Luego de la derrota que lo desalojó de la Casa Gris después de veinte años, el peronismo se refugió en el Senado de Entre Ríos, donde con nueve bancas de las 16, ostenta la mayoría. Con orígenes variopintos, los cinco senadores y cuatro senadoras del PJ conforman una oposición part time, que fluctúa entre la predisposición y el enfrentamiento directo con el gobernador Rogelio Frigerio.
Sin jefatura provincial y con puntos de partida diferentes, la dinámica de trabajo del bloque se fue conformando sobre la marcha, con la premisa de moderar su poder de fuego y mostrarse como una oposición responsable que no presentara trabas al nuevo gobierno. Sin embargo, ese rostro amable podría estar mutando desde la amarga discusión por la adhesión al RIGI, un mojón que podría partir aguas.
Cómo funciona un bloque variopinto
Martín Oliva es el nombre del presidente del bloque peronista, que en los papeles lleva el nombre Más para Entre Ríos (MpER) por ser la nomenclatura que usaron en las últimas elecciones. Él, junto Víctor Sanzberro, armaron una dupla donde el primero se ocupa de los argumentos políticos y el segundo le da musculatura económica a las exposiciones en el recinto. Ese tándem lo completa Nancy Miranda, con mucha experiencia en la rosca política y con un perfil que no le teme al conflicto.
Oliva, representante del departamento Uruguay, fue intendente de esa ciudad y vice de José Lauritto, quien actualmente volvió a la jefatura municipal. Con mesura en el discurso y siempre con una referencia a Justo José de Urquiza a mano, busca el equilibrio entre las distintas tribus peronistas que lo tironean cuando hay temas conflictivos. Cordobés de nacimiento, es también cultor del cordobesismo como modo de acción política y tiene entre otros referentes a Juan Schiaretti.
El funcionamiento del bloque tiene una dinámica particular que se fue construyendo sobre la marcha. Al comienzo, la ausencia de jefatura provincial del peronismo y la intención de no mostrarse como una oposición que obstruyera a Frigerio posibilitó que el oficialismo prime, pero esa dinámica podría empezar a revertise.
Así, el PJ de la cámara alta tiene que administrar su poder de fuego. En parte, por la necesidad misma de la lógica electoral que obliga al peronismo a no desdibujarse y, por ello, empieza a incomodar el acompañamiento a libro cerrado. Al mismo tiempo, ejecutar una oposición menos mesurada puede habilitar acusaciones de ser una máquina de impedir, algo que el oficialismo comenzó a insinuar durante el debate por el RIGI.
Hay otro factor, no menor: la carestía de recursos económicos obliga a las intendencias a reclamar fondos para obras a través del proyecto de Presupuesto. Esta faena del toma y daca tendrá al bloque del Senado también como protagonista.
Quién es quién en el bloque del PJ en el Senado
Oliva, que preside el bloque, es un cardiólogo que ejerce la profesión, urquicista -lo cita en cada sesión-, muy moderado en las expresiones, cultiva una relación con su provincia de origen y con el peronismo de allá. Hay coincidencia en que su perfil fue acertado para liderar la bancada en este año sin que se disperse la tropa. “Aflojó las riendas lo necesario para que no se corten”, graficó un dirigente con metáfora campestre.
Sanzberro (de Victoria), hombre de la exvicegobernadora Laura Stratta, es el vocero económico del grupo. “Sin ser ni contador ni economista tiene mucha facilidad con los números y tiene un mensaje político”, lo referenciaron en el bloque. La senadora Miranda va por su tercer mandato y, según ella misma dice, quiere llegar a los seis. Tiene un perfil autónomo y “un tanto autoritario”, apuntan. Sin embargo, como representante del departamento Federal, quizás sea su modo de abrirse camino: un poco con prepotencia, otro tanto con autonomía y, como en la mayoría de los departamentos chicos, con más trabajo territorial que sus pares que provienen de departamentos más poblados, como Uruguay o Paraná.
Gladys Domínguez (de Feliciano) ganó su lugar en la interna frente al candidato oficialista del peronismo. Marcelo Berthet (San Salvador) es quizás el de mayor vínculo con los funcionarios del Ejecutivo, aunque no por ello saca los pies del plato.
Juan Conti (Tala) fue intendente de Maciá, ciudad que recuperó para el peronismo después de muchos años de gobiernos radicales. Se le reconoce mucho trabajo territorial y poco de rosca que "le aburre”, dicen en el bloque. Viene del bordetismo y “nunca fue kirchnerista”, apuntan cerca suyo.
Patricia Díaz (La Paz), esposa de Domingo Rossi, intendente de Santa Elena, mantiene un perfil bajo excepto en aspectos relacionados a la Justicia, poder con el que su marido se mantiene en guerra por causas en su contra. Claudia Silva (Paraná) llegó al Senado después de la renuncia del titular, Hugo Main. Esposa de Adán Bahl, el ultimo candidato a gobernador del PJ, mantiene el bajo perfil.
Por último, Juan Cosso (Villaguay) es el senador en uso de licencia desde que sufrió un accidente automovilístico. Es un abogado que ya había sido diputado provincial y reporta al intendente Adrián Fuertes.
La relación con la liga de intendentes del PJ
En uno de los últimos encuentros de la Liga de Jefes y Jefas Comunales del PJ en la que también participaron los legisladores, acordaron lo que definieron como “prioridades de agenda política”. En ese contexto, resolvieron conformar un “Observatorio de Obras Públicas, Presupuesto y Coparticipación”. Aunque el nombre suena grandilocuente, el fin último es hacer lobby en las cámaras para incorporar beneficios en la discusión presupuestaria. También anunciaron que medirán coparticipación e inversión pública “con el propósito de velar por una justa equitativa distribución”.
Es, en definitiva, un formato institucional para poder negociar con la Casa Gris. Esta interrelación entre las intendencias y las bancadas que comienza a aceitarse tendrá, seguramente, correlato en la cámara alta, que es donde el oficialismo debe mantener mejor relación con la oposición.
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El gobernador Rogelio Frigerio con senadores del PJ de Entre Ríos. Fue en ocasión que el Ejecutivo les adelantó los parámetros del proyecto de presupuesto 2005.
La relación con Rogelio Frigerio
El peronismo asumió en esta legislatura el escenario de ser oposición después de veinte años en el poder y, dada la particularidad de mayoría en el Senado, evitar ser acusados de obstruir. La falta de un liderazgo solido en el PJ hizo que tampoco trabajen en coordinación con sus pares de Diputados.
La sintonía fina entre el bloque y el Ejecutivo pareció quebrarse cuando se dio el debate por el RIGI, donde el oficialismo hizo uso del reglamento para aprobar el instrumento. “Nosotros no queremos seguir de esta manera porque en algún momento vamos a ser nueve de nuevo y espero no tengamos que hacer uso de estas circunstancias”, dijo Oliva esa noche en el recinto.
Esa sesión, donde según el peronismo denunció que se rompió “con las reglas no escritas de buen diálogo y trato parlamentario” quizás parió un nuevo momento en la relación del frigerismo con la oposición. El tratamiento de la ley de fitosanitarios, la reforma política y el proyecto de Presupuesto serán temas en donde se pueda medir hasta donde se tensó la relación y, también, hasta donde se mantiene la cohesión del bloque para actuar como tal.