El respiro de Javier Milei
Elisa Carrió, experta en erosionar gobiernos débiles, entendió que una investigación en el Congreso podría llevar a Milei a un punto de no retorno. Prefirió sumarse a la lista de denunciantes en la justicia, donde se manejan otros tiempos.
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El PRO se apartó de una investigación legislativa aunque en el primer comunicado, Mauricio Macri dejó la puerta abierta por si su relación con Miei se rompe del todo. No está tan lejos de ocurrir. El lunes pasado, en Rosario, el expresidente inició una aventura para reconstruir Juntos por el Cambio, donde se pueda.
Los principales funcionarios de la Casa Rosada se activaron el pasado fin de semana para evitar que el Ligragate se debatiera en el Congreso. Como explicó esta columna, es el peor destino para el Presidente: implicaría un desfile de funcionarios declarado como testigos con transmisiones en vivo, al menos una vez por semana. Sería un desgaste para el Gobierno imposible de dimensionar.
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Victor Zimmermann y Eduardo Vischi, claves para evitar la comisión investigadora.
La Justicia, en cambio, puede pisar las causas, demorar los testimonios y evitar filtraciones fílmicas. En el Congreso todo sale a la luz del día y nadie tiene control pleno de lo que pasa. Con este diagnóstico, Santiago Caputo hizo sonar todos los teléfonos de legisladores que tenía a mano para pedir clemencia.
Hasta referentes de Unión por la Patria escucharon la voz del asesor, que esta semana quedó en la cuerda floja dentro del triángulo de hierro, y en diálogos informales matizaron las chances de avanzar en un juicio político. Hablaron de que la Justicia sería otro camino posible. Justo lo que prefiere Gobierno.
Tal vez por esas internas, el bloque UP recién presentó el pedido de enjuiciamiento a Milei el jueves. Las causales son mal desempeño, violación a la Constitución y a la ley de ética pública y la posible comisión de delitos (como estafas, fraudes o abusos de autoridad), con el agravante de haberlos llevado a cabo siendo Presidente.
Otra sesión de riesgo
El plan del jefe de la bancad de UP, Germán Martínez, es citar a una sesión en marzo y llamar a votación cada una de las alternativas para investigar el Libragate: juicio político, comisión investigadora (hay un proyecto de Democracia por Siempre, el radicalismo blue); o interpelaciones, impulsadas por Nicolás Massot, de Encuentro Federal. El peronismo votaría todas. En principio.
Aún asi, por ahora, ninguna propuesta tiene mayoría para avanzar y una eventual sesión podría derivar en otro triunfo para el Gobierno.
La UCR, en la cámara baja, fue más cauta y no se plegó al pedido de crear una comisión investigadora. Sin radicales, a la oposición le faltan cuatro o cinco votos para alcanzar una mayoría y al menos emplazar el debate en la comisión de Asuntos Constitucionales.
En su primer comunicado, la bancada conducida por Rodrigo De Loredo le pidió al Gobierno aportar información para evitar que actúe el Congreso. Fue un aviso amistoso.
Luego, Karina Banfi, vice del bloque, hizo un pedido de acceso a la información a Milei para que explicara detalles del plan que la cripto $Libra tenía para financiar pymes, tal como difundió el Presidente en su cuenta de Twitter. Fue el tuit que permitió a la moneda subir y bajar la cotización en pocas horas y permitir que un puñado de traders amasaran fortunas.
Más lejos está de alcanzarse en Diputados una mayoría para iniciar un juicio político. Por si acaso, Martín Menem lanzará en los próximas días un casting de abogados en el bloque libertario para la presidencia de la comisión, donde sigue atrincherada como presidenta Marcela Pagano, a pesar de que el riojano quiso quitarla de esa silla. No tiene más de seis candidatos para su reemplazo: Nicolás Mayoraz es su preferido, pero ya tiene a cargo Asuntos Constitucionales.
Qué le queda al Congreso
Por lo pronto, hay dos caminos para que el Libragate llegue al Congreso. El diputado kirchnerista Pablo Carro citó a la comisión de Comunicación e Informática para debatir el funcionamiento de las criptomonedas y el posible uso de identidades falsas. Habrá al menos dos reuniones informativas en las que buscará dilucidar cómo pudo haber sido la estafa -de existir- y si los jóvenes financistas no esconden sus nombres.
En marzo, Guillermo Francos deberá empezar sus informes mensuales a ambas cámaras del Congreso, donde las preguntas estarán direccionadas al escándalo cripto. Será lo más parecido a una interpelación que haya en el corto plazo.
Una vez más, esta semana el jefe de Gabinete evitó una derrota a Milei en el Congreso. Con poco y nada, Francos tiene bajo la suela a 19 gobernadores. En el semáforo que dibujaron en el ex-Ministerio del Interior sólo aparecen como díscolos Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Jorge Macri (Ciudad) y Gildo Insfrán (Formosa).
