Tienen una minoría en los recintos, pero, si los reuniera a todos, el Gobierno podría conseguir leyes sin pedir ayuda de outsiders. Las chances.
Los gobernadores, durante el apertura de sesiones de Javier Milei.
Javier Milei condiciona el pacto de mayo con los gobernadores a que lo ayuden a sancionar la versión XS de la ley ómnibus, pero ignora un detalle: los mandatarios sólo manejan un puñado de bancas por recinto, donde también pesan figuras sueltas que pueden ser decisivas.
Un repaso del poder territorial permite una rápida conclusión: el Presidente debería alinear casi a la totalidad de los escaños que controlan los gobernadores de todos los colores en el Congreso para conseguir leyes sin tocar la puerta de outsiders que pululan por ambos recintos. En la cuenta entran los peronistas que no muestran señales de diálogo con la Casa Rosada.
Sería un objetivo demasiado ambicioso y por eso los gobiernos prefieren conseguir aliados permanentes sin vínculos con las provincias. No fue el caso de Milei, quien, por el contrario, después del fracaso de la ley ómnibus, prefirió enfrentarse con referentes de Diputados que controlan votos claves, como el radical Martín Lousteau y la bancada Hacemos Coalición Federal.
Por su acuerdo con el PRO, La Libertad Avanza tiene un piso de 80 votos en Diputados y de 13 en el Senado, lejos de los 129 y 37 necesarios para llegar al cuórum. Los gobernadores pueden ayudar.
En la Cámara de Diputados los outsiders son más frecuentes, porque surgen de las listas de provincias grandes y saben hacer su juego según el clima político de la época.
Los gobernadores tienen un peso relativo, aunque hay un detalle no menor: 31 de los 33 miembros de Unión por la Patria provienen de la provincia de Buenos Aires y no responden a órdenes directas del gobernador, Axel Kicillof. Sólo por ahora, nada indica que esta situación pueda variar.
Del resto de UP hay 23 votos de provincias con gobernadores: siete son Santiago del Estero; La Rioja y Catamarca tienen cuatro cada uno, tres Tierra del Fuego, tres Formosa y dos La Pampa.
En el debate de la ley ómnibus, LLA confiaba en santiagueños y catamarqueños, pero sólo logró una ausencia entre los primeros. Los mandatarios de La Rioja, Formosa y La Pampa se muestran enfrentados a la Casa Rosada.
En la UCR, los gobernadores de mayor peso, como Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes), que inciden sobre el jefe del bloque, Rodrigo De Loredo, quien se adjudica sólo a 18 de los 34 miembros. El resto responde a otras terminales, como el presidente del partido, Lousteau.
El mayor costo que pagará Milei por sus rabietas post ley ómnibus es el enfrentamiento con Hacemos Coalición Federal, el bloque que coordina Miguel Pichetto, que tiene sólo seis de sus 23 miembros que reportan a gobernadores: cuatro de Córdoba (Natalia De la Sota puede sumarse en algunos casos), uno de Chubut y otro de Entre Ríos.
El resto fue clave para la aprobación en general de la ley ómnibus y dejó de hablar con el Gobierno cuando no acompañó algunos artículos de la votación en particular.
El grupo tiene a seis integrantes de la Coalición Cívica, dos socialistas de Santa Fe y el resto son jugadores libres, como Nicolás Massot, Emilio Monzó, Oscar Carreno, Florencio Randazzo, Margarita Stolbizer, Florencia Klipauka Lewtak y Ricardo López Murphy.
La Cámara de Diputados tiene 13 votos que responden a una corriente silenciosa y decisiva en las definiciones del Congreso: los provincialismos que gobiernan.
Están representados Salta (tres votos), Misiones (cuatro), Río negro (uno), Neuquén (uno), Santa Cruz (dos) y San Juan (dos). Los tres primeros forman parte de un bloque, Innovación Federal, pero la lógica no cambia: cada uno de estos votos depende de su gobernador. En este caso, el latiguillo de la Casa Rosada tiene más sentido.
En el Senado, las fuerzas locales suman seis votos: hay dos de Misiones y Santa Cruz; uno de Neuquén y uno de Río Negro. Córdoba también tiene un voto, con Alejandra Vigo, quien funciona en sociedad con los experonistas Carlos Espínola y Edgardo Kueider.
La Libertad Avanza reuniría mayoría sobrada si lograra alinear a los partidos provinciales del Senado y sumar al PRO, a la UCR y otros bloques como Cambia Federal (incluye al salteño Juan Carlos Romero y dos votos de Chubut cercanos al gobernador Ignacio Torres) y la tucumana Beatriz Ávila. Fue el porotoeo que hizo en diciembre, pero no volvió a repetirlo.
En la UCR, los gobernadores controlan cinco de los 13 votos del Senado y en el resto aparecieron rebeldes, como Pablo Blanco, Martín Lousteau y Flavio Fama. El pampeano Daniel Kroneberger será premiado con una comisión de Asuntos Administrativos y Municipales para que no se sume a este grupo.
Villarruel tiene tanta esperanza como Milei en los gobernadores, sobre todo porque desde diciembre aspira a captar votos de Unión por la Patria. Hay tres representantes de Santiago del Estero que la ayudaron con su ausencia en la sesión preparatoria de diciembre y uno (Gerardo Montenegro) dio cuórum en la de febrero. El gobernador Osvaldo Jaldo, de Tucumán, le aportó sus tres votos en Diputados al Gobierno, pero en el Senado todavía no ofreció ayuda. En algún momento, debería acercar a Sandra Mendoza.
Había expectativa en LLA de tener colaboración del catamarqueño Guillermo Andrada, pero hasta ahora se mantuvo fiel a su grupo. Otros votos de UP ligados a gobiernos provinciales son los de Pablo Bensusán (La Pampa), Florencia López y Jesús Rejal (La Rioja), María Eugenia Duré y Cándida López (Tierra del Fuego) y José Mayans y Teresa González (Formosa).