El gobernador Alberto Weretilneck fue directo ante los empresarios al presentar en Bariloche la Agencia de Turismo Río Negro (ATUR) y marcarles que desde ahora la pelota está en la cancha de ellos. “Es la primera vez que el sector público le podrá reclamar al sector privado, al revés que hasta ahora”, dijo.
“Lo más importante es que los fondos van a ser manejados por el sector privado. Ya no tendremos que recorrer oficinas y estar a merced de tal o cual funcionario. Será la industria y los que mejor la conocen, los que decidirán a dónde va el dinero”, dijo a Letra P uno de los principales empresarios del sector.
El fondeo es clave porque la ATUR recibirá mensualmente el 45% del total que genera en Ingresos Brutos el turismo en la provincia y serán administrados en exclusiva por su Directorio. Un promedio mensual de los primeros cinco meses del año es de $900 millones. Estiman que para el invierno podría llegar a inyectar más de mil millones en un mes pico.
Las peleas por las sillas de la Agencia de Turismo Río Negro
La administración de la agencia tiene 14 sillas, de las que diez les corresponden del sector privado. La presidencia será ejercida por el ministro de Gobierno, Turismo y Trabajo, Fabián Gatti. La cúpula política es compartida por los ministros de Desarrollo Humano, Cultura y Deportes, Juan Pablo Muena, y de Desarrollo Productivo, Carlos Banacloy, y la secretaria de Energía, Andrea Confini.
“Nosotros tenemos el manejo completo, pero ellos tienen la lupa, así debe ser”, completó el mismo empresario.
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Ministro Fabián Gatti, presidente de ATUR.
Por historia y peso económico, Bariloche es el principal destino de la provincia, del país y, por consiguiente, de la agencia. Así, entre los directores del sector privado, la ciudad tiene la mayor representación con cuatro asentos, mientras que las principales localidades cuentan con sólo uno o lo comparten una de las cuatro jurisdicciones: Cordillera, Mar, Estepa y Valle.
De esos cuatro directores, la hotelería tiene dos. Uno es Martín Lago, de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Bariloche, y el otro Mario Marino, de la Asociación de Hoteles de Turismo. También hay una silla para los representantes del turismo de reuniones que ocupa Lucía Boero de Bariloche Bureau, y otra para el sector de comercio, cuyo representante es Hernán Lagar, presidente de la Federación Federación de Empresas y Entidades Bariloche.
El ruido en Bariloche
La batalla central tiene en un rincón a Bariloche y en el otro a todos los demás.
La ATUR fue creada por ley en diciembre con el voto de todos los bloques legislativos, pero cuando debía comenzar a funcionar las disputas dilataron su puesta en marcha hasta la semana pasada. Con apoyo provincial, Bariloche puso sobre la mesa su pretendido directorio, con la legisladora Marcela Abdala como presidenta y Diego Piquín como director ejecutivo, un cargo que tendrá amplias facultades de decisión.
La figura de Abdala, de alto perfil opositor al intendente Walter Cortés, hizo mucho ruido en Bariloche y en Juntos Somos Río Negro. Además, a nadie en ATUR le gustó que le impusieran al director ejecutivo. Piquín era el número puesto del empresariado barilochense para el cargo. Se trata de un directivo con gran experiencia y trayectoria nacional e internacional, pero la imposición generó malestar.
En el medio, las otras localidades le recordaron a Bariloche que si se unen tienen más votos. La controversia llegó a la prensa y desapareció toda armonía.
Las tensiones con Walter Cortés
En la ciudad más poblada de los Andes Patagónicos la cuestión sumó otro ingrediente. Hace rato que el sector turístico salió a cuestionar a Cortés y la pelea embarró la puesta en marcha de la ATUR. El Ejecutivo local no simpatiza con el manejo empresarial de los fondos públicos.
A Weretilneck no le sobró una palabra ni le faltó cintura en la danza de las tensiones. El intendente Cortés llegó tarde al acto y se hizo lugar a su lado en la mesa, justo mientras hablaba el presidente de la Cámara de Turismo y hombre fuerte del sector, Néstor Denoya.
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Alberto Weretilneck presentó en Bariloche la Agencia de Turismo Río Negro (ATUR).
En su discurso, Weretilneck los convenció de definir por concurso público al director ejecutivo y a consensuar las decisiones. “Son ustedes los que tienen que ponerse de acuerdo. Primero, entre ustedes; luego con los intendentes y también con la provincia”, les advirtió.
Poco después, la agencia sesionó por primera vez, configuró un Directorio y Bariloche aflojó en su arrebato, confiando en que su candidato sigue en carrera por su propio peso específico.
El nuevo uno a uno
El turismo de Bariloche, como el nacional, enfrenta una encrucijada económica seria. El sector privado acuerda con las políticas nacionales de recorte de gasto público e inflación, y también con las desregulaciones, pero sufre el tipo de cambio, que le resta competitividad. “Se apuraron a apoyar, pero se agarraron los dedos con la puerta”, lamentó un referente del Círculo Rojo local.
Un transportista definió a Letra P al tipo de cambio como un nuevo uno a uno, mientras un hotelero prefirió hablar de “algo parecido a los ‘90”. Como resultado, cae fuerte el turismo receptivo y crece el emisivo. Para una ciudad, significa que la visitan menos argentinos y extranjeros, que prefieren destinos offshore. A lo que se suma una fuerte baja en el consumo.
“Es muy compleja la situación y esto en el gobierno nacional lo tienen claro, pero el turismo no está en el eje de la economía. La ATUR no puede hacer mucho ahí, hay que trabajar muy fuerte en definición de inversiones y acciones promocionales anticíclicas”, señaló Denoya a este medio.
Lago agregó a Letra P que “hay muchas dificultades y viene un invierno complicado. Lo importante es mirar por cuánto tiempo estaremos así. Si es un año o dos, hay que hacerse fuertes para salir adelante. Ahora, si son cuatro o cinco, muchos no llegarán a la otra orilla”, advirtió.