Rosario Romero, intendenta de Paraná.
A Rosario Romero le toca encarar su gestión al mando de la Intendencia de Paraná sin sintonía partidaria con el morador de la Casa Gris, Rogelio Frigerio, ni tampoco con el gobierno nacional, a cargo del libertario Javier Milei. Esto no le sucedió a su antecesor, el también peronista Adán Bahl, que tuvo alineado el signo político con Gustavo Bordet en la gobernación de Entre Ríos y con Alberto Fernández en la Presidencia de la Nación.
La carestía de recursos es una constante en la Argentina de Milei y la presidenta municipal de la capital provincial ya había tomado nota de ello desde el momento cero. “Vivir con lo nuestro” fue la consigna puertas adentro a la hora del armado del gabinete. Ahora es prácticamente una realidad.
La relación con el gobernador es cordial, buena y fluida. Hablan seguido, se envían mensajes de texto y de voz diariamente. Sin embargo, hay una realidad: no hay fondos. “Con Frigerio todo divino, pero no hay plata”, resume un integrante del gabinete a Letra P en un pasillo del Palacio Municipal.
Es espejo, la relación con Bahl, que fue el candidato peronista que enfrentó a Frigerio, se enfrió en el último tramo de la campaña, algo que se profundizó durante el armado del gabinete y en este periodo se agudizó. No hay ruptura. Sí una relativa distancia.
Con Nación aun no hubo contactos. La falta de confirmación de funcionarios de menor rango que el ministerial es un factor. En este contexto, pidió a los concejales de La Libertad Avanza que la ayuden a la hora de conseguir audiencias. Sobre este punto, puede profundizarse esta alianza transitoria en la ciudad.
Romero imprime un estilo presente. Donde su figura, por si sola, imparte autoridad. Es una mujer que estuvo en lugares de poder cuando la política era aún -casi- solo cosa de hombres. Así, se hizo lugar a fuerza voluntad y trabajo.
En un contexto en el que ya en el tercer trimestre de 2023 (último dato disponible) el Gran Paraná tuvo un incremento de la desocupación del 1,1% medida interanualmente, con siete mil personas sin trabajo, se prevé que la situación empeoró en el último trimestre del año precedente y el fenómeno se profundizará en el corriente. Para enfrentar el momento, Romero impulsa un “Estado facilitador”, consigna que repite en actos y en reuniones.
Así, para paliar la crisis económica se trabaja en apuntalar lo denominada “economía popular”. Desde la gestión destacan la puesta en servicio de un mercado para emprendedores y comerciantes (el Mercado Sur), que se suma a otra feria tradicional (la de Salta y Nogoyá), además de otros itinerantes y algunos espacios que piensan disponer en lugares específicos.
La idea de un Estado presente está vinculada a la genealogía política de la intendenta y, ahora, aunque a contramano del espíritu de la época, se vuelve una necesidad para las intendencias, el primer eslabón donde la ciudadanía acude a por ayuda.
Además de vehiculizar las necesidades de emprendedores, propone “no ponerle trabas al comerciante”. Sus funcionarios ejemplifican que facilitarán el uso del espacio público de los gastronómicos y la simplificación en trámites para todo el rubro.
La obra pública, un emblema de la gestión de Bahl, ahora sufre el recorte de la motosierra. Lo primero que hizo Romero sobre la materia fue adherir a la decisión de Frigerio de neutralizar la obra pública hasta ver cuáles pueden continuar.
Ahora deben esperar la resolución respecto de cuáles obras con financiamiento nacional seguirán su curso (entienden que aquellas que tengan más del 70% de avance) y cuáles con finamiento provincial harán lo propio.
Mientras tanto, las obras de menor envergadura, que puede financiar el Municipio, se harán con empleados municipales, con cooperativas de trabajo o con empresas chicas.
Facilitar desde el Municipio el trabajo del sector privado, tejer relaciones políticas con todos los sectores hasta donde lo permita la coyuntura e ir surfeando la crisis con un Estado presente es la guía a seguir por el momento.