ELECCIONES 2023

Yo ya gané: el intendente de La Pampa que se aseguró la reelección sin votar

A su modo, en Uriburu se terminó la grieta: la oposición se bajó y Pascual Fernández no tendrá rivales. Asadito, Messi y Maradona. Más casos de "unanimidad".

El peronista Jorge Luis "Pascual" Fernández respira tranquilo y sabe que no tiene contra: en las elecciones de La Pampa, del próximo 14 de mayo, será reelecto como intendente de la pequeña pero visible localidad de Uriburu, porque la oposición no armó lista y prefirió directamente no participar de los comicios.

En el arranque de la gestión local, a fines de 2019, parecía muy otra la realidad para Fernández y el peronismo: cuando la pandemia solo existía en algunas imaginaciones, no tenía mayoría propia y hasta se le había rebelado el Movimiento Evita en el Concejo Deliberante.

Más de tres años después, como confirmando aquello de que la política es el arte de lo posible, se dio vuelta la taba. En Uriburu se fuma la pipa de la paz, el peronismo llega unido, la oposición le saca el cuerpo a la elección y se da la extraordinaria situación de que no solo no habrá competencia por el Ejecutivo, sino que el radicalismo y el PRO ni siquiera harán el intento de pelear por alguna banca legislativa. A su modo, Uriburu terminó con la grieta.

Otros casos de “unanimidad”

Esa situación de intendencia “unánime”, que es extraña en una localidad como Uriburu, no es inédita en otros puntos de La Pampa, donde hay intendentes e intendentas que, con la bandera del peronismo, amuchan otras voluntades menos partidarias y más vecinales.

Este año ocurre, por ejemplo, en la oesteña Luan Toro (menos de 1.000 habitantes), donde Mónica Valor hace 16 años que gobierna y no tendrá rivales, tal como ocurrió en 2019. En las tres elecciones anteriores había vencido al radicalismo. En la pequeñísima Loventué (unos 200 habitantes), Hugo Martínez, también del oficialista FreJuPa, lleva la misma cantidad de tiempo gobernando, siempre sin contrincantes.

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La Pampa es una provincia extensa y poco poblada en la que florecen pequeños pueblos a lo largo y ancho de toda su geografía, a veces en la riqueza de la pampa húmeda, a veces en las dificultades del desierto. El 14 de mayo se eligen autoridades en la provincia y también en 79 ciudades, comunas y comisiones de fomento.

Uriburu tiene más de 1.500 habitantes y está a 45 kilómetros de Santa Rosa, en una zona relativamente pujante por la actividad agropecuaria, sobre la Ruta 5 que une a la capital pampeana con Luján.

Un fenómeno político similar ocurre en Lonquimay, otra localidad del mismo sector y sobre la misma carretera, con una cantidad parecida de habitantes y a 65 kilómetros de la capital. En ese caso, la oposición no le presenta competencia al peronista Manuel Feito (32 años), que va por la reelección, aunque sí habrá pelea por los cargos legislativos.

La esquina del pueblo

En los años en que se modificó la pequeña realidad política de su lugar, Pascual Fernández (51 años) cobró notoriedad con algunas decisiones que lo pusieron en el candelero: en pleno furor mundialista convirtió a Uriburu en el primer pueblo del país en tener una esquina donde se juntan las calles Diego Maradona y Lionel Messi.

Algunos medios nacionales se interesaron por el detalle curioso, como ya había pasado a mediados del año pasado cuando la Municipalidad subsidió la venta de asado y explotó la venta en las carnicerías del pueblo, con un precio de $500 por kilo.

#LaEsquinaDeLos10

Pascual ya era un personaje: aunque todo el mundo lo conoce por ese apodo, un homenaje a su padrino que se le quedó pegado e incluso utiliza en la boleta electoral, su verdadero nombre es Jorge Luis Fernández. Nació en Uriburu, fue arquero y de joven marchó por amor hacia La Rioja, donde la militancia social le dejó amistades de la alta política y una plaza con su nombre como homenaje. En 2008 regresó tras el sueño de la intendencia de su pueblo, que se le hizo cuesta arriba: tuvo que afrontar sospechas de que había vuelto “fugado”, perdió la interna en 2011 y gestionó en el área de Cultura en los años siguientes, hasta que llegó la candidatura y el triunfo.

Más allá de anécdotas y golpes de efecto, en esta gestión el intendente tuvo que lidiar con la carencia de mayoría en su Concejo Deliberante: el representante del sector interno Frente Peronista Barrial le jugó en contra y eso lo llevó a confrontar con el líder provincial de ese espacio, el diputado Leonardo Favio Avendaño, referente pampeano del Movimiento Evita. Entre Pascual Fernández y el gobernador Sergio Ziliotto hubo siempre un respaldo de ida y vuelta.

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Nada hacía pensar que en el final de la misma gestión que arrancó tan complicada Fernández podría asegurarse la reelección sin interna en el Frente Justicialista Pampeano y sin rivales en la general. Incluso ya tiene la certeza de que el 10 de diciembre de este año, cuando asuma, también tendrá mayoría absoluta en el Concejo Deliberante.

El dato altera algunas conciencias republicanas en la dirigencia provincial. En lo cotidiano, Uriburu tiene en pequeña escala los mismos problemas que son generales: el déficit habitacional, el desempleo, el bajo poder adquisitivo.

En el proceso, Fernández tomó algunas decisiones vinculadas con la perspectiva de género, se granjeó cierta confianza opositora cuando accedió a mecanismos de control y transparencia que le sugirieron y hasta hizo una fuerte apuesta a que Uriburu fuera punto de turismo interno agitando las bondades de la laguna “Ojo de Agua”.

En ese escenario, Pascual Fernández no quiere oír ni hablar de su crecimiento político: su visibilidad es más bien pintoresca, representa a una localidad pequeña lejos de las grandes ligas y casi que despreciaría ser diputado provincial. Más bien acomoda el carro para seguir siendo el intendente que no tiene contra.

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