En medio de una redefinición nacional tras las PASO, la pata cordobesa del Movimiento Evita traza su propia hoja de ruta y sostiene su apoyo al proyecto presidencial de Hacemos por Nuestro País que encabeza el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
En medio de una redefinición nacional tras las PASO, la pata cordobesa del Movimiento Evita traza su propia hoja de ruta y sostiene su apoyo al proyecto presidencial de Hacemos por Nuestro País que encabeza el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
En paralelo a la decisión nacional que resolvió salir a fortalecer la militancia a favor de la candidatura de Sergio Massa, la conducción mediterránea de la organización que conduce Emilio Pérsico definió trabajar a la par del schiarettismo, entendiendo el movimiento, incluso, como una estrategia para frenar “el avance de las expresiones de la derecha”. “Schiaretti es el único que puede hacerlo en Córdoba”, señalan.
“Nosotros formamos parte del Movimiento Evita a nivel nacional y las discusiones en ese nivel se dan en un ámbito de respeto, pero ellos saben cuál es nuestra mirada. Nosotros creemos que el modelo federal que propone Schiaretti no se contradice con las banderas que venimos defendiendo desde hace muchísimos años”, explica Jorge Lorenzo, parte de la mesa de conducción del Evita en la provincia.
En sintonía con el cordobesismo, en la pata mediterránea del Evita entienden que la elección del domingo último configuró un fin de ciclo político. Terminó el proceso con un cambio en la estructuración del mapa político nacional, con el kirchnerismo dejando de ser un actor determinante y con el PRO perdiendo el peso que supo tener en el pasado más inmediato. En ese marco, entienden que es momento de barajar y dar de nuevo, pero con la necesidad de “contrarrestar el avance de la derecha”.
La decisión de militar la campaña de Schiaretti “hasta el final” se tomó en una reunión que la conducción del Evita de Córdoba tuvo el miércoles por la noche. Allí, se analizó el resultado electoral en la provincia y se puso en valor el contexto general en el que el schiarettismo pudo llevar adelante un recambio generacional con las elecciones que tuvieron como protagonistas a Martín Llaryora y Daniel Passerini. Luego de desplegar el mapa para observar con mayor detalle lo sucedido en la ciudad de Córdoba, donde la organización tiene su mayor actividad territorial, se confirmó la sospecha que había empezado a ganar terreno en la última etapa de la campaña: Milei creció en detrimento de Schiaretti.
Un trazado por las seccionales electorales de la Capital potencia ese análisis al advertir que en aquellos lugares en los que históricamente se impusieron el radicalismo y el PRO, volvió a ganar Juntos por el Cambio. Eso sucedió en las seccionales 1, 2, 3, 4, 6 y 9, aunque también en la 14, donde el PJ vio cómo una buena parte de sus votos terminaron licuándose hacia la expresión libertaria.
Como contraparte de esa imagen, todos los circuitos en los que se impuso La Libertad Avanza habían sido para Hacemos Unidos por Córdoba en las elecciones provinciales, cuando la opción libertaria había tenido su mayor performance en la historia política cordobesa. Milei ganó en la 5, 7, 8, 10, 11, 12 y 13, estas últimas, las más populosas de la ciudad.
“Más allá de las ideas, las clases más acomodadas no se bancan la desmesura de Milei, por eso van a seguir votando a Patricia Bullrich. Acá tenemos que recuperar el voto de los barrios populares y creemos que el peronismo provincial es el único con la capacidad política y territorial para hacerlo”, advierten en la base militante de la organización, mientras se arremangan para volver al territorio.
Ante ese escenario, con la autocrítica a flor de piel, en el Evita también entienden (y explican) que sumarse a la campaña de Massa, en Córdoba, no ayudará a enfrentar a la amenaza que para el sector corporizan las candidaturas de Milei y Bullrich. De hecho, insisten en la necesidad de que Schiaretti continúe en carrera y que crezca en octubre, para ganar representación en el Congreso y para evitar que el libertario y la exministra empujen sus aspiraciones desde el centro del país.
“Defender el modelo y las políticas públicas que propone Schiaretti implica defender todos los derechos con los que Milei dice que va a terminar. Juan le dio un espacio a la economía popular como no existía en casi ninguna otra provincia de la Argentina y estamos convencidos que eso se defiende trabajando para que su candidatura llegue con cada vez más fuerza de cara a octubre”, señalan en la conducción del Evita.
La doble vida del Evita en Córdoba data de comienzos de 2016, cuando el legislador Ricardo Vissani, director nacional de Agricultura Familiar durante el último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y elegido en la boleta filokirchnerista que encabezó Eduardo Accastello, pegó el salto a la bancada schiarettista de la Legislatura de Córdoba.
Más allá de los cuestionamientos de la hora, el Evita fue ganando espacios en la estructura del gobierno provincial. A partir de una aceitada relación con la senadora Alejandra Vigo, empezó a encontrar los espacios institucionales para canalizar políticas de Estado provinciales, sosteniendo las que ejecutaba territorialmente a partir de su inserción en la órbita nacional. Esa situación le dio a la organización un peso territorial casi inédito, lo que generó enojos, señalamientos y acusaciones que empezaron a magnificarse, sobre todo a partir de la llegada del Frente de Todos al gobierno y la relación tirante entre Alberto Fernández y Schiaretti.
Esa convivencia, de hecho, contó con una lógica venia de la mesa nacional, que siempre mantuvo una buena relación con el mandamás del peronismo cordobés. El año pasado, de hecho, en plena ebullición de la interna todista, el propio Fernando “Chino” Navarro elogió públicamente al gobernador levantándole el pulgar a sus aspiraciones presidenciales.
El gobernador no pudo con la ola libertaria. Apuesta a engordar su bloque en el Congreso. Bullrich le ganó a Larreta, pero juntos hicieron la peor marca de la alianza en la provincia desde su debut en 2015.
Fue derrotado en en los siete municipios en los que compitió. Salvó la ropa con Mariel Fernández en Moreno. Dos casos con boleta corta.