EL NUEVO GOBIERNO

Javier Milei tira del hilo rojo del cavallismo para modelar su menemismo sin dólares

La figura del ministro de Economía de Menem y De la Rúa homogeniza el perfil político del gabinete. Nostalgias del 1 a 1 en tiempos del 1 a $1.000.

Pese a los nombres rimbombantes y las internas que se reproducen y quedan expuestas en cada movimiento, el armado del gabinete de Javier Milei tiene un hilo conductor que va enhebrando a los distintos nombres del team libertario en el que también meten la cuchara el cordobés Juan Schiaretti y, hasta donde puede, Mauricio Macri. Domingo Cavallo es la figura omnipresente en un primer gabinete plagado de discípulos suyos. Se trata de un grupo de dirigentes que se formó y trabajó a su lado y que, tras el estallido de 2001, se reacomodó políticamente en otras fuerzas, o se retiró a cuarteles de invierno esperando una mejor oportunidad, que finalmente llegó.

El movimiento empezó a observarse apenas la campaña de Milei comenzó a tomar vuelo. Enero estaba llegando a su fin. Sergio Massa había cumplido su primer semestre en el Ministerio de Economía y celebraba su primer ¿logro? de mediano plazo: la inflación de 2022 no había llegado a los tres dígitos. El INDEC la ubicó en el orden del 94,8%, que hasta ese momento era la más alta desde la salida de la hiperinflación. Con el año electoral en ciernes, Cavallo empezó a irrumpir en la escena política. Su figura, de repente, apareció como tema de conversación en la discusión nacional y su teléfono volvió a sonar.

“Con la inflación que estamos teniendo, el recuerdo fresco de Cavallo es su gestión en ese punto” reconocía entonces un empresario consultado por Letra P respecto de la presencia del economista en reuniones y mítines políticos. “Más allá del resultado final, si hoy le preguntás a un industrial qué necesita, te va a pedir estabilidad y, te guste o no, a eso lo acomodó aquella gestión”, aseguraba confirmando la tesis de un Cavallo indultado por obra y gracia de la escalada inflacionaria.

El exministro de Economía empezó a ser reivindicado por algunos de los actores políticos y económicos más importantes de la Argentina, en medio de una discusión nacional en donde las ideas que había pregonado durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa ganaron la parada. El achicamiento del Estado, la venta de las empresas públicas, la liberación del mercado y la dolarización fueron los temas que dominaron la campaña y el uno a uno se releyó como un paraíso en el país que transita sus días del uno a mil.

Todos adentro

En su columna del domingo pasado, Gabriela Pepe contó que Milei se diferenció de Macri en la charla que mantuvo con el presidente Alberto Fernández para comenzar la transición. “Él es gorila, yo soy menemista”, dijo en Olivos el presidente electo, que reivindica al riojano cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo.

Para el libertario, el primer gobierno de Menem fue “el mejor de la historia”. Fue el de los cambios estructurales, el que terminó con la hiperinflación que se arrastraba desde los años de Raúl Alfonsín y en el que Cavallo pudo desplegar todo su plan de acción. Viniendo de un economista, el mimo de Milei a Menem es un elogio explícito a la gestión de Cavallo, el hombre más determinante para la década que le puso un moño al siglo 20 y al que el mandatario electo califica como "el mejor economista de la historia argentina".

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No debería entonces sorprender entonces que una de las figuras más fuertes de la estrategia libertaria sea Guillermo Francos, un peronista de vieja escuela que fundó junto a Cavallo Acción por la República, el partido con el que el economista buscó llegar a la Casa Rosada en 1999. Salvo por tratarse de un movimiento que llegó al gobierno prometiendo terminar con la casta política y que hizo campaña repitiendo que “no se pueden esperar resultados diferentes con los mismos de siempre”, tampoco debería sorprender la presencia en el gabinete de Osvaldo Giordano, Daniel Tillard, Joaquín Cottani, o los nombres que alguna vez sonaron como puestos y cuyo futuro en la próxima administración todavía no está del todo resuelto, como Federico Sturzenegger y Darío Epstein.

Emilio Ocampo, Roque Fernández y Carlos Rodríguez, hoy fuera de la discusión de los cargos más relevantes, también se inscriben en la misma estirpe.

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Siempre Bullrich. La futura ministra de Seguridad compartió gabinete con Cavallo en 2001.

Siempre Bullrich. La futura ministra de Seguridad compartió gabinete con Cavallo en 2001.

El hilo rojo del cavallismo incluso podría llegar a Diana Mondino, integrante de la mesa chica libertaria y futura canciller que se desempeña como docente en la UCEMA, la universidad que nació del think tank liberal creado por Fernández y Rodríguez a finales de los 70 y que se reinventó al servicio del menemismo a mediados de los 90.

“Me gustaría Schiaretti presidente”, dijo Mingo el último febrero. El gobernador cordobés, que como adelantó este medio antes de las elecciones generales ya planeaba un tercer tiempo sentado en la mesa de Milei y hoy acude en auxilio del vencedor, fue subsecretario de Integración Latinoamericana en 1989 con Cavallo como canciller. Cuando en 1991 el inventor del uno a uno asumió en Economía, Schiaretti fue designado secretario de Industria y Comercio.

Dolarización sin dólares

Los espejos se van superponiendo y cada movimiento liberal remite a Cavallo. Incluso aparece un maleficio por romper en el gobierno de Milei. Así como De la Rúa llamó al ministro que había inventado la convertibilidad para que la bomba de la paridad peso-dólar no se llevase puesto al sistema, el presidente electo eligió a Luis Toto Caputo para que busque la manera de evitar el estallido que podría generar la bomba de las Leliq, la herramienta financiera que él mismo creó cuando fue presidente del Banco Central en la primera etapa del gobienro macrista.

Según parece, el Banco Central no sólo quedará en pie, sino que estará bajo el mando de un hombre cercano al futuro titular del Palacio de Hacienda: Santiago Bausili, exsubsecretario de Financiamiento en el gobierno de Macri y socio de Caputo en la consultora Anker Latinoamérica.

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“Me invitás a comer fideos con tuco, pero no tenes fideos ni tuco”, decía Carlos Melconian para discutir la idea de la dolarización libertaria durante la campaña. Caído en desgracia luego de la derrota de Juntos por el Cambio, uno de los menemistas excluidos de los planes del gobierno que asumirá el próximo domingo dejó su puesto en el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea a comienzos de noviembre. Cavallo había sido el primer presidente de esa usina liberal que copó el menemismo y ahora quiere hacer lo propio con el mileísmo naciente.

A diferencia de la última década del siglo pasado, la tercera del nuevo milenio encontrará a un Presidente que pretende llevar adelante cambios estructurales en minoría en el Congreso, sin ningún gobernador propio, con un mundo que lo analiza con desconfianza cada vez que lo escucha, un círculo empresario que pide más de lo que ofrece y, sobre todo, sin plata.

Como Macri y Schiaretti, Cavallo ya dijo que va a “ayudar” a que Milei puede llevar adelante sus ideas. Lo dijo antes del ballotage, cuando incluso se puso a disposición para lo que el libertario necesitara. Lo que vino después, es conocido. Lo que sigue, continúa siendo una incógnita.

Javier Milei.
ante cavallo y melconian, schiaretti exploto su sintonia con el circulo rojo

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