Francos controla a los mandatarios sin plata: ofrece facilidades burocráticas, cómo transferir obras públicas y ATN, que tampoco puede retener. Con su estilo, el ministro coordinador amenaza con no actualizar las partidas del Presupuesto prorrogado, que están a valores de 2023. Por eso en marzo podría avanzar una propuesta de la gobernadores para sancionar la ley de leyes 2025, tal como la mandó Milei, para al menos mejorar esas cifras.
Papelón radical
Es curioso que Eduardo Vischi, el jefe del bloque UCR en el Senado, no tenga en cuenta la relación Nación-provincias para definir dónde pone el gancho. El domingo pasado, el senador radical Pablo Blanco, un cruzado contra Milei, ya había anunciado que presentaría un proyecto para crear una comisión investigadora.
Logró atraer a los “sin tierra” del bloque, como Daniel Kroneberger, Martín Lousteau y Flavio Fama. Hasta ahí todo normal, pero el correntino también firmó el proyecto y vaticinó la unanimidad de la bancada.
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Farncisco Paoltroni, la oveja negra del Gobierno en el Senado.
Sumado el apoyo de UP y a la larretista Guadalupe Tagliaferri la propuesta reunía los dos tercios para votarse en el recinto. Vischi es un caso extraño: a 15 meses de asumir como jefe de bloque, no le tomó el pulso al cargo, que en otros tiempos fue el trampolín para ser líder nacional de la oposición. Ni siquiera intenta buscar un relato que cubra sus torpezas.
El correntino no midió que el Gobierno tenía que sesionar de todos modos el jueves para suspender las PASO y la comisión podía aprobarse por mayoría especial. La relación de los gobernadores radicales con el bloque es caótica: recién el jueves, los mandatarios supieron que sus representantes estaban por mandar a Milei al banquillo.
Francos se lo explicó al correntino Gustavo Valdés, quien encima tiene elecciones ejecutivas este año y La Libertad Avanza coquetea con un acuerdo con el senador Carlos Espínola, que mantiene línea directa con Caputo. Valdés es padrino político de su colega chaqueño Leandro Zdero y entre ambos desactivaron la comisión investigadora.
Durante la reunión de bloque, Vischi habló con el jefe del bloque de LLA, Ezequiel Atauche, y ofreció mandar su propio proyecto a comisión. Blanco y Lousteau se negaron. El jefe de bloque organizó un paso de baile en el recinto para habilitar el tratamiento y rechazarlo: todo lo que necesitaba Milei. Después se fue sin hablar con nadie. Los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe) aportaron lo que pudieron.
Sólo faltó un voto para crear la comisión investigadora. El aporte del mandatario entrerriano Rogelio Frigerio con la radical Stella Olalla fue igual de decisivo. Tampoco hubiera sido posible conformar la comisión si el debate se trasladaba el debate a la comisión de Asuntos Constitucionales, presidida por la cordobesa Alejandra Vigo: había una mayoría dispuesta a rechazarla. Era un mecanismo de disuasión que ni siquiera hizo falta.
Apostillas del Senado
La sesión del Senado dejó algunos datos a tener en cuenta. Uno es que la figuras díscolas al Gobierno hacen más difícil el cuórum libertario. La dupla santacruceña (Natalia Gadano y José María Carambia) votó la comisión investigadora y la interpelación a Karina Milei, pedida por el kirchnerismo. Ahora amenaza con bloquear la sesión preparatoria.
La larretista Tagliaferri también se sumó a esas embestidas. La rionegrina Mónica Silva, se convirtió en el policía malo del gobernador Alberto Weretilneck: votó la comisión y presentó un proyecto para una bicameral investigadora.
El exoficialista Franciso Paoltroni es un problema serio para Milei y no siempre se lo tiene en cuenta en la Casa Rosada: no dio cuórum para la sesión, molesto por el proyecto para suspender las PASO. Sin él y sin UP, Villarruel vuelve a necesitar unanimidad para abrir el recinto, aún con el regreso del radical chaqueño Victor Zimmermann.
Unión por la Patria también mostró sus grietas y votó dividido todos los temas. En el peronismo se empezó a mostrar el grupo díscolo que amenaza con una ruptura, como anticipó Letra P. La más revoltosa es la jujeña Carolina Moises, quien hasta le dio el voto clave para tener la ley antimafia a Patricia Bullrich.
Otro dato fue que Insfrán se le plantó a Cristina Fernández de Kirchner y envió a la senadora Teresa González a votar la suspensión de las PASO. El grupo díscolo en UP incluye a referentes de Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán y a senadores sin tierra como Sergio Uñac y Fernando Salino. Varios estaban dispuestos a respaldar el pliego de Ariel Lijo para la Corte si se trataba este viernes.
Caputo hizo mal los cálculos: le pidió al juez que juntara los votos para no pagar el precio del cuórum, pero en UP y en UCR lo descubrieron rápido y bloquearon la sesión. Si el asesor no da la cara, el pliego no se aprobará.
Con una simple oferta que deje expuesto a Caputo, como un proyecto de ampliación de la Corte o propuestas para cubrir vacantes en la justicia federal, Lijo será juez de la Corte. Es la negociación que empieza este lunes. Una más.