El PRO de Río Negro elige autoridades este domingo en lo que será la primera elección interna del partido con Mauricio Macri recién asumido en la presidencia del partido en un anticipo de la pelea por 2025, cuando la provincia pondrá en juego tres bancas en el Senado y dos en la Cámara de Diputados. La tensión entre exaliados es tal, que la puja no se detuvo pese a la falta de estructura: hasta se votará en un bar de General Roca.
Dos listas se presentaron para una elección de alcance restringido, con más de 3 mil personas en condiciones de sufragar y en la que se define el liderazgo que dejará vacante el empresario cipoleño Aníbal Tortoriello, diputado del PRO y último candidato a gobernador del frente Cambia Río Negro.
La contienda marcará el final de una era, en antesala de la elección de medio término en la que se elegirán bancas en el Congreso. Justamente la de Tortoriello es una de las dos en juego en Diputados, al igual que la del oficialista provincial Agustín Domingo (Juntos Somos Río Negro).
En el Senado, Martín Doñate y Silvina García Larraburu (Unión por la Patria) y Mónica Silva, heredera de la banca que dejó Alberto Weretilneck para ser gobernador por tercer mandato, son los otros escaños que deberán renovarse.
Aliados y enemigos en el PRO
El legislador provincial Juan Martín es el favorito en la previa. Presenta la bendición de Patricia Bullrich, una de las funcionarias VIP del presidente Javier Milei, y cuenta con el acompañamiento de varios legisladores macristas y del diputado nacional Sergio Capozzi. No oculta su acercamiento a Macri, con quien retomó contactos tras la fractura amarilla en la Patagonia.
Como explicó Letra P, Martín y Tortoriello incrementaron su enfrentamiento y lo definirán en esta elección signada por la apatía y el destiempo, con el único objetivo de delimitar el poder de fuego rumbo a las elecciones parlamentarias del año que entra cocinando así el frente que compita por la provincia dos años más tarde.
En definitiva, el roquense Martín se topará con la boleta de su colega Patricia Mc Kidd para disputarse el manejo de la lapicera.
Capital simbólico
Tortoriello, abiertamente, es uno de los que busca una senaduría en 2025. Sin postularse a otro cargo en el partido que lo hizo diputado, cocinó acuerdos con La Libertad Avanza e hizo saltar a Mac Kidd, de lo que era Cambia Río Negro, al bloque libertario en la Legislatura de Río Negro.
Paradójica es la competencia: perteneciendo a un espacio diferente la cipoleña aspira a ser presidenta del PRO.
"Creemos en la política como una vocación para cambiar la sociedad, no para hacer un patrimonio ni como una bolsa de trabajo para familiares y amigos", chicaneó Mc Kidd, en uno de los tramos de campaña.
Sin sonrojarse, cuando se le consulta, el empresario de transporte repite que no se involucró en nada. “No tiene nada que ver”, le dijeron en su entorno a este medio, a pesar de que puso a disposición la estructura y a una dirigente de confianza como Mc Kidd.
Al igual que en Santa Fe, donde dos figuras tendrán que medir en las urnas su poder de fuego, los colegas del parlamento rionegrino se batirán a duelo por la capacidad de manejar una estructura incipiente, pero clave en las instancias nacionales.
Se vota hasta en un bar
En total, habrá ocho mesas distribuidas en diversas ciudades y circuitos electorales. Las urnas llegarán a San Carlos de Bariloche, General Roca, Viedma, Cipolletti, Villa Regina, San Antonio Oeste y Maquinchao.
El dato de color es el lugar de votación de Martín en Roca. La mesa estará en un reconocido bar de la ciudad, en las inmediaciones del “canal de los milicos”, el curso de agua creado a pico y pala durante los primeros años de la localidad, que supo ser un fortín en tiempos de la denominada conquista del desierto.
“No le vamos a pegar derecho”, bromeó un dirigente amarillo, en alusión al reducto por el que pasarán afiliados y afiliadas. “Sacamos el tequila y ponemos las urnas”, dijo, entre carcajadas, otro que votará este fin de semana.
Lo cierto es que reinaba el fastidio en el macrismo roquense, que tiene oficinas legislativas en un amplio salón de la calle San Martín. Las diferencias, irreconciliables, llegaron hasta ese límite.