Maximiliano Pullaro charla con Eduardo Spuler, el cortesano de Santa Fe protagonista de versiones sobre su renuncia.
Tras abrochar la reforma constitucional con su reelección incluida, crecen los rumores de que Maximiliano Pullaro logrará otro avance en su reforma judicial. Esta semana empezaron a rodar versiones sobre otra renuncia en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe. Este vez, el apuntado es Eduardo Spuler. El gobernador pensaba acelerar el tema tras las elecciones de octubre.
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El dato, no confirmado, empezó a repetirse en las mesas de café donde se cocina la rosca santafesina hasta que llegó a oídos de los operadores de la Casa Gris, que lo tomaron con cautela. Si bien en un primer momento se habló de una renuncia de efecto inmediato, en el gobierno dicen tener otra versión: el cortesano avisará en algún momento, posiblemente antes de fin de año, su dimisión a partir de febrero de 2026. Es decir, el mismo mecanismo que utilizó María Angélica Gastaldi. En ese caso, el gobernador retribuyó el gesto invitando a la exmagistrada a asesorar a sus funcionarios.
Lógicamente, el rumor reactivó la danza de nombres para ocupar la flamante vacante. Son muchos los que creen tener derecho a poner al nuevo cortesano o la nueva cortesana. Suenan, por ejemplo, la exvicegobernadora Alejandra Rodenas, empujada por la tribu peronista conducida por los senadores. También, ya dentro de Unidos, el juez federal de Reconquista Aldo Alurralde, amadrinado por Gisela Scaglia en representación del PRO.
Corte casi completa. De izquierda a derecha, el procurador Jorge Barraguirre, Jorge Baclini, Eduardo Spuler, Roberto Falistocco, Rafael Gutiérrez, Daniel Erbetta, Margarita Zabalza y María Angélica Gastaldi. Es una foto anterior a que asuma Ruben Weder.
La obsesión de Maximiliano Pullaro
Luego de desplegar un operativo de presión en toda la línea para forzar una renovación cortesana -no hay un supremo santafesino que esté hace menos de quince años en el cargo-, Pullaro logró cincelar una nueva mayoría en el máximo tribunal de la Bota. Lo hizo subiéndose a la interpretación de jurisprudencia reciente que le permitió sostener que el límite de 75 años para cortesanos que figura en la Constitución Nacional aplicaba también a la Justicia provincial. Fue la plataforma fáctica que le permitió presionar con correrlos por decreto o, incluso, vía juicio político.
Así las cosas, las vacantes se dieron por goteo: primero fue el radical Mario Netri, quien anunció en junio del año pasado que en diciembre se iría. Lo siguió Gastaldi, que en septiembre fijó su salida para abril de este año. En el medio, la Legislatura amplió la composición de la Corte de seis a siete sillas, argumentando que en causas sensibles en las que había empate terminaba definiendo un juez inferior seleccionado para desempatar, lo que generaba inseguridad jurídica y generaba que no haya una jurisprudencia confiable del tribunal cimero.
Spuler, de 82 años, ocupa hace un cuarto de siglo una silla en la Corte Suprema santafesina. Sin un pasado destacable como doctrinario ni una carrera en el Poder Judicial, el cargo para el que fue designado en 2000 fue beneficio puro y exclusivo de su vínculo con Carlos Reutemann. Abogado especialista en derecho laboral, con trayectoria defendiendo intereses patronales, Spuler supo representar al exgobernador en la gestión de sus campos y su hacienda.
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De lentes y mirando a cámara. Spuler integró la comitiva de cuatro cortesanos que el domingo 8 de septiembre del año pasado desayunó en la Casa Gris.
Oriundo del centro norte santafesino, el cortesano construyó su influencia fundamentalmente en el fuero laboral, no sólo por la ascendencia sobre sus actores sino también por el especial interés que muestra a la hora de tratar expedientes de esa temática que llegan a la Corte. Más allá de eso, siempre mantuvo un perfil tan bajo que ni siquiera quiso presidir el máximo tribunal en sus 25 años como supremo.