Cuatro bloques, incluido el de Weretilneck, no participaron del debate luego de que el oficialismo llevara militantes de Comercio y la UTA para presionar.
Walter Cortés, intendente de Bariloche, maneja la ciudad más poblada de Río Negro.
La negativa con la que se encontró el intendente de San Carlos de Bariloche, Walter Cortés, para que su proyecto de emergencia económica fuera tratado en el Concejo Deliberante terminó por acrecentar la brecha que mantiene el gobierno con representantes de la oposición en la ciudad más poblada de Río Negro.
El paso siguiente luego del traspié legislativo no fue tejer consensos sino que, a través del área de comunicación oficial, se difundió un mensaje para responsabilizar a quienes no dieron cuórum por la eventual falta de loteos, asfalto y de financiamiento para obras. Luego les ofreció una nueva oportunidad para tratar su iniciativa.
Desde su asunción, Cortés habló de la deuda que le dejó la anterior gestión, calculada en más de 6.000 millones de pesos, y las dificultades que tenía el municipio para cumplir con los servicios que brinda. Aquel estado de situación abonó el terreno para la aparición de un proyecto que declarara la emergencia económica, financiera, fiscal, de servicios y habitacional para Bariloche. El texto fue enviado al Concejo el martes con la intención de que fuera aprobado, sin mayores intervenciones, en una sesión extraordinaria convocada para el jueves.
La intención del oficialismo era contar con su emergencia antes de que terminara la semana, pero la mayoría de la oposición sugirió a los intermediarios llevar el proyecto al trabajo en comisiones y aprobarlo un poco más tarde. Ninguno se movió de esa postura, ni siquiera el partido del gobernador Alberto Weretilneck.
El miércoles a última hora ya se sabía que el Ejecutivo no contaba con los ocho votos para sancionar la emergencia, pero eso no desalentó al oficialismo, que antes de la sesión rodeó el edificio del Concejo Municipal con militantes del sindicato de Comercio, el espacio que condujo Cortés durante 30 años, los choferes de la UTA y algunos vecinalistas. Se anticipaba un clima enrarecido por los bombos, los gritos en apoyo a la emergencia y los abucheos para quienes se animaran a votar en contra.
Todo se desarmó media hora después de la hora señalada, el último jueves cerca del mediodía. Gerardo Del Río (PUL), presidente del Concejo y hombre de confianza del intendente, se acercó a la mesa junto a los otros dos concejales oficialistas y con la presencia de solo dos integrantes de la oposición. Con ese número no se logró el cuórum (se requieren seis concejales) y se anunció la suspensión de la sesión a pesar de que los demás ediles se encontraban en sus despachos. El proyecto que tanto ansiaba Cortés quedaba sumergido en la falta de acuerdos.
Al finalizar la reunión informal, tal como la describió Del Río y luego de los discursos contra los concejales ausentes, poco pudo aportar el referente del oficialismo respecto al futuro del proyecto. Hasta ese momento, los caminos parecían ser dos: el retiro de la iniciativa o el pase a comisiones para no arriesgar un rechazo que depositara el texto en el próximo periodo legislativo. Nada de eso ocurrió. La opción escogida por Cortés fue redoblar la apuesta, responsabilizar a los concejales ausentes por futuras penurias del municipio e instarlos a tratar el texto en una nueva sesión.
La novedad se difundió en forma de placa en las redes sociales. Llegó a los despachos en cuestión de segundos y acrecentó el malestar que ya tenían los seis concejales opositores que no dieron cuórum, entre ellos el bloque de JSRN. Horas antes, los referentes de los cuatro partidos políticos habían firmado un comunicado de prensa en el que criticaron los métodos de Cortés para exigir la aprobación de la emergencia y la presencia de manifestantes en el lugar. Además, reiteraron su decisión de analizarlo en comisiones. De nuevo en la vereda opuesta a la del Ejecutivo.
“En vez de buscar vínculos, sigue peleando”, dijo uno de los asesores legislativos que presenció las reuniones previas con el jefe de Gabinete, el exjuez Héctor Leguizamón Pondal. Uno de los concejales, que pidió reserva, resumió la actitud del Intendente en un “capricho” que no tiene futuro.
Al hacer un recuento de votos posibles, el escenario es el siguiente: el proyecto que declara la emergencia cuenta con los tres votos oficialistas del PUL, uno de Nos Une Río Negro y otro de Incluyendo Bariloche, dejándolo a tres votos de la aprobación. Por la negativa se mantienen los tres concejales de Juntos Somos Río Negro (JSRN), que responde a Weretilneck, la representante de Juntos por el Cambio, el otro concejal de Incluyendo Bariloche –dividió a ese espacio- y el concejal de Primero Río Negro, la fuerza política que acompañó a Javier Milei durante la candidatura a gobernador de Ariel Rivero. Un escenario por demás adverso para las intenciones de Cortés.