El día después de conseguir el triunfo que parecía imposible, Sergio Massa decidió calzarle el traje de presidente. En el Ministerio de Economía, el candidato de Unión por la Patria (UP) recibió a la prensa internacional para hablar de las medidas que tomará en su eventual gobierno. Dejó definiciones políticas y, en línea con el mensaje que dio el domingo a la noche en el búnker oficialista, donde decretó el fin de la grieta, dijo que es “un error plantea que la etapa que viene sea vinculada solo al peronismo”.
“Vamos a un gobierno de unidad nacional", dijo Massa en un Salón Belgrano colmado de periodistas extranjeros, ante quienes confirmó que recibió llamados de dirigentes latinoamericanos, funcionarios de la Casa Blanca y "varios líderes europeos". "Me halaga y me agrega responsabilidad", apuntó, y se lanzó a contar "lo que viene en términos de Argentina de cara al mundo a partir del 10 de diciembre", como si ya hubiera superado el ballotage.
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El ministro llegó al Palacio de Hacienda pasadas las 14 y fue recibido con una ovación por los trabajadores que se acercaron a recibirlo al estacionamiento interno del edificio. En paralelo, el búnker de campaña que funciona la calle Mitre al 300 ya estaban en marcha. Después de una noche agitada, que incluyó festejo por el resultado conseguido en las urnas, por la mañana empezaron a llegar los principales responsables del comando electoral. El vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, el jefe de campaña, Eduardo Wado de Pedro, y los responsables de cada una de las áreas empezaron a trabajar en la nueva etapa de la campaña, que irá hasta el ballotage.
Los lineamientos del día después se ajustaron al discurso de Massa. Apuntan a la búsqueda de votos en el electorado ajeno, a la construcción de puentes y a la consolidación de la idea de unidad nacional que agita el candidato presidencial. El domingo, en el discurso que dio después del triunfo, Massa también se mostró como presidente. Lanzó la convocatoria a los votantes de Myriam Bregman y Juan Schiaretti, radicales, desencantados y a “los que eligieron otra opción pensando en la necesidad de tener una Argentina en paz, con orden” y describió cómo será su gobierno sin usar el modo potencial.
Entre celebraciones y llamados nacionales e internacionales, Massa habló en el búnker con Axel Kicillof y Leandro Santoro sobre el tránsito hacia el ballotage. El gobernador, que consiguió la reelección con el 45% de los votos, dijo que está “a disposición para hacer campaña todos los días” hasta el 19 de noviembre y quedó a la espera de las indicaciones de Massa para sumar votos en la provincia de Buenos Aires.
Santoro, candidato a jefe de Gobierno porteño, también se puso a disposición de la causa nacional. El diputado alcanzó el 32,2% de los votos en su pelea por la Ciudad de Buenos Aires, donde Jorge Macri obtuvo el 49,61% y quedó a solo seis mil votos de conseguir un triunfo en primera vuelta.
Santoro y Massa acordaron que esperarán a que termine el recuento definitivo de los votos para definir si habrá pelea en el ballotage. Evaluaron los pros y contras de la decisión. Para pelear contra Macri en el ballotage, Santoro deberá salir a la conquista del voto libertario de Ramiro Marra - que consiguió el apoyo del 13,89% del electorado- mientras Massa hace campaña contra Javier Milei en el escenario nacional. El ministro de Economía deberá tratar de seducir, además, a parte del electorado del PRO, mientras Santoro disputa contra Macri a nivel local. Las dos campañas parecen incompatibles entre sí. Santoro avisó que hará lo que sea mejor para la estrategia nacional.