El cordobesismo domó los impulsos de la lengua durante las horas que el país habló de Cristina Fernández de Kirchner (CFK); de su injusto cautiverio, para una mitad del mapa; de la reivindicación de las instituciones, para la otra porción. Sin embargo, la tropa de Martín Llaryora no piensa en otra cosa que la lista para la Cámara de Diputados.
La ansiedad empieza a sentirse en la Legislatura de Córdoba que, de la carnicería por la reducción de las sesiones de cuatro a dos por mes, pasó a un trabajo de doble turno cada siete días. La hiperactividad se explica en que el recinto oficia de trinchera del oficialismo, la UCR y el Frente Cívico de Luis Juez para exponer las contradicciones de la política tradicional que no puede escapar en la era de Javier Milei.
Es que los tiempos de definiciones se acercan. Julio es el mes marcado con un círculo que se fijó el gobernador para tomar decisiones electorales. En enero, Llaryora habilitó a toda su escudería a moverse: el que mejor midiera encabezaría la lista si es que Juan Schiaretti declinaba la patriada.
Manuel Calvo suena fuerte
El jefe del bloque Hacemos Unidos por Córdoba, Miguel Siciliano, hizo la tarea. No dejó comida típica sin probar en los festivales de verano, pasó por todos los pueblos y ciudades coleccionando postales territoriales a su paso. La voluntad no puede negársele, pero lo cierto es que en los últimos días las acciones que empezaron a cotizar (otra vez) son las del ministro de Gobierno, Manuel Calvo.
El nacido y criado en Las Varillas, ciudad vecinal de la San Francisco natal de Llaryora, tiene un vínculo aceitado con el intendentismo. Lleva al municipalismo con cintura, independientemente del color de camiseta. No es casual que su nombre empiece a sonar al son de los berrinches peronistas.
Por estas horas, el justicialismo -que no puede exhibirse como tal mientras dure el imperio transversal del Partido Cordobés- muestra los dientes y pone condiciones para trabajar para una boleta que perderá contra la de Milei en octubre.
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Martín Llaryora y Manuel Calvo relanzaron el Acuerdo Federal con autoridades municipales de Córdoba.
“¿Vos te pensás que Daniel Passerini o Eduardo Accastello van a trabajar para la candidatura del Miguel?”, razonaba una alta fuente del cordobesismo mientras se tomaba un mate. Un nombre que sea digerible para los intendentes peronistas parece ser una condición necesaria, aunque no suficiente. El nombre de Calvo sirve para calmar esas pataletas anticipadas.
Es esta práctica ficcional que supone el juego de las listas, suena otro nombre posible: el del ministro de Cooperativas, Gustavo Brandán. Íntimo amigo del gobernador, nadie podrá dudar de su fidelidad con el Uno en el Panal. Tampoco de sus buenos vínculos con el municipalismo. El dirigente del populoso departamento Colón prestaba servicios de asesoría legal a los municipios. Hoy es el responsable de llevarle las buenas noticias de la gestión.
Lo cierto es que si la cabeza va a ser para una persona del peronismo, como se sostiene en altos despachos del Panal, los dedos de la mano no alcanzan para contarlos. Hay una porción que sigue agitando que Schiaretti será candidato, pero que no lo dice ahora para que la oposición no se organice.
Tiene sentido. Hacemos Unidos firmará su alianza con los partidos adherentes, quizás con algún sello más adentro como es tradición, pero sin el exgobernador en la cabecera, la jugada no pasaría por sumar, sino por dónde no restar.
Natalia de la Sota y un acuerdo que mira el '27
Allí es donde hay que hablar de Natalia de la Sota. El gobernador no puede darle lo que la diputada quiere: abrir la nómina del cordobesismo. Sabe que con la dirigente pierde si la suma y pierde si la deja jugar suelta.
"Luis Juez y Rodrigo de Loredo nos van a correr con la foto de Nati tocando la viola con Alberto Fernández, con la campaña que hizo para Sergio Massa y con el tuit que sugiere proscripción política a CFK", enumeró una fuente que agrega: "Mirá que a Nati la adoro, eh".
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Sergio Massa y Natalia de la Sota en la campaña por el ballotage contra Javier Milei
Llaryora no quiere asociaciones con el kirchnerismo por parte de la oposición, aunque las conversaciones con ese mosaico del peronismo se mantienen con discreción. La unidad es una palabra que nadie olvida.
Por eso, si De la Sota juega sola, será con la venia de Llaryora. El ’27 los volverá a encontrar para hablar de la jugada que realmente le interesa al gobernador: su reelección. De nuevo en el presente, si de sumar se trata es con Schiaretti, pero "El Gringo" juega la carta favorita del cordobesismo en estos tiempos, el silencio.
Quiénes pierden si no juega Juan Schiaretti
Lo curioso es que está tan sensible el asunto que la vieja guardia schiarettista insiste con que no están dadas las condiciones para que “El Gringo” juegue. “Nos van a sacar 20 puntos de diferencia”, se incineraba una alta fuente.
No creen que la condena a CFK propicie el terreno para el peronismo republicano, de buenos modales. Sí creen que si Schiaretti no juega, las posibilidades de meter gente en la lista se acotan y ahí empezarían a perder valor las acciones de Héctor Pichi Campana, el funcionario de Daniel Passerini.
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El exbasquetbolista mide bien en las encuestas, tiene buena relación con todas las vertientes del peronismo capitalino, pero es un alfil pegado a Schiaretti y a Alejandra Vigo. Esa lista servirá para empezar a parar al próximo candidato municipal, razón que explica el desvelo de Siciliano de ocupar ese puesto, aunque lo niegue y hable de un proyecto provincial.
Las mujeres del PJ de Córdoba
En la franja femenina el asunto no está sencillo. La vicegobernadora Myrian Prunotto se muestra más a gusto en tareas de gestión que en la conducción de la Legislatura. Informalmente, hizo saber que no quiere ser candidata, aunque será orgánica si se lo piden.
El nombre de la schiarettista Laura Jure, ministra de Desarrollo Social, siempre suena para estas ocasiones. También el de su par de Ambiente, Victoria Flores.
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Myrian Prunotto, vicegobernadora de Córdoba
Quienes tiran este nombre agitan el morbo de la guerra de familias. Si De la Sota juega sola, hay quienes imaginan a “Tori” en la boleta cordobesista. Ella es hija de Olga Riutort, quien fue esposa de José Manuel de la Sota. “Se criaron juntas las hijas de Olga y el Gallego”, recordaba un peronista al que le encanta meter púa.