Córdoba

Luis Juez quiere mostrar su capacidad de daño y apunta al gabinete de Martín Llaryora

El senador volvió a las fuentes y denunció al secretario de Transporte, Marcelo Rodio, por presunta malversación de subsidios. Ahora, va por Martín Gill.

Luis Juez capitaliza la incertidumbre que rodea el plan político de Martín Llaryora, marcado por frentes abiertos en Córdoba y fuera de sus límites: la gestión en medio de la crisis; la relación con el presidente Javier Milei en la disputa por los recursos, la construcción del nuevo cordobesismo y de su perfil de dirigente potable para la liga nacional.

En dos movimientos quedó claro que el senador se fijó un objetivo quirúrgico: convertirse en el autor material de la primera baja en el gabinete del peronista con quien midió fuerzas en las urnas, en junio del año pasado. Esto supondría la primera crisis interna a poco más de 100 días de gestión.

Cuando el feriadazo empezaba a acabarse, Juez anticipó en una entrevista televisiva que Llaryora tendría una semana intensa. Volvería a trajinar las barandillas judiciales para hacer lo que lo llevó a la cima de la popularidad cordobesa. Esta vez, para denunciar la presunta malversación de subsidios al transporte de la ciudad, cuando el jefe del Panal todavía comandaba los destinos de la ciudad de Córdoba.

Daniel Passerini aprovechó el margen de tiempo regalado para acomodar la respuesta política. No es secreto que, para el juecismo, el intendente capitalino no es lo mismo que Llaryora, aunque jueguen en tándem. “Este sistema se puso en marcha en 2003, cuando Juez era el Intendente de la ciudad y Néstor Kirchner, el presidente de la Nación”, señalaron en el Palacio 6 de Julio, después de pedir que se investigue la ruta completa de los subsidios por más de dos décadas.

El primer apuntado por Luis Juez

Juez apuntó al entonces secretario de Transporte del municipio, Marcelo Rodio, por el acuerdo entre la empresa estatal TAMSE y la correntina ERSA para recibir $1.500 millones en subsidios sin prestar el servicio. Cabe recordar que la empresa privada -que ya dejó la plaza- empezó a transferir sus corredores cuando su crisis interna la hizo inoperable.

Desde el 10 de diciembre pasado, Rodio desempeña el mismo cargo en el gabinete de Llaryora. Hombre que inició en política de la mano de Olga Riutort, se acomodó rápidamente en las filas del llaryorismo con ambiciones grandes, al punto que era uno de los peronistas que quería el lugar que hoy ocupa Passerini.

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Mientras la investigación que llevará adelante el fiscal federal Enrique Senestrari sigue su curso, en el juecismo encumbrado aseguran que ni ellos saben “cómo van a frenar el caño de cloaca que abrieron”.

Otro objetado del gabinete de Martín Llaryora

En el Partido Cordobés insisten que estos son todos fuegos de artificio. Sin embargo, no será el único flanco que Juez golpeará.

“Luis quiere la cabeza de Martín Gill, el bloque del Frente Cívico en la Legislatura será implacable en ese tema”, admitían altísimas fuentes del Frente Cívico después de la reunión que mantuvieron con el senador este jueves al mediodía.

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Luis Juez encabezó la última reunión del bloque del Frente Cívico en la Legislatura de Córdoba.

Luis Juez encabezó la última reunión del bloque del Frente Cívico en la Legislatura de Córdoba.

En la última sesión legislativa no prosperaron los dos proyectos opositores que pedían la renuncia al ministro de Cooperativas de Llaryora y el juicio político tras conocerse la elevación a juicio en una causa por violencia de género, que el funcionario apeló.

Impulsado por las mujeres del Frente Cívico, en las próximas horas llegará al despacho de Llaryora un pedido para que lo desvincule de su cargo. La presión irá aumentando en la Legislatura y en otras esferas del Círculo Rojo.

El aroma de la interna

“No es una cuestión de reglamento legislativo, es de ética política”, señalaban en el bloque. En el Panal no desconocen la presión por el tema sensible, pero sostienen que se trata de una situación de la vida privada del funcionario y que, a su vez, tampoco involucra a personal del Estado, como en el caso de Gabriel Bermúdez, apartado por Passerini apenas tomó conocimiento de una denuncia de su secretario en la Justicia.

La interna peronista comienza a emerger, un signo poco auspicioso para el cordobesismo afecto al verticalismo. Una de las versiones que sonaron con fuerza tenían a Bermúdez como el “facilitador” de la información que usó Juez en su denuncia. Incluso el propio Rodio, más tarde, alentó esa especulación en clave de vendetta.

Casi en simultáneo, ya sonaban en los mentideros del PJ nombres de potenciales reemplazantes de Gill, como otro funcionario de Passerini, Juan Domingo Viola.

Juez olfatea desorden y observa la veta para mostrar cierto poder de fuego, o bien, hacer gala de suerte en política.

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