Las idas y vueltas en torno al armado del gabinete de Javier Milei se llevaron puesto al abogado tributarista Marcos Sequeira, que tenía todo resuelto para desembarcar en el equipo de La Libertad Avanza pero, con su designación a punto de oficializarse, encontró cosas que no le cerraron y, activando el estilo Reutemann, dio un paso al costado en modo incógnito.
El de Sequeira no es el primer caso en el que las negociaciones avanzan para luego retroceder de modo abrupto. Como contó este medio, el cirujano Eduardo Filgueira Lima se fue de La Libertad Avanza tras desarrollar los planes para el área de Salud y luego de haber sonado durante semanas como el candidato a asumir en esa repartición. "Fue por cuestiones domésticas", dijo. Ahora, el cordobés Sequeira tenía confirmado su desembarco la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y ya había iniciado conversaciones directas con el presidente electo, con quien había acordado algunas dinámicas de trabajo y otros pedidos que estaban en estudio. En la negociación amplia, el "paquete" terminó trabando la designación.
Sequeira coincidía con Milei en el diagnóstico respecto de la necesidad de “acomodar” la política tributaria. Considera que la Argentina tiene una cantidad de impuestos inédita para la región que atenta contra la llegada de inversiones y el crecimiento general de la economía del país. Con el sector más duro del elenco libertario, el letrado cordobés difunde la visión de una matriz de “corrupción estatal” contra la que hay combatir de modo urgente.
“Esto conlleva la promoción de un mejor código de ética para todos los empleados y funcionarios; y la creación de un sistema eficiente para reportar y manejar irregularidades”, escribió en una especie de decálogo que hizo público durante la tarde del lunes.
“Se deberán tomar medidas firmes para reemplazar a funcionarios que no cumplan con estos estándares por profesionales honestos y competentes”, agregó el hombre que en diferentes entrevistas en medios cordobeses afirmó que entre sus exigencias había solicitado la libertad para “cortar cabezas”. De hecho, llegó a hablar de 3.000 agentes que fueron efectivizados en el último tiempo, cuyas contrataciones debían ser revisadas.
A pesar de eso, el tributarista se encontró con una serie de decisiones que, según entendió, perjudicarían directamente su eventual labor al frente de la AFIP. Lo transparentó en su cuenta oficial de Facebook donde compartió una información que hablaba del eventual salto partidario de Guillermo Michel, que continuaría al frente de la Aduana; Marco Lavagna que seguiría en el Indec; y Raúl Rigo, de eventual permanencia en la Secretaría de Hacienda. Sequeira, entonces, puso el grito en el cielo, condenando la continuidad de los responsables de una matriz que él estaba decidido a combatir.
Lo que no queda del todo claro es si esos nombres se pusieron sobre la mesa como condición para definir su designación o si Sequeira decidió dar el portazo ante la eventual llegada del brazo massista, que podría ocupar lugares de relevancia en nuevo esquema de la transversalidad libertaria.
Otra vez, la política
Con una trayectoria ligada al ámbito académico y el sector privado, los lazos de Sequeira con el mundo libertario se encuentran a partir de dos de las figuras fuertes del espacio que tomará el control del gobierno nacional el próximo domingo. Una de ellas es Diana Mondino, cuyo padre, Víctor, es el fundador del Banco Roela, una de las tantas instituciones con las que el tributarista trabajó a lo largo de su carrera.
Crítico de las políticas de blanqueo, que marcaron el eje de sus cuestionamientos al perfil fiscal de la gestión de Mauricio Macri, en su currículum, además, se destaca su participación ad honorem como asesor en los procesos que reformó la Ley Penal Tributaria, en la Comisión de Reforma del Código Penal, y en la discusión sobre Régimen de Coparticipación Federal de Impuestos. Sus conocimientos cruzados en materia legal y económica también son uno de los activos que estaba dispuesto a ofrecerle al nuevo gobierno, algo que finalmente no sucederá.
En la pulseada, la reunión del martes en el Hotel Libertador definió una nueva victoria del ala política del comando libertario, que cada vez gana más espacios en el gabinete en detrimento de los outsiders que tienen como principal referente a la figura del presidente electo. Según trascendió, el cargo que había sido ofrecido a Kusa Liban, un abogado socio del estudio fundado por el titular de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja, finalmente sería para Florencia Misrahi, quien hasta hace no mucho tiempo ocupó cargos de importancia en la estructura de la cerealera Cargill. Ambos estaban encargados de la transición en la repartición.
Asumiendo su suerte adversa, el cordobés agradeció el apoyo recibido durante las últimas horas y escribió: “Finalmente el Presidente electo se ha decidido por profesionales que sin lugar a dudas están mucho más capacitadas que yo. Lo felicito y las felicito y deseo que Dios los bendiga para construir una Argentina mejor”.
Horas antes había asegurado que no quería ser él quien anunciara su llegada a la gestión pública por temor a que le sucediera “lo mismo que le pasó a la chica de la ANSeS”, en referencia a la diputada Carolina Piparo, quien fue anunciada en ese cargo por el propio Milei y luego remplazada. Teniendo en cuenta el grado de certeza que fue teniendo el dato sobre su desembarco a lo largo de todo el martes, eso fue exactamente lo que pasó. Como se suele decir, una profecía autocumplida.