no es el PRO: es Macri
Una fuente de diálogo cotidiano con la jefa de los libertarios reconoció a Letra P que en el territorio bonaerense no descartan un acuerdo de cúpulas si, en la práctica, el expresidente se queda afuera de la mesa de estrategias de campaña. "Macri no tendría por qué estar, pero más allá de eso en la provincia vamos a llegar al acuerdo que más nos convenga", sostuvo esta fuente que, hace tan sólo unas semanas atrás, sólo expresaba la posibilidad de incorporar dirigentes aislados, sin sellar un pacto estructural.
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LLA y dos de los integrantes del triangulo de hierro PRO.
En rigor, la filial bonaerense del PRO no necesita a Macri para rubricar una alianza con LLA. Es la Asamblea Legislativa, el órgano partidario que preside Néstor Grindetti, distanciado de su histórico jefe político, el que vota las políticas de alianzas electorales. Quienes conocen cómo funciona esta herramienta política aseguran que el triangulo de hierro amarillo tiene las manos necesarias para votar una fusión, aunque dudan que Ritondo rompa con el exmandatario.