Córdoba | Colón

Federico Zárate recalcula su vínculo con Martín Llaryora y se sube a la batalla federal por los fondos

El intendente radical de Jesús María intentó acercarse a la Nación, pero no hay plata. La poda de Javier Milei empuja una alianza impensada en el Gran Córdoba.

Con un reclamo de “mayor gradualismo” a Javier Milei en sus medidas restrictivas hacia el interior del país, el intendente de Jesús María, Federico Zárate, se subió sorpresivamente a las críticas que sus pares del cordobesismo del departamento Colón elevaron por la eliminación de subsidios al transporte y que lidera Martín Llaryora.

“Comparto esta manifestación, para tratar de que se mantenga al menos parte del subsidio. (Su eliminación) fue una media muy intempestiva y compleja, que pega directo en la clase media. Se podría haber trabajado con mayor gradualismo”, indicó Zárate, en declaraciones a Radio Turismo, de Jesús María.

Y luego agregó: “Hay gente que la está pasando mal y seguir golpeando ahí, termina siendo contraproducente para los municipios y para el propio Gobierno nacional. Tienen que tirarle un centro a la clase media”, opinó.

El pragmatismo de Federico Zárate

Si bien este posicionamiento es hijo del pragmatismo con que Zárate necesita moverse para gestionar, marca un intento de recomponer relaciones con El Panal, luego de la fuerte disputa en enero, cuando quedó parado como el primer intendente que desafiaba a Llaryora.

Zárate cuestionó al oficialismo porque esa bancada, aliados con pares del PRO, construyeron una mayoría legislativa y modificaron algunas partidas del presupuesto.

Pero quien pegó más fuerte fue su padrino político, el diputado Luis Picat, que elevó el tono y acusó al peronismo de “poner en riesgo la institucionalidad” en Jesús María.

Hoy los caminos y pertenencias políticas de Picat y Zárate se bifurcan.

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Federico Zárate, Luis Picat y Rodrigo de Loredo.

Federico Zárate, Luis Picat y Rodrigo de Loredo.

El primero, luego de haber sido aliado en los últimos cuatro años de Hacemos por Córdoba se alineó con el gobierno libertario y dispara fuego a contra el gobernador.

El más ruidoso episodio de esa zaga se dio con un comunicado de la Sociedad Rural de Jesús María, que criticó los niveles de gasto público.

La pelea con Martín Llaryora, a boxes

Desde siempre, la Rural y Picat (fue presidente de esa entidad) actúan “en estéreo” y de manera sincronizada. No es posible interpretar los movimientos de uno y otro de manera separada.

Zárate, en cambio, empezó a rebobinar desde aquella pelea estival (lo habló cara a cara con Llaryora en la previa del Festival de Doma y Folklore) y trata de tender algunos puentes con la Provincia. “Necesito gestionar y llevarme bien con todos”, dice el intendente, en defensa propia.

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El escenario que afronta no es sencillo. Con la Nación abrió un canal de diálogo importante a través de la vicepresidenta Victoria Villarruel, pero sabe que por varios meses de ese grifo no saldrá ningún tipo de ayuda económica a municipios.

En lo local, tiene que construir un delicado equilibrio interno para que la oposición no le maneje el Concejo Deliberante y el Tribunal de Cuentas; y con la Provincia está en plan de restablecer relaciones.

“Por ahora no le dieron nada, para al menos lo reciben. Ya elevó varios proyectos y hay diálogo”, se ilusionan en su entorno.

El desmarque de Federico Zárate

Esa actitud quedó retratada está semana. Mientras el binomio Picat-Sociedad Rural le tiraba dardos a Llaryora, Zárate se reunió con la ministra de Desarrollo Humano, Liliana Montero, para reflotar aportes provinciales para la construcción de un Centro de Cuidados Infantiles en Jesús María. La foto de ese encuentro fue generosamente difundida por ambos funcionarios en redes sociales.

La adhesión de Zárate al planteo cordobesista por los subsidios al transporte lo mostró despegado del bloque de intendentes del departamento Colón en el que se mueve y construye territorio: el G6, que integran los intendentes Pablo Cornet (Villa Allende), Fernando Rambaldi (La Calera), Ezequiel Lemos (Río Ceballos), Adela Arning (Mendiolaza) y Miguel Pittaro (La Granja).

No reniega de ese espacio (aspira a liderarlo), pero la divisoria de aguas fue que a los otros cinco municipios el tema del transporte no les impacta en la gestión, como sí ocurre, y de manera grave, en el pago de Zárate.

En Jesús María, el servicio transporte urbano es prestado desde hace 20 años por una empresa local y tiene un alto perfil social. No se trata de un corredor altamente rentable, que podría generar interés de otros prestadores privados de mayor escala y poderío empresarial.

Sin bondis

A esos colectivos se suben vecinos de los barrios periféricos y especialmente los de barrio Sierras y Parques, que tiene varias singularidades: es el sector más populoso de la ciudad y el de mayores necesidades socioeconómicas.

Pero, además, está ubicado a cinco kilómetros (con Colonia Caroya de por medio) de la trama urbana de Jesús María, absolutamente desconectado territorialmente de la ciudad. Contar con transporte público es para esos vecinos y vecinas una necesidad básica.

Por eso, más allá de los posicionamientos políticos o ideológicos, Zárate rechaza la quita de subsidios, que pone al transporte local al borde del colapso.

A esta altura, negocia con los intendentes vecinos Paola Nanini (Colonia Caroya) y Carlos Ciprián (Sinsacate), algún esquema de asistencia para sostener la prestación.

Fedrico Zárate, junto a Soledad Carrizo y pares del departamento Colón. 
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, junto a los intendentes Federico Zárate, Ezquiel Lemos, Miguel Pittaro, Adela Arning, Pablo Cornet y Fernando Rambaldi.

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