EL LIBRAGATE

El bloque de Santa Cruz del Senado votó investigar a Javier Milei y pone en riesgo la sesión preparatoria

Victoria Villarruel necesita de Carambia y Gadano. Exigen beneficios a la industria hidrocarburífera para el cuórum. UP apoya a Abdala, pero no a otras autoridades.

El ajustado triunfo del Gobierno en la votación del Senado que frustró la creación de una comisión investigadora sobre el Libragate dejó un dato preocupante para Victoria Villarruel: apoyó el rechazado proyecto de resolución la dupla de Santa Cruz, Natalia Gadano y José María Carambia. Sin ambos, el lunes a las 16, la vicepresidenta podría quedarse sin cuórum en la sesión preparatoria.

En el peronismo hay quejas por el reparto de lugares en las comisiones y los despidos de octubre, que ocasionaron la renuncia de la secretaria administrativa, María Laura Izzo. Con el retorno del radical Víctor Zimmermann, quien abandonó su cargo en Chaco para recuperar la banca, Villarruel tiene un techo de 38 votos, uno por encima de la mayoría.

La ausencia de Carambia y Gadano la obligaría a cerrar el recinto o, lo que es lo mismo, impediría una votación. La dupla austral mostró sus dientes este jueves, cuando también respaldó el pedido de interpelación a Karina Milei, presentado por el kirchnerismo.

Acompañaron esa moción Guadalupe Tagliaferri (PRO) y Pablo Blanco (UCR), promotor de la creación de la comisión investigadora que no pudo aprobarse por el rechazo de una parte de su bloque.

El juego de Victoria Villarruel

En el Gobierno reconocen que la sesión preparatoria puede frustrarse porque Gadano y Carambia no dan garantías, aunque confían en que no llegarán tan lejos como para dejar el Senado acéfalo.

La senadora tuvo un fuerte cruce con Villarruel en una de las reuniones que la vicepresidenta armó con la oposición dialoguista: exigió precisiones para el tratamiento del proyecto que presentó su bloque, que propone beneficios impositivos para la explotación de petróleo y gas convencional.

Carambia es el más interesado en esa iniciativa, ya que fue intendente de Las Heras, donde en los últimos meses se registraron 800 despidos por la baja de la actividad petrolera. Una propuesta que también acercaron es jubilar al personal cesanteado que está pronto a su retiro, con planes de moratorias.

Si el Gobierno no escucha los reclamos del binomio de Santa Cruz, el diálogo seguirá siendo hostil y Villarruel deberá sufrir para poder sesionar. No tendría ese problema si la cámara alta no hubiera echado a Edgardo Kueider, luego de haber querido ingresar a Paraguay con 211 mil dólares sin declarar.

En Unión por la Patria siguen expectantes las negociaciones. No ponen en riesgo la continuidad de Abdala como presidente provisional, pero quieren hacer saber su bronca en la votación del resto de las autoridades.

Sin ambos santacruceños, alcanza con que UP deje sus bancas vacías para que no se pueda votar. Fue lo que pasó en 2010, cuando el Frente para la Victoria supo que la oposición tenía 36 bancas ocupadas y abandonó la sesión. Aquella vez había faltado Carlos Menem.

Las autoridades que siguen

En el oficialismo aseguran tener consenso para renovar todos los cargos a excepción de la secretaría administrativa, vacante por la renuncia de Izzo. Villarruel eligió en su reemplazo al abogado Emilio Viramonte, quien se mudará desde Córdoba para escoltarla.

Como secretario legislativo, la vicepresidenta pide la continuidad de Agustín Giustinian, convertido en uno de sus principales asesores. El plan de la titular del Senado y los dialoguistas es que también sigan dos radicales: el prosecretario administrativo Lucas Clark, cercano al radical Alfredo Cornejo; y la prosecretaria parlamentaria, Dolores Martínez, quien milita con Martín Lousteau.

El economista se arrebató ese cargo en 2023 porque UP se negó a ocuparlo, molesto por la resolución que se firmó ese día para definir el reparto de lugares en comisiones, que estará vigente hasta diciembre de este año.

La abuena relación de Lousteau con el kirchnerismo podría evitar una embestida por esa silla. En el peronismo tienen en la mira a un funcionario que no se vota: el director de Recursos Humanos, Gonzalo Diego Izurieta, a quien acusan de digitar los despidos. De alguna manera, quieren tomarse revancha el lunes.

Otro cargo que renueva el lunes es la prosecretaría de coordinación operativa, un cargo simbólico que ocupa Manuel Ignacio Chavarría, cercano al senador Juan Carlos Romero, uno de los principales aliados de Villarruel. Cada cargo necesita de la mayoría del cuerpo.

El cuadro de autoridades legislativas no tendría variantes. Silvia Sapag continuaría con la vicepresidencia, la vice primera es de la radical Carolina Losada; y la segunda, de la cordobesa Alejandra Vigo, de Provincias Unidas. Si hay mayoría, serán votadas por un año más.

Bartolomé Abdala y Victoria Villarruel.
Víctor Zimmermann y Eduardo Vischi (UCR), claves en la votación. 

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