TRIBUNA LETRA P | CRISIS Y OPORTUNIDAD

Rebelión conservadora, pospolítica y el día después de Javier Milei

¿Qué caminos tomará la Argentina pendular? ¿De la revolución antiprogresista de nuevo al progresismo tradicional? ¿Hay un extremo en el centro "sensato"?

“Vivimos en una época en la que todo lo que representamos está bajo ataque. Nuestra libertad individual está amenazada. La prosperidad y el bienestar de nuestras familias están bajo ataque. La educación de nuestros hijos está siendo atacada. Frente a esto, la gente entiende que, en esta era, la única forma de ser rebeldes es preservar lo que somos. La única forma de ser rebeldes es ser conservadores. No seremos parte de la política tradicional porque estamos del lado del pueblo”. El fragmento, que hoy no nos parece tan extraño, es parte de un discurso pronunciado por Giorgia Meloni en febrero de 2022, en una de las cumbres de la Conferencia Política de Acción Conservadora que rescata Franco Delldonne en su podcast Que hay en la Baeza de… Esas cumbres conservadoras de las que ahora participa Javier Milei y su red de dirigentes de la “nueva derecha” o los llamados “nacional-conservadores”, etiquetas en las que cuesta encasillar a todos los que se sienten parte.

¿A qué hace referencia Meloni cuando dice que vivimos bajo ataque? A que el pueblo está siendo víctima de los políticos de siempre. ¿Y quiénes entran en ese pueblo que está en la cabeza de Meloni o Milei y de tantos otros que comparten esa tribu? Los molestos con la agenda woke, los que están contra los migrantes, los indignados, los que fueron quedando relegados, los que no son parte de los privilegios.

Giorgia Meloni.jpg
Giorgia Meloni.

Giorgia Meloni.

“Yo soy una mujer, una madre, soy italiana, soy cristiana”, repetía con vehemencia la ahora primera ministra italiana en plena campaña electoral. ¿Cómo se lleva eso de “soy una mujer” con el feminismo? Algunos hablan de femo-nacionalismo. De usar el feminismo para encauzar las críticas contra la inmigración. Que es para reforzar su discurso identitario y antimigrante. La pretensión de un país homogéneo, la mujer en rol de madre, de familia y trabajadora. Un tradicionalismo que cobra fuerza y emerge rebelde frente a una supuesta verdad establecida o de lo que debería ser la evolución o progreso con inclusión e igualdad. “La familia es un enemigo, la identidad nacional es un enemigo, la identidad de género es un enemigo. Todo lo que nos define para ellos es un enemigo. Es el juego del pensamiento único. Quieren quitarnos todo lo que somos porque, cuando no tengamos identidad, estaremos privados de conciencia”, agregaba hace tiempo Meloni, contra la idea de modificar en los documentos la referencia a padre, madre y género.

¿Vuelta la pasado o nueva identidad política y redefinición del conservadurismo?

Giorgia Meloni, Javier Milei y la batalla por las mentes y las pantallas

Esa era del enfrentamiento a la que refiere Meloni cuando dice que el pueblo está bajo ataque tiene, claramente, su dimensión cultural y comunicacional. “La ruptura y destrucción de verdades”, dice Christian Salmon. La argumentación pierde frente a las pasiones en la disputa por captar la atención en estos tiempos complejos y competitivos que caracterizan a la era digital; tiempos en los que la confrontación y la polarización se utilizan para desacreditar a los oponentes y crear una narrativa dominante. Pero, como toda batalla cultural, se trata de abrevar en “algo que está ahí, en las prácticas, percepciones y sentimientos populares”. Pasiones que tienen sus razones y son alimentadas durante tiempo. Sería un error quedarse en lo digital, en el poder de las redes, en la táctica de la confrontación, en los modos o en los afectos sin motivos.

Javier Milei CPAC 2.jpg
Javier Milei en la cumbre porteña de la CPAC.

Javier Milei en la cumbre porteña de la CPAC.

En el mismo ámbito de las conferencias políticas de acción conservadora en la que hablaba Meloni, pero realizada en argentina recientemente, uno de los “guerreros” culturales del presidente Milei hacía referencia al teléfono móvil como “el arma más poderosa en la historia de la humanidad”. Según el influencer Daniel Parisini (Gordo Dan), el celular es clave para llamar la atención y librar la “batalla por las mentes”.

Es una batalla que, en línea con su propia mirada, se da en los medios, en la escuela, en las universidades y en las propias familias; una batalla que libran tanto contra el aborto y la eutanasia como contra el déficit, el Estado o la justicia social; contra el veganismo o el ecologismo. Le llaman “la batalla de las pantallas”, pero, en realidad, es por la hegemonía cultural.

