La ministra mantendrá reuniones con fuerzas de seguridad y reserva un espacio para la política. Un ministro, el inesperado nexo entre la Nación y la provincia.
Patricia Bullrich regresa a Córdoba para apoyar la lucha contra el narcotráfico de Martín Llaryora.
Juan Pablo Quinteros, Martín Llaryora, Julián López
Prensa Gobierno de CórdobaLa ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, regresará a la Córdoba que caminó a ritmo semanal durante la campaña presidencial. Enrolada en las filas libertarias tras la derrota de octubre, la misión del próximo lunes la desarrollará en el marco de la pax romana entre Javier Milei y el llamado “traidor”, Martín Llaryora.
La agenda está en pleno desarrollo, pero ya tiene algunas postas confirmadas en el populoso departamento Colón. Allí, visitará el destacamento de la Gendarmería en Colonia Caroya. Luego, pasará por Jesús María, para visitar la escuela de suboficiales de ese cuerpo de seguridad nacional. También, se entrevistará con autoridades de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
La gira no pasará desapercibida por tratarse de su regreso a una provincia que supo enarbolar las banderas de Juntos por el Cambio, pero que rápidamente se corrió hacia la trinchera libertaria. El contexto hará el resto para darle mayor impacto a la visita nacional.
El gobernador Llaryora, como el resto de sus pares de todo el país, manifestó su preocupación por la narcoviolencia en Rosario. A través de su ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, elevó un pedido de refuerzo de las fuerzas del orden en la provincia mediterránea; blindó la frontera de ciudad natal, San Francisco; y reforzó la presencia policial en Marcos Juárez, punto central del corredor de la ruta 9.
En la hoja de ruta específica se reservan algunos renglones vacíos para apuntar reuniones políticas. Sin confirmación oficial todavía, no se descartaba un encuentro con el mandatario provincial.
Bullrich olfateó tempranamente que la fusión amarilla y libertaria sintetizaba el “cambio” que alguna vez expresó su coalición, hoy detonada. En ese marco, no escatimó munición gruesa contra Llaryora, uno de los primeros apuntados por Milei tras el fracaso de la ley ómnibus en la Cámara de Diputados.
En varias entrevistas televisivas, “la piba” se subió al discurso cáustico de Milei contra los gobernadores. El Pacto de Mayo y el regreso al diálogo descomprimió el frente. La situación de extrema delicadeza en Santa Fe obliga a deponer las armas discursivas.
Como ya contó Letra P, Bullrich había enviado un gesto a Llaryora cuando pidió a intendentes cordobeses opositores que adhirieran a la nueva ley de seguridad del Partido Cordobés. Para el gobernador, el número de adherentes tiene un significado más que político, aunque quedó sentido por las acusaciones que recibió de la ministra por el gasto público.
La inseguridad es uno de los temas que más preocupan a la población cordobesas y una de las grandes deudas de la gestión de Juan Schiaretti. Involucrar a los municipios en la tarea de prevención del delito fue la estrategia que trazó Llaryora para hacer frente al problema, de difícil solución.
El narcotráfico complica más aún ese escenario. Es por eso que, en todo este proceso, asoma la figura del ministro Quinteros como un puente inesperado entre Llaryora y la gestión libertaria, en tiempos de tensiones administradas y negociaciones en el Congreso.
Quinteros logró reponerse de los cimbronazos del debut, cuando quedó en el ojo de la tormenta por la represión policial a un grupo de inquilinos que se manifestaban en pleno casco céntrico de la capital.
Al medio, Bullrich también buscaba su lugar en el universo violeta. Quinteros fue uno de los primeros ministros de Seguridad que recibió en su despacho en Buenos Aires para firmar convenios de cooperación.
La guerra entre federales y libertarios escaló tras el revés de la ley de bases en el Congreso y esa sinergia quedó en cuarteles de invierno. Es a través de Quinteros que Bullrich dará la vuelta por Córdoba para contribuir a las acciones preventivas de Llaryora.
La preocupación nacional por la avanzada del narcotráfico, en el marco de la tregua que ofrece el Pacto de Mayo, unió esas terminales que busca Llaryora con el poder central.
Bullrich abrió ese canal, incluso antes que el batallón de funcionarios cordobeses que recalaron en la estructura de gobierno de Milei, varios de ellos con lazos estrechos con el ministro del Interior, Guillermo Francos.
Quinteros, el transversal del Partido Cordobés, conoce a Bullrich de los tiempos en los que ambos convivían en la estructura de Juntos por el Cambio, de la que el cordobés se abrió tempranamente, en 2019, al observar antes que nadie que las mezquindades del espacio se lo llevarían puesto. La vio.