"Que se hagan cargo los que pudieron entrar a la habitación", fue la frase con la que se despidió de la Facultad de Derecho una figura cercana al candidato presidencial de la Libertad Avanza, Javier Milei, luego de su pobre actuación en el debate presidencial. Quienes más tiempo estuvieron en la suite del piso 21 del Hotel Libertador, donde el economista se internó a estudiar desde el viernes, fueron Nicolás Posse, coordinador de los equipos técnicos; y Santiago Caputo, el consultor político estrella del economista y encargado, en los papeles, de definir la estrategia para el duelo verbal contra el oficialista Sergio Massa.
Las críticas a la dupla llegaron desde los grupos políticos de LLA que se improvisaron en las últimas semanas durante las reuniones del Hotel Libertador, que incluyeron a dirigentes y futuros miembros del Congreso. También hubo quejas de Victoria Villarruel, la compañera de fórmula de Milei. En el primer intervalo se la vio levantarse del palco, tal vez para hablar con el diputado y averiguar qué le ocurría.
En ese tramo inicial, Milei no había hecho ni una sola pregunta sobre economía -su especialidad- y se había dejado acorralar por Massa, quien logró incomodarlo exigiéndole precisar sus propuestas de gobierno, como la dolarización o romper relaciones con China y Brasil.
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Caputo es sobrino de Nicolás Caputo, "Nicky", el "amigo del alma" de Mauricio Macri, uno de los más interesados en que a Milei le fuera bien en el debate. Con el antecedente de haber trabajado con Jaime Durán Barba, el joven consultor llegó al centro de LLA a través del excandidato a jefe de Gobierno porteño, Ramiro Marra, pero luego logró ganarse la confianza del economista, quien en el último acto de Movistar Arena lo mencionó como uno de los artífices de su campaña. Milei hasta lo felicitó por haber sido padre pocos días antes.
Junto al consultor ecuatoriano, Caputo se destacaba por la lectura fina de las encuestas pero, según contó en sus entrevistas televisivas el exgurú de Macri, no era quien desglosaba los datos para definir los tópicos de cada tramo de la campaña, una tarea que después de ganar las primarias Milei necesitó reforzar y no siempre lo hizo.
Para el debate, Caputo fue la figura central del equipo de LLA porque definió el marco general de la apuesta que haría Milei. De hecho, junto Karina Milei, jefa de campaña, negoció las condiciones ante la Cámara Nacional Electoral. La dupla no pudo conseguir autorización para que el economista se ayudara con sus tradicionales apuntes.
El viernes, a pedido del economista, Karina y Caputo consultaron a la CNE si los candidatos estaban autorizados a interrumpirse durante los intercambios. Claramente, el diputado no tenía un plan definido para esos momentos y se notó: ni siquiera se molestó en hacerle preguntas a su rival. Nadie en LLA comprende semejante omisión.
Twitter, arena de batalla
Conservador, Caputo trazó sólo dos objetivos: que Milei mantuviera la calma y que lograra refutar la campaña del miedo en su contra que domina las tendencias en las redes sociales, un campo de batalla en el que el economista siempre se impuso; pero, con ayuda de sus asesores brasileños, Massa pasó a controlar en los últimos 40 días.
Para Milei fue un puñal: controla personalmente su cuenta de Twitter y pasó de divertirse con las viralizaciones de sus usuarios a indignarse con imágenes de su peor versión. El sábado, mientras debía estar preparándose para el debate, el diputado se tomó tiempo para contestarle a Massa: no soportó que haya compartido un tuit con videos suyos de incursiones televisivas en las que se mostraba agresivo.
"Es muy difícil pasar de liderar en las redes a tener que defenderse. Es algo nuevo. Además, nosotros siempre nos manejamos con usuarios orgánicos. Los asesores brasileros pagan cuentas propias y no hay forma de combatirlos. Javier quiso resolver ese problema en el debate y fue peor", se resignan uno de los asesores en redes sociales de LLA.
Además de Karina, Posse y Caputo, tuvieron acceso al intimidad de Milei el fin de semana Sandra Pettovello, con la tarea de asesorarlo en temas de Educación y Salud; y el cineasta Santiago Oria, a cargo de las cuestiones escénicas, como levantar el ceño cuando es atacado, para no mostrar rabia. También se incorporó una fonoaudióloga, para evitar que Milei se quedara sin aire. Nadie más pudo hablar con el candidato presidencial en estos días, al menos para saber si necesitaba algo.
Auténtico e ingenuo
La dirigencia de LLA percibe que Milei quiso mostrarse auténtico, sin agresiones, pero que de a ratos pecó de ingenuo. "Competía con un profesional que podía llevar el cinismo al extremo y no se preparó bien", sostuvo ante Letra P un legislador electo que habla seguido con el candidato presidencial, pero en los últimos días no pudo ubicarlo.
Otra crítica a Caputo es por la ausencia de contenido en las argumentaciones de Milei. "Repitió lo mismo que en sus anteriores debates, no agregó nada, sólo se concentró en defenderse", le achacaban. Ni siquiera protegió al candidato de errores groseros que ya había repetido en entrevistas, cómo en el tema de la soberanía de las islas Malvinas.
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Un pase de facturas que había en los grupos libertarios era sobre la mención del economista como referente en seguridad del exalcalde de New York, Rudolph Giuliani, que fue asesor de Massa hace una década y hasta le prologó un libro. "Hicieron un acto juntos en el Sheraton y Milei no se enteró. Le regaló uno de sus capítulos centrales", se quejaron.
Milei no acusó recibo de las críticas y dedicó este lunes a brindar entrevistas para decir que en el debate le fue muy bien. "Cumplí mi objetivo que era contestar la campaña del miedo. La acusación de que iba a subir las tarifas había calado muy hondo", se excusó. Massa lo obligó a decir que no planea subirlas, para recordarle que hace 15 días había prometido bajar todos los subsidios.
Según el diputado, él salió ganador de ese ida y vuelta, porque entiende que los cálculos del tigrense sobre cuánto costaría el boleto sin ayuda estatal fueron exagerados. Entre sus allegados, son muy pocos los que piensan igual.