19N SEGUNDA VUELTA

Juntos por el Cambio: ¿episodio final?

En esta nota del martes, el autor explicaba por qué la unidad de la coalición pende de un hilo. Posturas de cara al ballotage y tensión. Las partes y el todo.

La pelea entre Sergio Massa y Javier Milei –y los modelos que representan– se dirimirá en el ballotage del 19 de noviembre, pero la reconfiguración drástica del sistema de partidos y alianzas se puso en marcha en la noche del mismo domingo, mientras se terminaban de contar los votos. La primera víctima, desde ya, es Juntos por el Cambio, cuya unidad pende de algo menos que de un hilo quebradizo.

Sus 6.267.152 votos son el botín más deseado por las partes que quedan en pie y, en paralelo, los sectores que conforman la alianza también cavilan sobre sus posibilidades de lograr un lugar bajo el sol en los próximos cuatro años. Como se esperaba, las posturas parecen irreconciliables.

Cada uno de los partidos que componen la alianza deberá fijar postura para luego llevarla a la Mesa Nacional. El problema mayor es que la línea de fractura no coincide con los partidos, sino que atraviesa a cada una de ellos.

Dado esto, dejar en "libertad de acción" a los partidos nacionales, a sus respectivas estructuras provinciales y hasta a sus integrantes individuales sería un truco para maquillar una posibilidad de ruptura que seguiría acechando. De hecho, ese artilugio tendría efecto por algunas semanas. ¿Qué ocurrirá después del 19N, cuando haya un gobierno electo, sea el que sea, o más todavía desde el 10 de diciembre, cuando asuma? La atracción –o el rechazo– que ejercerá el vencedor sobre los fragmentos de la alianza de centroderecha será entonces más fuerte, rayana con lo irresistible.

Mauricio Macri –discutido en su propio partido– empuja, como se sabe, una coalición con La Libertad Avanza (LLA), blanqueando por fin un doble juego que complicó desde antes de las PASO a la agrupación y que, después de las mismas, terminó por irritar a la siempre fiel Patricia Bullrich.

Rodeado de minas, el ingeniero trata de construir puentes hacia la derecha sin desencadenar una detonación. Para ir empujando, pasó por encima del acuerdo precario logrado el domingo a la noche por los referentes de Juntos presentes en la sede de la alianza para que Bullrich se mostrara equidistante de Massa y de Milei en su discurso de derrota. La candidata, olvidando las barbaridades que el paleolibertario le ha dicho y sensible hasta lo sorprendente a la influencia de Macri, dejó finalmente establecido su rechazo a Unión por la Patria (UP) y quedó a un solo paso de anunciar una confluencia con LLA. Faltaba, claro, que el propio Milei hiciera la invitación en su propio pronunciamiento, algo a lo que Macri no fue ajeno.

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Esa actitud de Macri irritó profundamente a Gerardo Morales, quien se bajó de ese escenario pesado lo antes que pudo, uniéndose a Martín Lousteau y otras figuras que en primer lugar ni siquiera habían aceptado subirse.

Una nota publicada en agosto en Página|12 por Leandro Renou señalaba que Macri había confesado su intención de "gobernar a través de Javier". El asunto es que Javier no lo ayuda ni, más importante, se ayuda a sí mismo. Este lunes reiteró su invitación a los halcones del PRO, pero dejó expresamente fuera de la misma a Horacio Rodríguez Larreta y al radicalismo, a quienes acusó de haber "traicionado" a Bullrich. ¿Será que cree que le sobran votos o que quiere mantener cierta pureza ideológica?

Lo primero sería un error y lo segundo es directamente una zoncera. De hecho, en la entrevista radial que le concedió a Luis Majul evitó acusar al periodista de "ensobrado", se presentó respetuoso al extremo –"Creo que fui claro, pero si no fue así, te pido que me lo señales", le solicitó–, pasó de considerar a Bullrich una "montonera asesina" de niños en jardines de infantes a calificarla de "ministra exitosa en seguridad" y hasta se olvidó de que la izquierda es excremento y trató de tentar al FIT-U con una oferta de entregarle su eventual Ministerio de Capital Humano. Insólito hombre.

Entonces, ¿por qué rompe mientras trata de construir? Porque no puede consigo mismo ni con su talante faccioso y agresivo.

Así las cosas, Macri la tiene difícil. Tan cerca como la semana pasada, Rodríguez Larreta se encargó de enumerar la gran cantidad de temas en los que discrepaba abiertamente con el líder de LLA, por lo que sería verdaderamente extraño que cediera ahora ante la ofensiva del expresidente, quien le complicó la vida también a él en su momento.

Comprá pochoclo.

¿De la derecha al centro?

Los leales a Macri tratan de resistir la rebelión de los –¿ex?– socios que ya no toleran ni la preeminencia del PRO en Juntos ni el influjo de aquel sobre todo el armado. Lo hacen acusando de rupturistas a quienes sencillamente no quieren acatar una vez más sus estrategias ultras y, para peor, seguros de derrota. El asunto es quién da el primer paso.

La Coalición Cívica (CC) la troskeó toda y ya avisó que, para Elisa Carrió y su gente, Massa y Milei son lo mismo. Sí, peronismo –moderado encima– y ultraderecha son la misma cosa…

En la UCR arrecia la eterna disputa entre quienes se asumen liberal-conservadores y quienes se imaginan progresistas, lo que lleva a los segundos a buscar un acuerdo, cuando menos tácito, con UP. ¿Habrá espacio para algo más explícito o habría que esperar un poco más?

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El radicalismo, otro sector archiinsultado por el ultraderechista, no la tiene fácil y por eso le cuesta, como tantas veces, dar un paso en alguna dirección. Su electorado es diverso y tiene más vocación local que nacional. El partido acaba de imponerse en provincias como Jujuy, Mendoza y Santa Fe, donde el domingo ganó Milei, y en otras como Corrientes, donde se impuso Massa.

Se supone que el jueves todas las partes se arrancarán los pelos en una reunión de Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, aunque aún no se da por confirmada esa juntada.

Tercera marca de sí mismo

Milei calificó hace no mucho a JxC de "segunda marca" de LLA y ahora, más desesperado que lo necesario tal como están las cosas, se abraza a un lenguaje y un programa ajenos para ganar. Por transitividad tercera marca de sí mismo, se arriesga entonces a perder el atractivo que lo trajo hasta aquí, convirtiéndose en cosplayer anti-K aun cuando se recuerda que declaró varias veces que Juntos "es mucho peor que el kirchnerismo".

Javier Milei reza
El candidato libertario Javier Milei

El candidato libertario Javier Milei

Ignorante en política, quemó hasta las cenizas demasiadas naves y lo hizo demasiado pronto, al punto que ahora le cuesta horrores volver sobre sus pasos. Tanto es así que, por lo señalado más arriba, no solo pretende para rodearse de alianzas la fractura de JxC, sino también del PRO. ¿No será mucho?

Lo dicho no es un juicio moral sobre el personaje, sino uno político, que apunta a establecer que ese nivel de improvisación pretende gobernar un país complejo como la Argentina.

Sergio Massa, en campaña
pato, adentro: milei va por los votos que junto bullrich en las dos buenos aires

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