Apenas asumió funciones como apoderado del frente de Daniel Scioli y Victoria Tolosa Paz, este viernes, Aníbal Fernández se encargó de abrir canales de diálogo informales que este fin de semana se pondrán al rojo vivo.
La mira está puesta en el próximo miércoles, cuando venza el plazo para la presentación de alianzas y frentes para competir en las elecciones. La principal preocupación entre los sciolistas es que sus rivales en la interna oficialista, a quienes acusa de operar para bajarlos de las PASO, intenten incluir alguna clásula para impedirles a último momento participar.
"Estamos negociando eso: que no pase nada raro a último momento. Lo demás, no se negocia nada. Vamos a la PASO", dice un integrante de la mesa chica naranja.
En el círculo que rodea al embajador argentino en Brasil se aferran al discurso de la resistencia épica. Después del documento firmado por los gobernadores peronistas el miércoles pasado en el que piden una lista de unidad, un mensaje directo a su figura y su decisión de ir a la interna, se preparan para recibir este sábado el que dicen será un nuevo embate en ese sentido, la aparición en escena del archirrival, Sergio Massa, en el acto del Frente Renovador, donde esperan que el ministro vuelva a acusar a Scioli de atentar contra la gobernabilidad y el orden en el oficialismo.
"Si hacen tanto esfuerzo para bajarnos es porque tan fuertes no están. Es una señal de debilidad para ellos", chicanean en el entorno de Scioli, un círculo de dirigentes, exministros bonaerenses y exlegisladores que esta semana se mostró a pleno en la inauguración del nuevo bunker porteño.
Esa resistencia naranja que promueve Scioli con un spot lleno de referencias a su pasado como motonauta avisa al resto de los actores del Frente de Todos que la decisión es ir hasta el final "contra viento y marea", porque no hay posibildad de un acuerdo electoral que implique bajar su postulación. "Si se hubiera podido resolver, ya se hubiera resuelto. Pero no se resuelve, por eso vamos a unas PASO", dicen.
El episodio de los gobernadores fue, explican, una muestra clara de eso. En el sciolismo aseguran que hubo allí una operación de presión para que firmen un documento donde se pedía lista única "que no tuvo efecto". Señalan en ese marco la declaración posterior a la reunión del CFI del miércoles del chaqueño Jorge Capitanich, que salió a destacar las bondades de las primarias. "Se desdijeron a las horas", dicen los sciolistas. "Ellos no tienen un candidato de unidad. Si lo tienen, que digan quién es", presionan.
Ante lo que nombran como unas "PASO inevitable", Scioli y su mesa política concentran ahora todos los esfuerzos en los aspectos formales, ante la sospecha de que si no hay ordenamiento político sus rivales intentarán bajarlo con algún impedimento legal.
Todas las miras están puestas en el próximo miércoles 14, cuando cierren los frentes y se definan las reglas del juego para ir a la PASO del Frente de Todos, o como sea que resulte rebautizado el frente del pankirchnerismo. No sólo hay tensión por el establecimiento de los pisos para la interna -una pulseada clave para el reparto final de los lugares en las listas-; la inquietud pasa por el reglamento que se defina para la oficialización de las candidaturas.
En el sciolismo temen que se intente incluir una cláusula por la cual los candidatos deban presentar un porcentaje de avales de afiliados de todos los partido que integran el frente. Eso incluiría, por ejemplo, los archienemigos del sciolismo, el Frente Renovador. "Sería un escándalo. Una norma puesta para dejarnos afuera. Estamos negociando para que no ocurra eso", explican cerca de Scioli.
El rol de Aníbal Fernández, entonces, cobra cada vez más relevancia. "Va a haber una negociación. Y nosotros tenemos mejores apoderados que ellos", sacan pecho.