El presidente Javier Milei contactó por teléfono a Luis Juez para conocer su lectura sobre la sesión que se llevó puesta el DNU y puso a Victoria Villarruel en el centro de la polémica libertaria. Después, ponderó a las referencias radicales que apoyan el cambio. Rodrigo de Loredo se siente aludido.
El Presidente administra gestos entre dos aliados clave en Córdoba, un distrito que, todavía, sigue aguantando los trapos. El senador apoyó ese “cambio”, pese a que ya sabía que el decreto estaba mal predestinado; y defendió la decisión de la vicepresidenta de incluirlo en el temario. “No podemos hacer kirchnerismo en la Cámara”, le aseguró al mandatario.
Juez intentó morderse la lengua para no contar más detalles del momento de confianza, pero blanqueó el contacto. La táctica dialoguista que estrenó Milei desde el anuncio del Pacto de Mayo fue tallando cada vez más la grieta entre quienes están más cerca de la orilla violenta de quienes no. Moviliza el sentido de pertenencia de la política.
Juez había olfateado antes que nadie la conveniencia de no ir a contrapelo de las decisiones populares, en especial cuando su rival, el gobernador Martín Llaryora, integraba el lote de "traidores". Aprovechó la buena vibra con Mauricio Macri para fortalecer su posición dialoguista en el Senado. Desde allí, interpeló y consensuó.
Esta postura que tiene a Milei picanteando en las redes, pero priorizando la política en el orden de la vida real, complejiza el equilibrio del poder. Esta foto se vuelve más borrosa aún en la provincia, donde se observan nuevos cruzamientos.
El triángulo entre Javier Milei, Luis Juez y la UCR dialoguista
Llaryora terminará este lunes con una foto con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que fue precedida por un decomiso de 150 kilos de cocaína, en Morteros, cerca del pago chico del peronista.
Todo parece indicar que la mayoría de la tropa cordobesista aprobará la nueva ley Bases. En el Panal ya le dieron un like al borrador, como contó Letra P. Primero, las cuentas. Cómo tomar distancia de La Libertad Avanza en 2027 será un problema que el Partido Cordobés deberá resolver en su momento.
A esta convivencia de la gestión se suma un gesto que no puede pasar desapercibido, en especial, porque Milei ha dado muestras de lo que desprecia al radicalismo.
En su última entrevista televisiva, el Presidente flexibilizó sus categorías de prejuicios. Después de recordar el historial resbaladizo del presidente de la UCR, Martín Lousteau, eligió separar a parte de ese colectivo.
“Quiero ponderar a los gobernadores y personas muy representativas del radicalismo: apoyaron las reformas, apoyaron el cambio”, introdujo.
“Hay un ala del radicalismo que se inspiró en (Leandro) Alem y no en la línea de (Hipólito) Yrigoyen y (Raúl) Alfonsín”, siguió Milei.
Alem era liberal.
Rodrigo de Loredo avanza casilleros
De Loredo también avanzó varios casilleros en la confianza presidencial. La sensación quedó sobrevolando en la reunión de la semana pasada entre Guillermo Francos y Santiago Caputo con cinco integrantes de la bancada radical en Diputados, encabezados por su jefe.
La recomposición de las jubilaciones y la reforma laboral serán parte de la agenda que la UCR impulsará en el recinto, donde la impronta de los gobernadores boinablanca se hará sentir. Las partes se prometieron coordinar esfuerzos y acciones para evitar nuevos papelones.
Mientras tanto, De Loredo no quiere que la espuma escale y mantiene un bajo perfil en momentos donde Lousteau divide aguas por su rechazo al DNU, junto a Unión por la Patria, entre otras fuerzas. Atrás quedó esa alianza entre el senador porteño y el cordobés cuando abrevaban en las ideas de una renovación profunda del partido de la mano de la camada de Evolución.
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Luis Juez y Rodrigo de Loredo, parte del poliamor de Javier Milei.
La nueva alianza con Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés repone a De Loredo en un rol importante en el recinto, con votos que serán clave para los objetivos de Milei. Sus acciones, hoy, cotizan.
No debe haber sido fácil el elogio al radicalismo que Milei tantas veces defenestró, pero el giro ideológico habla de la necesidad de que su paquete de disposiciones tenga luz verde en el Congreso.
Unidos en Buenos Aires, distanciados en Córdoba
Esta etapa transversal de Milei mete a las fuerzas con representación en Córdoba en la misma bolsa y la imprevisibilidad del Presidente no permite hacer proyecciones, menos de corte electoral.
Llaryora se ilusiona con usufructuar la fractura del radicalismo en la Legislatura provincial que Juez y De Loredo cuidarán celosamente, pese a sus diferencias y a que sus caminos se tocarán tarde o temprano.
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Están obligados a mantener las formas, pese a la competencia velada que ya se siente. De Loredo quiere repetir mandato en la Cámara baja; Juez, peronista arrepentido, dice que no va a hacer “la de los radicales” cuando su nombre aparece apuntado entre los aspirantes. Sin embargo, nadie pone las manos en el fuego.
En este rincón del mapa escala la preocupación sobre el armado político para el futuro cercano. Si hay fusión entre el PRO y LLA, ¿cómo se ordenará esa oferta? Por ejemplo, la diputada bullrichista Laura Rodríguez Machado empezó a mover sus fichas para tener una posición de privilegio en la boleta, que el libertario Gabriel Bornoroni buscará defender a fondo.
Incluso, ya suena un nombre: Gonzalo Roca, vocal de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro de la República (Fecac) que el diputado libertario preside.
En la Córdoba de la transversalidad, el poliamor de Milei complica a todas las fuerzas.