En su primer discurso como presidente, Javier Milei solicitó colaboración de la oposición para gobernar, pero no aprovechó la ocasión para anunciar el contenido de los proyectos de ley que, después de ganar el ballotage, prometió enviar al Congreso, donde ni siquiera tiene definido un marco de alianzas para abrir el debate en los recintos. En la última semana no recibió buenas señales: en Diputados, La Libertad Avanza (LLA) pactó con el peronismo la modalidad de reparto de las comisiones; en el Senado no hay consenso para elegir autoridades.
Desde las escalinatas del Congreso, Milei prometió un severo ajuste sobre el Estado "y no sobre el sector privado", que en sus primeros días aplicará a través de la prórroga del Presupuesto para licuar las partidas, como anticipó LetraP. Se completará con un paquete de iniciativas que, según fuentes parlamentarias, no llegaría al Congreso antes del miércoles. Se descartó el plan de enviar un sólo proyecto con todas las medidas entrelazadas, lo que se conoce como "ley ómnibus".
En la oposición, quienes pudieron hablar con referentes de LLA supieron que la demora en remitir el paquete al Congreso se debe a las dificultades que tiene el entorno presidencial para redactar los proyectos sin errores de técnica legislativa que, de existir, podrían demorar el tratamiento. "Están puliendo detalles", confirmó el jefe de Unión por la Patria (UP) en el Senado, José Mayans, en una entrevista radial de este sábado.
En el bloque Unión por la Patria de la Cámara baja tuvieron algunos adelantos del ajuste de Milei a través de Sergio Massa, con quien cenaron el último miércoles, luego de acordar seguir juntos y con Germán Martínez como presidente. El excandidato presidencial, que se había reunido con Milei el fin de semana anterior, anticipó que se pisarán partidas, habrá cambio de fórmula jubilatoria y congelamiento de salarios de estatales. El flamante presidente prefirió no anunciarlo después de recibir la banda.
Llamado al diálogo
Sin perder su estilo, ante la multitud que lo esperaba en la Plaza del Congreso, Milei llamó al diálogo a "la clase política" con una frase que bien puede marcar un cambio de época: "No venimos a perseguir a nadie; no venimos a saldar viejas vendettas, ni a discutir espacio de poder", prometió. Fue una forma de diferenciarse por igual de Mauricio Macri y de Cristina Fernández de Kirchner -que habían participado del traspaso de mando-, quienes intercambiaron denuncias sobre corrupción que alcanzó a sus familias.
Milei también prometió que no habrá un toma y daca para conseguir los votos que le faltan en el Congreso. "Nuestro proyecto no es un proyecto de poder, nuestro proyecto es un proyecto de país", se diferenció.
De todos modos, el Presidente realizó una convocatoria amplia al resto de las fuerzas políticas y hasta se mostró dispuesto a discutir la letra chica de sus proyectos. "No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía, la deshonestidad o la ambición de poder interfieran con el cambio que los argentinos elegimos".
"A todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales que quieran sumarse a la nueva Argentina, los recibiremos con los brazos abiertos. Así, no importa de dónde venga, no importa qué hayan hecho antes, lo único que importa es hacia dónde quieren ir", agregó. Su único límite, aclaró, es para quienes utilicen "la violencia o la extorsión".
Las alianzas que no llegan
Milei toma el poder sin un marco claro de alianzas en el Congreso que le permita aprobar leyes. En la campaña rumbo al ballotage, el respaldo de Macri parecía garantizarle una base de fortaleza, pero las heridas internas que quedaron en el PRO luego de la conformación del gabinete resquebrajaron esta alianza. El bosquejo inicial de un consenso que diagramó el ministro del Interior, Guillermo Francos, incluye a representantes de gobernadores, sobre todo de partidos provinciales. Por ahora, no hay indicios de que pueda lograrse.
Aun con el respaldo amarillo, La Libertad Avanza está lejos de conseguir cuórum en ambas Cámaras, donde sólo tendrá 38 integrantes propios en Diputados y siete en el Senado, lejos de los 129 y de los 37 necesarios para abrir el recinto. El último jueves, durante la asamblea legislativa, hubo señales de que no será fácil sumar votos por fuera del partido amarillo.
En Diputados, hubo un acuerdo explícito entre la UCR, la Coalición Cívica y Cambio Federal, el bloque de nueve miembros conformado con figuras como Emilio Monzó, Miguel Pichetto y exmiembros del PRO. Permitió darle la vicepresidencia segunda de la Cámara a Julio Cobos. Esta misma asociación buscó definir el criterio para el reparto de comisiones y obligó a La Libertad Avanza a improvisar un pacto con el PRO y Unión por la Patria. "Es insólito, pactaron con quienes nunca lo apoyarán en el recinto", se indignaron en la UCR y la CC.
El flamante presidente de la Cámara baja, Martín Menem, aún no inició diálogos con otras fuerzas y debería hacerlo esta misma semana. Martínez, por si acaso, le pidió a los miembros de UP que el martes estén en sus despachos por si surge alguna actividad impensada. El rosarino exigirá el 40% de la composición de las comisiones y de las presidencias. LLA pide al menos las más relevantes para sus miembros.
En el Senado, Villarruel no consiguió un consenso para elegir autoridades. Si bien hay un principio de acuerdo para que el presidente provisional sea de La Libertad Avanza, este sábado el elegido para ese cargo por Milei, el formoseño Francisco Paoltroni, denunció un pacto entre la vice y Mayans para correrlo.
También están en juego los cargos de la Cámara alta (secretarías y prosecretarías) y las presidencias de comisiones, entre ellas las más cuatro que exige LLA: Presupuesto, Acuerdos, Asuntos Constitucionales y Relaciones Exteriores. La vice prometió una sesión especial el miércoles, pero no está claro cómo logrará cuórum. La UCR y el PRO esperan el llamado para negociar.