“Sergio Massa logró sintonizar con los cordobeses como hacía mucho tiempo no lo lograba ningún otro candidato nacional”. La frase de uno de los principales referentes del masssimo cordobés da cuenta del estado de ánimo en la pata cordobesa de Unión por la Patria (UP) que espera romper los techos históricos nacionales que se consideran históricos en el centro del país y empujar las chances del ministro-candidato en el ballotage del domingo. “Ni Javier Milei va a sacar el 70%, ni Massa el 30%”, dicen, corriéndose de la fórmula del fernet con la que analistas, encuestadores, e incluso algunos dirigentes cordobesistas pronostican un partido con resultado puesto.
A pesar de la neutralidad agresiva con la que Juan Schiaretti decidió encarar el camino a la segunda vuelta y la prescindencia permisiva adoptada por Martín Llaryora, el oficialismo nacional confía en que la postura adoptada por Massa sea lo suficientemente acertada como para dar vuelta la taba histórica en el centro del país. En el balance, celebran la última visita del tigrense a la provincia y entienden que fue durante esa estadía cuando al electorado mediterráneo le “quedó claro que hay un candidato que defiende las mismas banderas que ha levantado el electorado cordobés a lo largo de las últimas décadas”.
Cuando hablan al respecto, no sólo hacen referencia a las ya conocidas coincidencias políticas de Massa y José Manuel de la Sota, sino que, sin nombrarlo, advierten sobre la sintonía política con las versiones actuales del cordobesismo: defensa del federalismo, la institucionalidad, y la producción nacional. “Nada de todo eso lo representa Milei, que quiere eliminar la coparticipación federal y romper relaciones con Brasil y China, los dos principales socios comerciales de la provincia”.
En ese campo específico, este martes visitó Córdoba el secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren. Con el eje puesto en el futuro de las políticas de desarrollo, recorrió las plantas de Volkswagen, Fiat e Iveco, se reunió con representantes empresarios y buscó reforzar los conceptos que Massa viene desarrollando a lo largo de la campaña. Ponderando ese último aspecto, el cordobesismo aplicó la frialdad de los problemas de agenda.
Según contó el propio funcionario nacional, llamó al ministro de Industria cordobés, Eduardo Accastello; con la intención, incluso, de firmar acuerdos relacionados con el desarrollo industrial en la provincia. “Tenía otras ocupaciones y no pudimos hacerlo”, dijo De Mendiguren que también asegura que llamó a Llaryora, aunque el encuentro tampoco pudo ser posible.
En una entrevista con Radio Nacional, el extitular de la Unión Industrial Argentina aseguró estar “sorprendido” con la postura tomada por el gobernador Schiaretti. “No puede dar lo mismo un proyecto que otro”, señaló apuntando contra la “prescindencia” que el mandamás del cordobesismo acompaña con críticas a la gestión nacional.
Aprovechar el desborde
Esa postura oficial del Partido Justicialista cordobés viene siendo desbordaba desde las bases, que mueven sus estructuras territoriales para garantizar el trabajo en torno a la elección.
Si bien en el massismo, en coincidencia con el cordobesismo, admiten que “los dirigentes no son dueños de los votos de nadie”, reconocen que ese movimiento aseguran que “los votos lleguen a las casas” y que los procesos de fiscalización estén garantizados el día de la elección.
En una provincia con 427 municipios y comunas, advierten, eso ayudará a mejorar las condiciones con las que el peronismo nacional enfrentará la contienda. “En los últimos años, el esfuerzo de la militancia a lo largo de la provincia pudo garantizar el trabajo, pero la cercanía que de los intendentes y los dirigentes locales con los vecinos brindan una seguridad mayor a la hora de fortalecer el mensaje de los candidatos nacionales”, describen.
Más adhesiones
En UP confían un “trabajo subterráneo” que terminará empujando las posibilidades nacionales de Massa. A las posturas del peronismo territorial que se despega de la cúpula partidaria se suman organizaciones de peso específico en el centro del país que interpelan transversalmente al electorado provincial, como el que este lunes sumó a referentes de todo el arco político universitario en pos de “defender la democracia, la educación pública, la ciencia y la tecnología”.
Esos movimientos también incluyen a intendentes de la Unión Cívica Radical y vecinalistas dentro de Juntos por el Cambio, en funciones y electos, que empiezan a asumir públicamente su apoyo al ministro candidato. El lunes, se cerró el posicionamiento de un bloque de 25 jefes territoriales del norte cordobés, que habían trabajado fuertemente en la campaña de Patricia Bullrich en la elección general.
La decisión se hizo pública luego de una reunión que los intendentes mantuvieron con el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, elegido como uno de los dirigentes encargados de llevar adelante el diálogo con los referentes de la región que conecta a Córdoba con el Norte Grande. El otro es el riojano Ricardo Quintela, que como contó este medio ya había avanzado en algunos encuentros con referentes cordobeses del partido centenario.
Mientras anotan los apoyos, en el massismo se preparan para activar una estrategia final similar a la que el cordobesismo llevó adelante para conseguir las victorias de Llaryora y Daniel Passerini, que ya fueron elogiadas públicamente, y en su momento, por el propio Massa. Se trata de una apuesta final concentrada en el trabajo de la militancia territorial que buscará derretir el frío schiarettista al calor del trabajo de las estructuras más localizadas.
Afianzando ese trabajo, el massismo no sólo va por el objetivo de cruzar el umbral de los 30 puntos, sino que se abraza a la ilusión de la hazaña de alcanzar un porcentaje de votos que se ubique entre el 32% y el 35%. Si eso sucede, confían, Massa será el próximo presidente de la Nación.