La lucha hegemónica siempre se relaciona con identificaciones que se generan a partir de los vínculos afectivos. Una batalla donde, acorde a la mirada de esta “nueva derecha”, los jóvenes son tan decisivos y protagonistas como las pantallas, porque la historia no se puede cambiar con “los de siempre”, con los “tradicionales” (políticos o periodistas, ratas o ensobrados) y que el camino para vencer a la izquierda no podía ser con los “del centro”, a quienes consideran “tibios y cobardes”, sobre todo en contraste con la derecha “valiente y liberal”.

Embed - EL GORDO DAN LIDER del BRAZO ARM@D0 DE MILEI HABLA en CPAC Argentina 2024

Los Gordo Dan y la identidad política

Quienes sostuvieron que la adhesión al sistema democrático no podía sustentarse solo por la razón fueron, justamente, caracterizados como conservadores y acusados de socavar el proyecto democrático, pero, como explica Chantal Mouffe, los afectos juegan un papel central en las identidades políticas. Es la construcción de la identidad política por medio de la identificación que siempre implica una dimensión afectiva.

La batalla a la que hace referencia Gordo Dan se libra en la esfera pública que, para el influencer y agitador, son las redes, los medios no tradicionales, las pantallas, ahí donde se movilizan las pasiones por medio de la confrontación y del enfrentamiento. La adhesión se genera a partir de afectos que, sin duda, se vinculan con experiencias personales. La construcción de la identidad política por medio de la identificación, donde los efectos son centrales.

Nos cansamos de decir que el voto es emocional, que así se votó, en estado de cólera y con resentimiento, en la elección que depositó a Milei en la Casa Rosada, pero poco se hace referencia al origen de esos afectos. Para graficarlo basta con recordar el debate de la última elección en Argentina: sería como pensar que la identificación se podía generar por el lado de conocer de qué se trata el GDE (ahora todos sabemos que es el Sistema de Gestión Documental que se utiliza en la administración pública) en lugar de mostrarse como una víctima del sistema tradicional y de la política profesional, que tanta frustración acumuló durante largo tiempo. El esfuerzo insistente por demostrar que se tiene razón, sin reparar en lo que le pasa al otro, nos trajo hasta acá, y cuando ahora, una y otra vez, se vuelve al debate para demostrar, frente a la evidencia que arroja el transcurrir de los acontecimientos, que se tenía razón, no significa otra cosa que el empecinamiento en refregar el equívoco en el que incurrió el votante, en lugar de comprender su comportamiento.

Embed - ELECCIONES ARGENTINA 2023 | Cinco momentos del debate presidencial entre Massa y Milei | EL PAÍS

“Post”, el prefijo que desvela en la era Javier Milei

¿Prevalecerá la Argentina pendular? ¿Nos deslizaremos de la rebeldía conservadora hacia lo tradicional? ¿Será el centro “sensato” el nuevo extremo? ¿Habrá una nueva oportunidad para la política tal como se la conocía? ¿O buscaremos expresiones de rupturas desconocidas? ¿Se potenciará el capitalismo de plataformas con los Elon Musk o los Marcos Galperín involucrados, ya no solo como factor de poder sino inmersos en los equipos de gobierno?

¿La oposición será capaz de comprender y, más aún, de interpretar y canalizar nuevas pasiones? ¿Puede el centro generar afectos de adhesión o se convertirá en opción recién cuando emerjan nuevas pasiones refractarias al actual gobierno, producto de su eventual fracaso?

Se habló de posdemocracia a partir de la erosión de dos de sus pilares fundamentales: igualdad y soberanía popular. Y de pospolítica por pensar que no había alternativa posible a la globalización neoliberal y el auge del tecnicismo. Algo así como la pretensión de destronar a la política y liberar al pueblo de la tiranía del Estado para ingresar a la era de libertad; una era de libertad, por cierto, con restricciones y desigualdades crecientes; con proteccionismo por un lado y apertura por otro; con regulaciones para migrantes o para los sistemas educativos y de salud pero con desregulaciones para el mundo corporativo y financiero.

Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/Letra_P/status/1865763933044592960&partner=&hide_thread=false

Con todo, la gran duda es si seguiremos avanzando con movimientos pendulares o el cambio recorre caminos desconocidos al infinito y más allá.

¿Qué viene después de Javier Milei?
El Correo Argentino desplazó al Director de Tecnología de la empresa, un cargo clave para la organización de las elecciones.

Las Más Leídas

También te puede interesar