La especulación general en la política de Córdoba es que el expresidente Mauricio Macri terminará sellando una alianza estratégica y de corte electoral con Javier Milei, pero el ala amarilla que se referencia con Patricia Bullrich no quiere esperar y ya tiende puentes por su cuenta pensando en 2025.
Laura Rodríguez Machado, la diputada y armadora de la ministra de Seguridad, es la más activa en ese frente. Con diálogo permanente con Gabriel Bornoroni-el nuevo jefe de La Libertad Avanza por imperio de Karina Milei y Martín Menem, al que se agregó la venia judicial- la dirigente del PRO hace méritos internos para buscar un lugar en la lista.
El alineamiento con el eje liberal-libertario no es problema. Bullrich fue la primera en saltar el charco y hoy se muestra como una dirigente con llegada a Milei, como quiso demostrar en su oferta de mediación entre el jefe de Estado y el periodista Jorge Lanata en su último contrapunto. “Pará la demanda, me comprometo a hablarlo con el Presidente”, exhibió su llegada.
Bullrich no duda. Es todo o nada. Con ese reflejo, en las provincias empiezan con los tempranos globos de ensayo porque, en definitiva, las fuerzas convivientes definen la política de alianzas, con anuencia (o no) de sus popes.
La alianza que ¿avanza? en Córdoba
A su círculo, Rodríguez Machado les habla de turnos y reglas tácitas. En otras palabras, cree que debe ocupar un renglón importante en la futura boleta porque en la elección por el gobierno de la ciudad de Córdoba depuso su candidatura a favor de Soher El Sukaria. Quienes la persuadieron en ese momento le dijeron que todavía tenía dos años más de mandato en Diputados. Que empiezan a consumirse, claro.
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La mano derecha de Mauricio Macri en la provincia no adelanta su juego y se enfoca en su tarea en el Concejo Deliberante de la capital. La información que maneja esa tropa es que el jefe del PRO no licuará su sello, pero claramente todo dependerá de un análisis del tablero.
En definitiva, son más los nombres que apuestan a una confluencia violeta-amarilla que a un juego aparte, pero nunca se sabe.
El PRO, otra vez, saca su interna desde las entrañas. El ala dura del PRO construye esa relación y empieza con quienes tendrán la lapicera. Lo cierto es que el empoderado Bornoroni prefiere mantenerse alejado de los “problemas” de casta.
Las cuentas que hace Gabriel Bornoroni
Sin embargo, el jefe de la bancada oficialista hace números. Son varias las figuras interesadas en subirse al tren que, en Córdoba, todavía camina tras la migración del electorado de Juntos por el Cambio a las filas del “león”.
Luis Juez niega por lo bajo una candidatura potencial y quienes no quieren al taquillero senador en la boleta refuerzan la hipótesis: “es fuerte en el Senado y en el Consejo de la Magistratura”. Naturalmente, ya lo cuentan dentro del esquema que responde al oficialismo nacional.
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Patricia Bullrich envía a sus alfiles a dialogar con Gabriel Bornoroni, Karina Milei y Martín Menem.
La orden de Karina Milei es fortalecer lo propio, pero en Córdoba la multiplicidad de actores no lo hace sencillo. Bornoroni no quiere que la dirigencia foránea cope la lista de postulantes que, poco más tarde, se sentará en el bloque que comanda. La experiencia enseña.
De pocas palabras, ya dio una muestra de su forma de construcción cuando sentó a sus socios en las delegaciones locales del PAMI y la ANSES.
Un amarillo en cada puerto
La batalla por un puesto expectable que asoma entre dos candidatas posibles, como Machado y El Sukaria, deja de lado un problema más profundo. Son tres los escaños que el PRO pone en juego: al que ocupa la adlátere de Bullrich debe sumarse el de Héctor Baldassi y Oscar Agost Carreño, que asumió en reemplazo de Gustavo Santos.
Cercanos al proyecto del gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, se suman los elementos para sospechar la migración, en caso de que busquen la repitencia en el recito.
El exárbitro ya acomodó a su tropa en el esquema de gobierno del Partido Cordobés, mientras que el presidente del PRO local juega en tándem con Nicolás Massot, hombre que busca reorganizar a la tropa amarilla, pero dentro del esquema del nuevo cordobesismo.