La mayoría de los apoyos que recibió en las elecciones del domingo pasado el candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, vino del voto de las mujeres, según él mismo contó en la conferencia de prensa que brindó horas después de los comicios. El lunes, antes medios extranjeros, explicó que los 36,7 puntos que cosechó en las urnas fueron el producto de reunir el 45 por ciento del padrón femenino y casi un 30 por ciento del electorado masculino. " El apoyo de las mujeres fue muy importante. Espero que sean cada vez más las protagonistas", sostuvo y añadió en referencia a algunas de las propuestas de Javier Milei, su rival en el ballotage: “Eso refleja a esas madres que están preocupadas por el futuro de sus hijos, o la venta de órganos, o la libre portación de armas”.
La interpelación de Massa a las mujeres, sobre todo a las madres que cuidan, arrancó de a poco: empezó en el primer debate presidencial y fue cobrando cierto protagonismo en el discurso días después. Hoy, con el resultado de la primera vuelta, la agenda de género cobra importancia, en especial la económica, fundamental a la hora de abordar la desigualdad estructural.
En la misma conferencia de prensa, Massa fue más explícito que otras veces: anunció que impulsará medidas para reducir la brecha salarial de género (que alcanza alrededor del 23%) y la creación de un sistema integral de cuidados para niñas y niños de entre 45 días y tres años más la ampliación de la oferta de jardines maternales en todo el país. El candidato se mostró consciente de la desventaja que significa para las mujeres ocuparse de la crianza de hijos e hijas al momento de ingresar al mercado laboral.
También Agustín Rossi, candidato a vicepresidente oficialista, se refirió, casi con las mismas palabras, al voto femenino y a los temas que preocupan a las mujeres en una entrevista con Radio Nacional Rosario. “Las mujeres fueron las primeras que percibieron como colectivo los peligros que representaba la propuesta del candidato libertario y fueron las primeras que le dieron la espalda cuando corrían cantos de sirena a favor de Milei”, sostuvo el jefe de Gabinete y agregó: “En los próximos cuatro años también hay que debatir cómo se genera un reconocimiento salarial por todas las tareas de cuidado que fundamentalmente están en manos de las mujeres”.
La fuerza del voto
Los datos respaldan la necesidad del oficialismo de seguir conquistando a más de la mitad del padrón para retener el poder. Un estudio de Proyección Consultores realizado entre el 23 y el 24 de octubre, horas después de los comicios, registró que, ante la pregunta sobre a quién votarían en el ballotage, el 51,3% de quienes votarán a Massa son mujeres, mientras que el electorado femenino sólo compone el 29,2% de Milei.
Massa también comparó la fuerza del voto de las mujeres en la Argentina con la experiencia española. Letra P lo publicó en septiembre: “Las mujeres fueron determinantes en el resultado de las elecciones generales del 23 de julio en España: hubo 12,7 puntos de diferencia entre las que votaron al bloque de la izquierda (PSOE+Sumar), y las que apoyaron a la derecha y la ultraderecha (PP+Vox), mientras que en la población masculina la diferencia fue de apenas un punto”.
Con esta premisa, ahora en la Argentina en redes sociales nació la campaña #DependeDeNosotras, producto de un colectivo autoconvocado y apartidario de mujeres preocupadas por el potencial gobierno de Milei. Con videos que circulan en Instagram, Facebook y Tik Tok, cuentan experiencias en primera persona que ponen en valor la importancia del Estado y llaman a ejercer el poder del voto “en defensa del futuro”.
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La aparición de lleno de la agenda de género en la narrativa de UP no es casualidad en una campaña que venía masculinizada. La entrada en escena de Malena Galmarini como jefa de campaña después de la derrota en las PASO cambió varios de los ejes y de los asesores. Ahora, todo pasa por su oficina en el búnker oficialista de la calle Bartolomé Mitre.
Con esa misma lupa puede leerse la participación de las familias de la fórmula de UP el 22-O a la noche, luego de que Massa fuera el único orador. En su discurso se refirió específicamente a las madres que cuidan solas, uno de los temas centrales del bloque del Frente Renovador en el Congreso y en la agenda de Galmarini: los deudores alimentarios. En la Argentina 1,6 millones de mujeres crían a sus hijos e hijos solas. En los hogares monomarentales, es decir los hogares en los que una mujer se hace cargo sola de la economía y sostén de la familia, viven más de tres millones de niños, niñas y adolescentes. Es un promedio de dos hijos e hijas por hogar y el 50,2 por ciento de esos hogares no recibió la cuota alimentaria en los últimos seis meses de 2022.
La agenda de las mujeres funciona, además, en clara contraposición con las propuestas de Milei y sus referentes, como la iniciativa de “renuncia a la paternidad” de la diputada electa Lila Lemoine, el recorte del gasto social o la negación de la existencia de la brecha de género, entre muchas otras.
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Ese electorado frenó a la ultraderecha en España y en Polonia y abonó al triunfo de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil. También en Austria, donde hubo una diferencia de unos 16 puntos entre mujeres y varones, ellos más favorables a la opción de extrema derecha.
De acuerdo con una nota del diario español El País, que cita el caso argentino y de otros países, "las diferencias en el voto por sexo se documentan en estudios académicos desde los años 90 y no tienen un origen único. Las mujeres tienden a expresarse de forma más moderada que los hombres, incluso cuando valoran cuestiones de la misma forma. Esto también sucede a la hora de votar, según apuntan los trabajos de Eelco Arteveld y Elisabeth Ivarsflaten, de los departamentos de Ciencias Políticas de las universidades de Amsterdam y Bergen. Del mismo modo, los hombres son más propensos a expresar sus posiciones extremas votando a partidos radicales".
Las mujeres juegan fuerte en la segunda vuelta y pueden transformarse en la barrera más sólida para el avance del minarquista y sus aliados en su camino a la Casa Rosada. Massa lo sabe.
