En Córdoba, las referencias del Frente Renovador( FR) también mantienen una actitud prescindente ante la disputa por la conducción del PJ nacional, a la que se encaminan la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja.
Como la dirigencia del massismo en todo el país, los mediterráneos repiten que, aunque sea parte sustancial del peronismo, el FR es una expresión con identidad propia. Como tal, distinto a la estructuración formal del Partido Justicialista, en la que dicen no van a involucrarse.
Desde esa distancia, albergan la expectativa de una reedición de Unión por la Patria, la sociedad de múltiples sellos que, con el peronismo como columna vertebral, hace sólo un año tuviera a Sergio Massa a la cabeza en las elecciones para la presidencia de la Nación.
Si tal alianza resultara inviable, advierten, acudirán con listas propias a los comicios legislativos del próximo año.
Córdoba anti-K
La advertencia incluye especialmente a Córdoba, circuito en el que intentan reimpulsar la conformación oficial del sello, trabada por cuestiones formales, no exentas de disputas internas, desde hace años.
En esta provincia, el trabajo de consolidación del espacio contempla particularidades. La primera de ellas es el carácter anti-K del electorado, que rechaza profundamente todo lo que sea, parezca o se aproxime al kirchnerismo.
Massa muestra cuadro con De la Sota en el acto del 7 de noviembre en Gral Paz Juniors Córdoba.jpg
Sergio Massa está dispuesto a rearmar la pata del Frente Renovador en Córdoba rumbo al 2025.
Tal cualidad dificulta la exhibición pública de los lazos que puedan construirse con un PJ que podría quedar bajo control de Cristina, una de las dirigentes de peor imagen según distintas encuestas.
Por otra parte, el massismo mantiene un conflictivo vínculo con los líderes del hegemónico peronismo cordobés, quienes lo consideran poco menos que un apéndice de aquel kirchnerismo al que siguen denostando.
Lejos quedaron los tiempos de construcción conjunta entre Massa y José Manuel De la Sota. También los escarceos para un peronismo federal con Juan Schiaretti. Sobre todo esta defección, coronada por la unión del FR al Frente de Todos, pesa entre los armadores del Partido Cordobés.
Ni Juan Schiaretti, ni Martín Llaryora
Desde el massismo cordobés recogen cada guante para marcar diferencias con el exgobernador y excandidato a presidente por Hacemos por Nuestro País, a quien ven estratégicamente complaciente con el gobierno de Javier Milei. Como última muestra toman la sospechosa ausencia de la diputada Alejandra Torres en la sesión en que se ratificó el veto a la Ley de Financiamiento Universitario.
El recuento de afinidades incluye a media docena de exfuncionarios provinciales que, con dispar suerte, se han sumado al gobierno nacional en estos diez meses. En el fondo, sostienen, las incorporaciones blanquean compatibilidades con el modelo libertario, por encima de cualquier reconocimiento técnico.
Sospechas del mismo calibre sobrevuelan las definiciones sobre Llaryora. Por contemporaneidad, por pasado compartido, siquiera por pragmatismo, no hay rupturas explícitas. Pero armadores del exintendente de Tigre asumen que el sanfrancisqueño ha tomado un camino opuesto al de la convergencia. Según leen, el relevo cordobesista ve al exministro de Economía como potencial rival en una puja panperonista. Consecuentemente, no dejará de facturarle su rol en el fracasado experimento del Frente de Todos.
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De cara a ese mismo cráter, voceros massistas blanden índices para denunciar complicidades con el gobierno libertario. Según acusan, el Partido Cordobés discursea sobre la defensa de la provincia, pero facilita todas las herramientas que necesita Milei para destruir el Estado.
“Acá dicen que van a defender a los cordobeses, allá (en el Parlamento) votan lo que les pide Milei. Votan facultades extraordinarias al presidente, que después las usa en contra de los cordobeses”, señala una voz de trayecto legislativo.
Tal inconsistencia, analizan, brinda una oportunidad de crecimiento para otras expresiones peronistas, como el FR, por dentro o por fuera de Unión por la Patria. “Lo que pasa en el Congreso demuestra la necesidad de otra representatividad. No hay que votar proyectos que no defiendan a Córdoba”, sentencia la fuente.
El trayecto de Natalia de la Sota
En el FR siguen mirando con atención el trayecto de Natalia de la Sota. Ya no esperan una ruptura con el PJ provincial. Sí especulan con una construcción amplia que devuelva al peronismo cordobés a sus raíces. “Es la más coherente, la más consecuente con eso”, elogian.
Los reparos sobre la consistencia ideológica del Partido Cordobés incluyen el rol que cumplen los socios de la UCR y el PRO, a quienes adjudican cometidos bien distintos al espíritu con que José Manuel de la Sota amasara Unión por Córdoba.
“Nosotros tendemos puentes con todos. Pero no con quienes son socios de Milei. Mucho menos si estos, encima, ocupan lugares decisivos en desmedro de los compañeros”, explican.
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Natalia de la Sota y Sergio Massa, una amistad y diálogo político permanente.
Mientras observan tales puentes, los massistas pulen detalles para lanzar una propia versión de streaming. Herramienta de moda, en paulatino declive, con ella esperan ampliar el público meta. Especialmente entre jóvenes, el segmento etario que parece más refractario en Córdoba.
Allí también escenificarán propios debates en torno a su participación electoral en 2025. Por el momento, con un mismo criterio interjurisdiccional: si no hay alianza con el PJ, habrá lista propia.