Es temporada de fiestas populares en Entre Ríos y la sangre chamamecera del joven intendente de Concordia lo impulsa a subirse a cuanto escenario lo invite. Gestión de lunes a viernes, escenarios los fines de semana. Así transcurre su primer mes de gestión Francisco Azcué, el joven militante de la UCR de 36 años que logró desbancar un historial ininterrumpido de 40 años de gobiernos peronistas en la segunda ciudad más importante de la provincia.
Acordeón y boina son el sello folclórico de “El Gringo”, como se lo conoce por estos pagos a este exfiscal que decidió dejar de lado su carrera judicial para abocarse a la política. Su gestión está marcada por las altas expectativas que despertó el triunfo de Juntos por el Cambio por primera vez en tierras peronistas. Desde que ganó, se abocó a formar un gabinete que contuviera a la perfección a las fuerzas políticas que integran la alianza. Así, se rodeó de una mesa chica que tiene a un halcón del PRO y a una radical de Evolución como las figuras más cercanas a su círculo de poder. Nombró al presidente del PRO Entre Ríos, Eduardo Caminal, como jefe de Gabinete, y a Lorena Aguilar, presidenta del Comité Departamental de la UCR, como secretaria General de la intendencia. Dos o tres nombres más son apenas los que se suman a las reuniones de la mesa política.
Azcué se mueve descontracturado. Su tono pausado por momentos tensiona con su fuerte impronta de herencia judicial: seguridad y combate al narcotráfico fueron ejes de su campaña, que se materializaron en la gestión con una rápida sintonía fina con el gobierno provincial. Su triunfo en Concordia fue el gran envión que terminó de consagrar a Rogelio Frigerio como gobernador en octubre del año pasado. Por eso, su vínculo con el jefe provincial es constante y directo y varias figuras del gabinete ya han visitado la ciudad para mostrar respaldo al jefe comunal. La foto con Néstor Roncaglia, ministro de Seguridad, fue un claro mensaje en ese sentido.
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El intendente Francisco Azcué recibió al ministro de Seguridad Néstor Roncaglia, durante la asunción de las nuevas autoridades de la Policía de Entre Ríos en Concordia.
En la misma línea, se dedicó los primeros días a revisar contratos de municipales y anunció que eran casi mil las contrataciones que se estaban investigando. Dijo que redujo en un 45% los cargos políticos y dio de baja el contrato que la gestión anterior le había otorgado a la cooperativa Mundo Reciclado, con vinculaciones políticas con Juan Grabois, para el tratamiento de residuos en la planta de reciclado local.
El intendente anunció también que aumentará los operativos de control para que se cumpla la prohibición de la tarea de cuidacoches y el recorte de los “privilegios de la política”. Son medidas con un claro prisma ideológico que pretenden marcar una impronta de gobierno. En la misma sintonía que Frigerio, eliminó cargos para choferes y autos oficiales y hasta celulares del funcionariado.
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Un frente interno que Azcué surfea desde que ganó es el que aparece en la correlación de fuerzas entre el PRO y la UCR, en la primera experiencia de gobierno aliancista en Concordia. Su viceintendenta, Magdalena Reta de Urquiza, referente del partido amarillo en la ciudad, es también la presidenta del Concejo Deliberante y deberá desde allí garantizar la legislación de normativas. Reta de Urquiza levantó marcadamente su perfil durante el primer mes de gestión y se ocupó de tener su propia impronta comunicacional, marcando alguna distancia de la del propio intendente.
A Azcué le tocó enfrentar durante el inicio de su mandato un drama social y económico que afectó a la ciudad desde octubre hasta entrado el verano: una histórica inundación que además de las consecuencias sociales trajo efectos en la economía local, asociada en esta época al turismo. En el medio de la transición y en los primeros días de gestión con contratos frenados, el intendente debió sortear escollos para garantizar la limpieza de la ciudad y atender los cuestionamientos por la demora en esa tarea. La gestión es un escenario difícil y el Gringo ya se subió.
