"Voy a terminar con esta Argentina unitaria", lanzó por enésima vez este jueves en el cierre de su campaña nacional Juan Schiaretti, el gobernador cordobés que se calzó el traje de candidato presidencial del frente Hacemos por Nuestro País para reiterar lo que en su pago ya se saben de memoria: su prédica en favor de un país federal y en contra del porteñocentrismo. El discurso, sin embargo, no es patrimonio cordobesista. De norte a sur y cada una a su manera, las autoridades provinciales vienen despotricando desde siempre contra las asimetrías históricas que favorecen a "la Argentina del AMBA". Tanto, que el argumento se ha transformado en identidad política, como lo prueban los oficialismos regionalistas que mandan en una de cada cuatro provincias. En esa grieta sembrada por años desde el interior, el porteño Javier Milei cosechó fuerte en las PASO. Este domingo buscará repetir la paradoja.
A contramano de lo que se podía presumir, el aspirante de La Libertad Avanza(LLA), una fuerza que no cuenta con gobernadores ni estructuras partidarias locales, ganó en 16 de las 24 provincias el 13 de agosto. No sólo eso: puso patas para arriba la lógica de acumulación electoral que prima desde hace 30 años, cuando la reforma de la Constitución nacional consagró al país como distrito electoral único y transformó a la provincia de Buenos Aires y su sobrepoblado conurbano en la madre de todas la batallas.
Milei obtuvo sólo uno de cada tres votos en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, jurisdicciones que le aportaron a Juntos por el Cambio (JxC) y Unión por la Patria(UP) la mitad de su cosechas.
El escrutinio definitivo arrojó 7.352.244 votos para la fuerza libertaria, de los cuales sólo el 35% correspondió a las dos Buenos Aires (2.573.549). La repartija de JxC mostró que de sus 6.895.941 sufragios, el 50,9% provino de territorios porteño y bonaerense (3.510.720). Un registro muy similar al del peronismo: 3.387.126 votos, el 50,41% de un total de 6.719.042.
La distribución geográfica de las adhesiones explica la estrategia del comando de campaña libertario que, pocos días después de las primarias, ya se abalanzaba para crecer en la provincia que gobierna Axel Kicillof y ponía al primer distrito electoral en la mira para buscar allí los puntos que le faltan para intentar un triunfo en primera vuelta.
Por fuera de la planificación y la campaña, la penetración de la figura de Milei llenó de preguntas a las fuerzas tradicionales, sus aparatos y esquemas de fiscalización. En especial en el país profundo donde los caciques provinciales han sabido, con menor o mayor eficacia pero con ambiciones perennes, alambrar sus fronteras para resguardarse de las aventuras nacionales y construir sus propios liderazgos.
No está escrito que los resultados de los comicios de este domingo calquen las cifras de las PASO ni tampoco su distribución en el mapa. Con todo, el 13-A abrió interrogantes sobre la dimensión de las representaciones políticas.
La sangría de JxC
Juntos por el Cambio primó este año en las elecciones ejecutivas provinciales y ya le arrebató cinco distritos al peronismo. Podrían ser seis si este domingo Rogelio Frigerio desbanca a un peronismo que gobierna hace 20 años en Entre Ríos. Sin embargo, los sondeos ubican a la alianza opositora fuera del ballotage presidencial y la ponen al borde del abismo político.
La coalición acumuló siete victorias sobre 18 disputas provinciales: Jujuy, San Juan, San Luis, Santa Fe, Chaco, Chubut y Mendoza. Si a los votos de esos triunfos se suman los sufragios reunidos en las primarias de Entre Ríos y la ciudad de Buenos Aires, donde JxC se impuso y parte como favorita este domingo, la cosecha orilla los 3.750.000 votos.
En esas nueve provincias, el 13 de agosto JxC reunió en el tramo presidencial 2.545.509 votos. Es decir, un tercio menos que en la sumatoria de los nueve comicios locales. En algunos de esos distritos, como Jujuy, Santa Fe, Chaco y San Luis, la caída se acercó al 50%. Una sangría que en términos generales parece haberse escapado por la canaleta ultra.
El peronismo no tiene demasiadas razones para sentirse aliviado. Diez de las 16 provincias en las que Milei resultó el candidato presidencial más votado en las PASO tienen oficialistas en el Ejecutivo. Los gobernadores prometen darla vuelta este domingo y ofrendarle la remontada a Sergio Massa. No será sencillo. El PJ viene golpeado y, si logra retener Buenos Aires y Catamarca, seguirá en el poder sólo en ocho provincias desde diciembre.
El electorado irá a las urnas a lo largo y a lo ancho del territorio nacional con esos dos mapas superpuestos. Por la brecha que araron las provincias para condenar un país macrocefálico, que se vuelve más difícil conforme se aleja del puerto, viene marchando Milei. Pareciera que en los nuevos tiempos quienes sacan tajada del federalismo fallido ya no vienen a caballo desde el interior. Lo que no han perdido son las patillas.