Los casi siete puntos que Juan Schiaretti obtuvo en las elecciones presidenciales generan más dolores de cabeza a una oposición cordobesa que, a lo largo de toda la campaña provincial, tuvo que lidiar con los coqueteos correspondidos del exgobernador con las diferentes ramas de Juntos por el Cambio. Sucede que Martín Llaryora quiere aprovechar el acuerdo nacional con algunos sectores del PRO y la Coalición Cívica en el bloque Hacemos Coalición Federal para avanzar en la construcción de una mayoría propia en la Legislatura de Córdoba. Ahora, apunta a Oscar Tamis, uno de los tres legisladores que quedaron bajo el bloque amarillo cordobés.
La aspirina la piden ahora desde el partido fundado por Elisa Carrió que acaba de sufrir el desplante de uno de los referentes partidarios con mayor proyección en el interior: el también legislador Gregorio Hernández Maqueda.
Maqueda ya venía manifestando su malestar a partir del acuerdo que había sellado el nacimiento del espacio que comanda Miguel Ángel Pichetto. Esa situación encontró un punto de quiebre con la renuncia a la mesa nacional que se conoció en la tarde del lunes.
La presión
El pataleo se da en el marco de una reestructuración política que, en Córdoba, tiene uno de sus puntos más sensibles en la Legislatura, donde Llaryora necesita construir una mayoría que le permita avanzar en sus planes de gobierno con mayor certeza.
En esa marco, el armado nacional sirve de gancho para poder avanzar en lo que el sanfrancisqueño busca desde el minuto cero: armar una transversalidad propia.
Con una vicegobernadora radical, un puñado de ministros del PRO y líneas de gestión comandadas por referentes alineados a referencias nacionales del PJ, el gobernador suma nuevas figuras y toma como referencia el bloque nacional en el que convive con algunos de los sectores con mayor influencia amarilla. Entre ellos, el presidente del PRO cordobés, Oscar Agost Carreño o el propio Nicolás Massot, que fue representante provincial durante la gestión de Mauricio Macri.
Tamis con el PRO 2021.jpg
Tamis en 2021 con parte del equipo amarillo cordobés. Entre ellos, el actual vice de Daniel Passerini, Javier Pretto; y Oscar Agost Carreño, hoy aliado del cordobesismo en la Cámara de Diputados.
Allí es donde se empieza a mirar a Tamis, exintendente de Oliva y titular del COMUPRO cuando la relación de Macri con Schiaretti empezó a florecer desde la gestión en el centro del país.
El propio legislador reconoce que su nombre empieza a formar parte del ruido de pasillo, a dos semanas del inicio del periodo ordinario de sesiones. Sin embargo, advierte que “por ahora” el PRO continuará teniendo su independencia en la Unicameral provincial.
Mientras en e PRO esperan que el panorama se despeje, la olla a presión explotó en el partido fundado por Elisa Carrió.
Un planteo interno
En una nota enviada al titular del espacio nacional, Maximiliano Ferraro, Gregorio Hernández Maqueda, uno de los actores más jóvenes de la política provincial, presentó su renuncia como tesorero de la Junta Ejecutiva Nacional. Manifestó su desacuerdo con “la conformación de un mismo bloque de diputados nacionales de la CC-ARI junto a los representantes del Partido Justicialista de Córdoba”.
“Tengo la profunda convicción de que aplicar los principios de la ética, la república y la libertad en Córdoba, implica trabajar por una alternancia en el gobierno, en manos del PJ desde hace 25 años, con tremendas deudas en lo institucional, económico y social para los cuatro millones de cordobeses. En consecuencia, poca autoridad tendría para seguir defendiendo esta causa, si no demostrara una coherencia entre dichos y hechos”, escribió el legislador al dar cuenta su decisión a través de las redes sociales a comienzos de esta semana.
Su entorno asegura que el movimiento es un planteo claro hacia adentro de su partido, que Maqueda no piensa abandonar, por ahora. “No es un oportunista”, aseguran quienes desde hace años caminan a su lado y descartan que la intención sea dejar la fuerza desde la que se convirtió en uno de los más férreos opositores locales a las gestiones de Schiaretti, primero, y de Llaryora, en la actualidad.
Con su decisión, el legislador busca llevar un planteo hacia adentro de su espacio. En diciembre, cuando se oficializó el armado en Diputados, había manifestado públicamente su “sorpresa” por una decisión respecto a la cual no había sido consultado. Sin embargo, ya en aquel momento había advertido que si bien el juego en el debate nacional tiene sus diferencias con la realidad cordobesa, su decisión era analizar “con prudencia” la situación. Pero esta semana explotó.
Ningún salto
“Llaryora quiere una ideología única y un partido único, cordobés y argentino, y nosotros repudiamos esa idea que es propia del fascismo y no del sistema democrático”, había lanzado Maqueda en la sesión en la que debutó en la Unicameral cordobesa.
“Nosotros no queremos pensar igual, sino que queremos que se respeten nuestras ideas y que se respete la constitución”, dijo por entonces en una muestra cabal de sus pensamientos respecto a la propuesta que el gobernador y líder del Partido Cordobés, lleva adelante desde el centro del país.
Consultado por Letra P, el entorno de Hernández Maqueda descarta que el lilito deje de ser lilito. “No está pensando ningún salto hacia ninguna parte, eso sería lo más fácil”, aseguran ante las lecturas que advierten una separación de su partido para acercarse a algunos de los otros armados que conviven en el arco opositor cordobés.
Puntualmente, el legislador encuentra en la actualidad una mayor articulación con el espacio que lidera el senador del Frente Cívico Luis Juez, y titular del bloque del PRO en la Cámara Alta nacional, algo que reconocen es su espacio desde donde también niegan rotundamente el salto. “Ni loco hace eso”, afirman.