El gobernador se movió en varios frentes para llevar el partido al estadio Kempes. El aporte de Patricia Bullrich. Quién fue el operador silencioso.
Boca-River en el estadio Kempes en 2015.
El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, va ser uno de los miles de espectadores que llenarán las tribunas del estadio Mario Alberto Kempes para presenciar el superclásico entre River y Boca este domingo. En el asiento del poder provincial dicen que este evento “fue su partido”.
En encumbrados despachos del Panal califican de “insoportables” las presuntas operaciones del "puerto" para que el evento de calibre no sólo nacional sino también internacional, no se hiciera en la capital mediterránea.
Disparó la impaciencia de Llaryora la polémica por el césped recién sembrado en la cancha, que empezó a picar primero en medios de comunicación de Buenos Aires. El ingeniero agrónomo a cargo advirtió que las condiciones eran óptimas para el juego y que esta práctica es habitual a esta altura del año.
Llaryora ordenó activar toda la estructura de gobierno para asegurarse la sede. La misión fue política en varias puntas. Mantuvo conversaciones directas con el presidente de AFA, Claudio Chiqui Tapia.
El presidente de la Agencia Córdoba Deportes, Agustín Calleri, fue el silencioso operador. El extenista profesional ya venía manteniendo conversaciones en Buenos Aires con integrantes de la AFA y la empresa organizadora de la Copa de la Liga para ser sede de un partido de cuartos o semifinales con algunos de los gigantes del fútbol argentino.
La sorpresa fue grande cuando se confirmó el encuentro con los más taquilleros. Fue clave, también, el soporte político que le dio a Llaryora la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
En contacto permanente con su par cordobés, Juan Pablo Quinteros, la aliada del presidente Javier Milei garantizó la presencia de fuerzas federales este domingo y el soporte para aplicar el derecho de admisión al momento del ingreso del público.
Bullrich y Llaryora ponen mucho en juego. La centralidad que logrará la provincia obliga a tomar las precauciones necesarias para que todo funcione a la perfección. En especial, porque en poco más de un mes ese dispositivo de seguridad deberá profundizarse con motivo de la firma del Pacto de Mayo.
Todo parece indicar que, si se concreta, el Presidente se reunirá con los gobernadores para suscribir los 10 puntos básicos en el Centro de Convenciones, separado del Kempes por la avenida de Circunvalación. Miembros de la comitiva presidencial ya enviaron a sus equipos al lugar para avanzar con la organización.
Si todo sale como está planificado, Llaryora aprovechará la oportunidad de mostrar la “marca Córdoba” y revender un concepto con el que insiste mucho: la economía naranja.
No puede obviarse que podrá recuperar en un escenario más amable la centralidad que buscó apenas asumió el gobierno, cuando trajinaba los canales de alcance nacional antes de convertirse en enemigo público del libertario que gobierna.
Parte de la apuesta fuerte de la gestión cordobesista es instalar la provincia como una plaza preparada para la industria del entretenimiento y los grandes eventos. De hecho, este fue uno de los ejes que permitieron a Llaryora polemizar con Milei cuando eligió como blanco a la cultura, específicamente a los festivales.
En concreto, Llaryora activó al presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Darío Capitani, para que refuerce el impacto positivo en los sectores que se beneficiarán del evento deportivo.
"Tendremos la ciudad y algunas localidades cercanas como Villa Carlos Paz con una gran cantidad de turistas, lo que vuelve a poner a Córdoba ante los ojos del país. Desde que se conoció la noticia, hace menos de 24 horas, las reservas por alojamiento en los hoteles más cercanos trepan al 90%”, precisó. Y agregó que “las aerolíneas también están agotando los servicios que ofrecen en tiempo récord”.