Entre las tres bancas que se emanciparon del bloque oficialista luego de la implosión libertaria de la semana pasada, María Cecilia Ibáñez aparece como un caso emblemático. Representante de la provincia de Córdoba, llegó a la Cámara de Diputados acompañando a Gabriel Bornoroni, el hombre que se quedó con la conducción que ostentaba Oscar Zago, su terminal política a nivel nacional.
Tal como lo hizo a lo largo de la última campaña electoral, entiende que el desafío debe darse desde un frente partidario. Ahora con un interbloque que, como Zago, propone ampliar incluyendo a sectores que son resistidos por el sector libertario que terminó corriendo al diputado porteño de la conducción para poner al “obediente” empresario estacionero.
Como la mayoría de sus colegas mediterráneos, masculla broncas con el nuevo presidente del bloque oficialista, pero propone mirar para adelante para que, con el carro andando, se acomoden los melones.
Quién es María Cecilia Ibáñez
Cuando entró por primera vez a su despacho en la Cámara de Diputados, Ibáñez se encontró con que le habían dejado “un regalo”. Así describió la cordobesa a los restos de excremento humano con los que alguien decidió recibirla de manera hostil. La situación, por cierto extraña, fue denunciada y rápidamente cobró notoriedad pública, lo que le permitió a la oriunda de Carlos Paz empezar levantando el perfil en un bloque plagado de figuras desconocidas.
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Abogada egresada de la Universidad Nacional de Córdoba, Ibáñez es la única del terceto de representantes cordobeses que ingresó a la Cámara baja colgado de la boleta de Milei que tenía una trayectoria política previa. De hecho, llegó a formar parte de la gestión del intendente juecista-kirchnerista Daniel Giacomino, como asesora letrada de la empresa municipal de transporte.
Celeste Ponce tuvo su primera aproximación en la elección pasada y Bornoroni había decidido saltar del gremialismo empresario a la política partidaria apenas meses atrás, cuando fue candidato a vicegobernador en la coalición que habilitó la alianza entre el MID y el Partido Demócrata.
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Los días felices: Gabriel Bornoroni y María Cecilia Ibañez cuando recibieron sus diplomas como diputados electos.
Como en muchos otros casos en Córdoba, hoy mantiene distancia con el nuevo jefe de bancada libertario, con quien de cualquier manera deberá sostener una relación directa, no sólo en lo que respecta a la territorialidad, sino de cara a la continuidad del debate parlamentario. Ibáñez es la flamante secretaria parlamentaria del bloque que comanda Zago y que deberá coordinar con LLA. Juntos, trabajarán para impulsar la aprobación de la ley ómnibus XS. En ese punto, las diferencias se diluyen.
Una coalición para Javier Milei
Si bien el MID había sido una de las fuerzas fundadoras de Unión por Córdoba que encabezó el peronismo comandado por José Manuel de la Sota a finales de los '90, Ibáñez tuvo una incidencia directa sobre otro de los acuerdos que pusieron a su partido en el primer plano del radar provincial: la fundación de Carlos Paz Unido, la fuerza con la que Esteban Avilés llegó a la intendencia por primera vez en 2011.
Como contó Letra P, en ese plano aliancista, ahora es la principal impulsora de un acuerdo con Adriana Nazario de cara a las elecciones en Río Cuarto, la capital alterna de la provincia de Córdoba.
Con ese perfil, Ibáñez se hace cargo del desafío de un nuevo bloque que buscará ampliar su capacidad de incidencia en pos de la conformación de un espacio amplio en el que puedan sumarse todas las fuerzas que estén dispuestas a acompañar al Presidente en el parlamento, en un escenario en permanente movimiento.
El desplazamiento de Oscar Zago
En cada una de sus intervenciones, Ibáñez recuerda el carácter fundacional del MID para la carrera política de Milei y así explica la importancia de su jefe político en el armado libertario. “Oscar le dio el sello para que se convierta en diputado en 2021 y es uno de los primeros partidos en apoyar su postulación a la presidencia”, destaca, echando mano a una carta que su partido hoy utiliza como “prueba” de que Zago “nunca habría avanzado sin la aprobación” del mandatario libertario, que en los momentos de la ruptura se encontraba de gira por los Estados Unidos.
“Estaba lejos, ocupado en temas mucho más importantes y sin posibilidades de intervenir”, explica dejando entrever una especie de “cama” de la que Zago podría haber sido víctima a finales de la semana que pasó.
Entre otras cosas, por eso, siente que lo que sucedió con Zago es “una injusticia”. Insiste que cada una de las decisiones que habilitó el exjefe de bancada liberal tuvo el visto bueno del Presidente y que lo sucedido en la comisión de Juicio Político fue parte de una “jugada” sobre la que prefiere no ahondar, aunque por lo bajo apunta a Bornoroni y Martín Menem, con quien asegura tener “buena relación”.
En medio de la ola de rumores que apunta contra la figura de Karina Milei, prefiere no cargar las tintas contra la secretaria general de la Presidencia y alistarse, todavía estratégicamente, con la obediencia libertaria que no cuestiona a "El Jefe".