Myrian Prunotto ya no oculta lo que por mucho tiempo se deslizaba como rumor. La vicegobernadora de la provincia forma parte, por voluntad propia, del elenco de candidaturas que aspiran a suceder a Daniel Passerini en la intendencia de la ciudad de Córdoba.
Lo deja claro su entorno, ante las consultas de rigor; lo expuso públicamente la pasada semana, en un acto realizado en la sede del gremio de los trabajadores de correo (Alecyt), al que invitó a correligionarios, dirigencia y al viceintendente, Javier Pretto, el otro socio dorado en el Partido Cordobés.
Ninguna de las acciones es casual, nada lo es en política. La movida de la exintendenta de Estación Juárez Celman también sirve como respuesta a la marea de críticas que la rodea, casi todas provenientes del peronismo de la misma ciudad capital que aspira a gobernar.
Myrian Prunotto recoge el guante
La admisión de la vicegobernadora requiere una lectura colateral. Después de meses de especulaciones, algunas de ellas inducidas, su trayecto no contempla la Cámara de Diputados. No al menos en el turno electoral que se disputará en sólo cinco meses.
Su entorno asegura que su decisión final está atada a lo que disponga el gobierno provincial. Más precisamente el gobernador Martín Llaryora, a quien ratifican como su líder político.
No obstante, las mismas voces evocan que ella nunca dejó de considerar la posibilidad de cargos ejecutivos, a los que siente más adecuados a un ímpetu de gestión. Consecuentemente, considera que los roles parlamentarios, a los que no rehúye, no le permiten un necesario despliegue.
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Myrian Prunotto apunta al gobierno de la ciudad de Córdoba en el '27
Pero ha sido precisamente su rol en la Legislatura lo que ha condicionado cualquier cálculo a futuro. En las últimas semanas, lo indican algunas encuestas, su nombre fue el más cuestionado durante la novela por una cantidad de contratos ocultos bajo modalidades imprecisas para el cuerpo parlamentario.
Como presidenta del Poder Legislativo, le adjudican la mayor responsabilidad por la falta de información sobre cientos de dirigentes sin función y punteros conchabados. El escándalo, vale recordar, estalló luego que Guillermo Kraisman, oscuro operador peronista, pretendiera cobrar el cheque emitido a nombre de una empleada no registrada, cuyo vínculo se adjudica a Nadia Fernández, vicepresidenta del bloque de Hacemos Unidos por Córdoba.
La desconfianza del peronismo
Periodistas y dirigencia opositora descargaron artillería verbal y pedidos de informe sobre el rol de Prunotto y sus presuntas omisiones. Pero también pegaron legisladores oficialistas, que en estricto off, esperaron que la referente de los radicales asociados al Partido Cordobés asumiera el costo del alboroto. Cualquier pérdida de crédito sería inoportuna para quien alberga aspiraciones de acceder a lugares expectables en las listas para Diputados por Córdoba.
Más allá de las razones formales, en cada embate resonaron viejas desconfianzas de viejas voces peronistas, que nunca terminaron de digerir su inclusión en el gabinete del gobierno provincial.
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Particularmente duras han sido las críticas provenientes de la capital provincial, epicentro de la resistencia contra los aliados extrapartidarios.
Algunos registraron tempranos movimientos de radicales disidentes por distintas seccionales de la ciudad. Muchos más bramaron cuando constataron jugadas en nombre del prunottismo para las elecciones para renovación de autoridades en los centros vecinales. “No sólo nos caminan la cancha; nos quieren caminar a nosotros”, refunfuña un histórico armador.
Para la exintendenta de Estación Juárez Celman, tanto las denuncias por “empleados fantasma”, como los enojos de los puristas encierran un mismo objetivo: eliminarla de cualquier competencia futura en un tablero aún configurándose tras la irrupción de Javier Milei y sus diatribas contra la casta política.
Precavido, su entorno remarca que aún mantiene activos de gran valor: conocimiento territorial y contacto con autoridades municipales, especialmente del Gran Córdoba. “Quien quiera ganar necesitará territorio y votos, sobre todo desde fuera del peronismo”, reflexionan.
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Miryan Prunotto y Javier Pretto en el acto por el Día del Trabajador
Gestos con Javier Pretto, centros a Alejandra Vigo y Daniel Passerini
Para el acto de la pasada semana, confirmación de su recalibración, Prunotto fue cuidadosa en el envío de invitaciones. Además de militancia propia, contó con representantes de distintos sectores, peronistas y aliados, que convergen en el gobierno provincial. Ante todos ellos, reafirmó la pertenencia de los radicales díscolos en la alianza Hacemos Unidos por Córdoba.
Sentados en primera fila destacaron las presencias de nombres que responden a los principales dirigentes del peronismo, en la capital y el Gran Córdoba. Entre ellos el ministro de Cooperativas y Mutuales de la Provincia, Gustavo Brandán, cercano a Llaryora y armador en el departamento Colón; las legisladoras provinciales por HUxC Luciana Presas, Dolores Romero, Carmen Suárez y Cristina Pereyra, la dos últimas parte del armado en la ciudad de la senadora Alejandra Vigo ; el legislador Martín Simonian, de confianza de Passerini y presidente del bloque de HUxC en el Concejo Deliberante.
Junto a ellos se ubicó el viceintendente Pretto, expresidente del PRO y socio amarillo en el Partido Cordobés. Como a Prunotto, lo sobrevuelan desconfianzas y recelos de los compañeros. Como la vicegobernadora, busca desplegar juego propio sin exceder acuerdos previos.
Los convocantes al acto prefieren no asignar rol destacado en la escena al exdiputado. Más bien, prefieren señalar la variedad de apoyos reunidos en la céntrica sede gremial. “Martín, Daniel y Ale enviaron gente. Ellos entienden que Myrian quiere sumar, no dividir”, destacan.
El abanico de nombres opera también como prevención ante cuestionamientos que no tardaron en llegar. Operadores que caminan las calles mediterráneas reparan en una larga lista de postulantes y advierten que cualquier posibilidad de postularse para la intendencia será a costa de uno de llos. Más aún, reparan en que el reposicionamiento coincide con la semana más crítica para la gestión de Passerini.
Por si acaso, vuelven a dejar una afirmación categórica: el peronismo nunca va a trabajar para consagrar a un extrapartidario.