El gobernador pampeano Sergio Ziliotto ya se paró de manos contra los efectos del ajuste que el gobierno nacional de Javier Milei quiere naturalizar y hacer derramar sobre las provincias. No obstante, lo hizo en su clásico estilo cauteloso, de perfil gestionador y de rendición de cuentas, lejos de la lógica del Resistiendo con aguante.
Ziliotto reasumió en el cargo después de ser reelecto el pasado 14 de mayo: el peronismo gobierna La Pampa desde 1983. Hizo severas advertencias sobre lo que puede venir: desempleo, parálisis económica, vulneración de derechos, el fin de la inversión y la obra pública. Aunque en ningún momento apeló a un tono de barricada o exacerbada oposición, sí alzó la voz: "nos tendrán en la vereda de enfrente cuando quieran avasallar los derechos de La Pampa y de su pueblo".
El gobernador afronta un tiempo complejo: ganó las elecciones en un año en que otros pares del peronismo mordieron el polvo de la derrota, pero lo hizo por apenas cinco puntos, una cifra corta para las costumbres del PJ pampeano. Además, no tiene otra reelección a mano: a los problemas lógicos de una gestión con un gobierno nacional de otro partido se sumarán los inevitables ruidos internos que marcarán la sucesión.
Memoria e historia
En el discurso de este domingo, el gobernador pampeano reivindicó la presencia estatal, uno de sus históricos caballitos de batalla. Dijo que sin un “Estado fuerte” no hubieran podido sostenerse los últimos años de crisis sanitaria, climática y económica. Hasta se hizo lugar para cruzar los discursos negacionistas: un aplauso estalló para el cierre de su discurso, cuando dijo “que no nos borren la memoria: son 30 mil”.
Los gobiernos pampeanos tienen una historia de plantarse ante las políticas nacionales. De hecho, en ese proceso de resistencia el PJ pampeano amuchó identidad y fortaleza. Durante el menemismo, Rubén Marín fue uno de sus principales aliados políticos del riojano, pero resistió en la provincia las privatizaciones del banco provincial, la caja jubilatoria o los medios públicos; durante el kirchnerismo, Carlos Verna fue el líder partidario en La Pampa y se comportó por momentos como un auténtico opositor, aunque con vaivenes. Después tuvo un año de luna de miel con Mauricio Macri, pero pronto se convirtió en el gobernador más crítico del país.
JURA DE GOBERNADOR Y VICEGOBERNADORA DE LA PAMPA | TVPP
Ahora, Ziliotto anticipó: “claramente nos veremos afectados negativamente si debemos soportar un escenario económico de recesión y deterioro de la actividad producto de la anunciada apertura económica indiscriminada que, como en el pasado, llenará góndolas y exhibidores de productos importados".
"Más aún con decisiones que apunten a jerarquizar la primarización de la economía y la exportación de comodities, sin agregado de valor y, por consecuencia, con destrucción de empleo", lamentó. En su mensaje, acompañado por la nueva vicegobernadora, Alicia Mayoral, hubo reproches y advertencias concretas y un pronto rechazo a ajustes puntuales, entre los que resalta la obra pública y el achique en el área de Género.
"Con preocupación vemos que el nuevo gobierno nacional manifestó su intención de abandonar políticas públicas para hacer frente a toda forma de desigualdad y violencia", lamentó.
El reino de la incertidumbre
El jefe del Ejecutivo pampeano agitó en estas semanas la molestia de los gobernadores peronistas frente a la incertidumbre: se quejó, incluso, de que Milei ni siquiera cursara a tiempo una invitación formal para la asunción. Ziliotto estuvo presente. “No tenemos certeza de lo que será la reforma del Estado”, dijo.
También fue claro respecto del rol de Luis Caputo como ministro de Economía: “no tenemos las mejores expectativas”. Recordó que “los recursos nacionales no son ninguna dádiva, nos corresponden en el marco de un país federal" y afirmó que “bajo ningún punto pondremos en riesgo nuestra independencia económica, una herramienta vital para ejercer soberanía, evitar que nos disciplinen y no avalar medidas que nos vulneren".
Ziliotto ya había marcado su propia impronta en la previa, cuando garantizó algunas medidas. Aseveró que aún cuando Nación cortara la obra pública el gobierno pampeano se haría cargo de la inversión en los emprendimientos clave. "No deben quedar dudas que seguiremos construyendo con recursos propios, pero lamentablemente si los recursos nacionales no llegan no sólo se achicará la inversión, sino que aumentará la desocupación", avisó. Pidió que el gobierno nacional tenga “una visión humana y estratégica”.
Al anunciar un gabinete que es continuidad de su primera gestión, con muy leves cambios de nombre, y la mayoría obligados, el gobernador pampeano jerarquizó el área de Ambiente y Cambio Climático, que ahora será una Secretaría. En La Pampa se popularizó en los últimos años la concientización ambiental a partir de la lucha por los recursos hídricos. Ziliotto también se plantó: “Hacen mucho ruido las expresiones del nuevo presidente de la Nación soslayando la importancia de estos recursos naturales y minimizando la normativa jurídica acerca del derecho de propiedad”.
El gobernador reivindicó la política salarial estatal como motorizadora de la economía local. También en la semana quedó en el centro de la escena la negociación paritaria con sindicatos estatales, acostumbrados a que La Pampa fuera la única provincia que mes a mes incorporaba una cláusula gatillo para incrementar salarios siguiendo a la inflación. En el contexto de incertidumbre, y como Ziliotto lo había avisado incluso antes de las elecciones, la gestión provincial no otorgó más garantías sobre ese punto, aunque sí propuso un incremento salarial del 8,5% en diciembre más un bono de $120.000. Los gremios en principio rechazaron esa propuesta, que lleva el salario mínimo del sector a $285.562. Este lunes continuará la negociación.