El médico pampeano Eduardo Filgueira Lima dio un portazo a La Libertad Avanza y eligió el Modo Reutemann: “hubo cosas que no me gustaron”, dijo a Letra P para explicar su salida, incluso antes de que la historia comenzara: estaba cantado desde hace meses como el responsable del área de Salud si Javier Milei era elegido presidente, pero salió renegando, mientras la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello sigue armando sus equipos.
La referencia de Filgueira Lima para explicar su paso al costado tiene algo de misterio, como aquella frase que inmortalizó Carlos Reutemann en 2002, cuando se apartó de la carrera presidencial para la que lo esponsoreaba Edurado Duhalde y dijo: "Vi algo que no me gustó y que tal vez no vaya a decir nunca".
En ese mismo estilo, el cirujano y judoca dice: “fueron cuestiones domésticas, de las que no tengo ningún tipo de comentario. Cuestiones de relaciones entre personas. Hablar de razones personales, como lo hacen algunos medios, es un buen eufemismo, porque yo siempre soy discreto y sobre las cuestiones domésticas prefiero no explayarme demasiado”.
Ahora no está claro quién ocupará la Secretaría de Salud: en el PRO mencionan a Sebastián Neuspiller. También se anotó Carlos Kambourian, procesado por supuesto uso de fondos del Hospital Garrahan para gastos personales.
Sobre gustos, nada escrito
Filgueira Lima había sido la voz “libertaria” en el área de Salud, e incluso preparó a Milei en algunos aspectos concretos para abordar la temática en el debate previo al ballotage. En esa hora, y por estrategia de campaña, le empezó a bajar la espuma a los planteos privatizadores iniciales: voucher pasó de ser vedette a mala palabra. Se suponía que el proceso terminaría con el médico en el sillón de responsable del área de Salud. No: hubo cosas que a Filgueira Lima no le gustaron y se mandó a mudar.
“No voy a hacer más declaraciones”, insiste ante Letra P cuando se le consultan razones más políticas para el portazo. “Hubo cuestiones de involucramiento de más de un actor y fue en tono de desacuerdo”, remarca, enigmático.
Filgueira Lima no cree que haya sido una víctima del intento de colonización del gabinete por parte de Mauricio Macri. Más aún: está convencido de que el nuevo gobierno aplicará el proyecto que él mismo elaboró y entregó por escrito, aunque con otras personas.
“Estaba dando lo mejor posible, pero si hay cosas que no me gustan, no me gustan. Entonces, renuncié”, dice tras la pelea. “Nunca tuve aspiraciones personales. Las personas no somos indispensables. Colaboré con voluntad de trabajo y de manera desinteresada”, remarca.
Como contó días atrás este medio, Pettovello, que gerenciará desde la cúpula ministerial el área de Salud, entre otras, desafía a Milei y le veta nombres para las secretarías. El periodista Mauricio Cantando explicó que la semana pasada Filgueira Lima esperó sin éxito el llamado de la futura ministra de Capital Humano para sumarse a las charlas en el hotel Libertador. La comunicación nunca llegó, porque ella quiere a otra persona.
Convivencia con la “casta”
Filgueira Lima fue funcionario de Salud en gobiernos del peronismo pampeano, desde 1994 hasta 2002. No fue su única prestación a la “casta”: dio un salto para un breve ejercicio del viceministerio nacional de Salud, hasta que llegó el kirchnerismo. Es médico cirujano y también se especializó en Medicina del Deporte. Desde 1955 está vinculado al judo, como deportista y como dirigente. También enseñó la práctica de esa actividad en el club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). En noviembre de 2009 obtuvo el grado de Séptimo Dan.
Hace 12 años se hizo cara visible del espacio ideológico “Libertad y Progreso”: hace más de una década que es consejero académico. Conoció a Milei hace años, pero en los últimos tiempos hubo un acercamiento concreto en que el presidente electo le pidió una iniciativa para poner en marcha en el área de la Salud, siempre de tinte liberal.
El médico tiene la idea de que “el sistema de hoy es perverso, porque el hospital público tiene cautiva a la población”. Además, opina que el PAMI es "una obra social más que podría competir con otras obras sociales, no tiene porqué estar intervenido por el Estado, está intervenido solo por intereses políticos”.
Consustanciado con las miradas “libertarias” de la época, el médico afirma que “se gasta demasiado” en Salud y considera que “las sociedades crecen así: nutriéndose en el mercado de las ideas”.
Su objetivo es “la eficiencia de las instituciones sanitarias” y provoca: “el hospital público no tiene incentivos para mejorar, se sabe perfectamente bien, y yo lo he vivido, que en un servicio tres trabajan y dos se rascan…”.