Gritos, llantos, reproches, llamados a la policía y una denuncia por violencia de género, fueron algunos de los destellos de la última y escandalosa reunión del bloque La Libertad Avanza de Diputados. Logró posicionarse como una de las novelas más atrapantes de la Congreso este año.
Las sedes de los encuentros libertarios es el Salón Blanco, ubicado en planta baja del palacio, con salida a uno de los patios internos. Tal fue el alboroto que los gritos se escuchaban desde el primer piso y los empleados salieron a los balcones para saber qué estaba pasando.
Pronto supieron que se trataba nada menos que de una disputa en el bloque oficialista, en el que conviven figuras de orígenes muy diversos que se conocieron este año luego de ganar una banca cuando, que en la mayoría de los casos no imaginaban obtener cuando se inscribieron.
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Los gritos de la reunión se escuchaban desde el patio interno del Congreso.
La bancada de LLA ya tuvo sus primeros chispazos en el verano, que derivaron en la salida del entonces jefe, Oscar Zago, un hecho inédito para una fuerza oficialista en el historial del Congreso. En realidad, las primeras peleas internas habían sido en noviembre, cuando se reunieron para elegir autoridades. El bloque nunca pudo dejar atrás esas tensiones.
Letra P reconstruyó la secuencia de la última pelea del bloque que conduce Gabriel Bornoroni, que el próximo martes volverá a reunirse, esta vez para definir expulsiones.
La Libertad Avanza y cruje
La reunión de bloque fue convocada por Bornoroni, inmediatamente después de la sesión especial, en la que la oposición, con lo justo, logró derogar el DNU que aumentó los fondos reservado de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). El motivo del encuentro no era ese fracaso legislativo, sino intentar resolver los pleitos internos.
Martín Menem no había digerido que Lourdes Arrieta pidiera que la Justicia lo investigara por su participación en la visita que seis miembros de la bancada hicieron a la cárcel de Ezeiza para entrevistarse con represores, entre ellos Alfredo Astiz. La mendocina formó parte del viaje y hasta salió en las fotos que se difundieron después. Ella repitió la acusación contra el riojano en la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos. Lo más curioso es que hasta inicios de julio era la diputada más menemista del bloque. Algo se rompió.
El comienzo de la cumbre pareció un guion escrito por Menem para desligarse del tour a represores. El entrerriano Beltrán Benedit abrió la boca por primera vez para hacerse cargo de haber organizado esa actividad. "Hicimos una visita humanitaria a una cárcel donde hay mayores de edad y malas condiciones sanitarias", se excusó. Los únicos ancianos que están en el penal son los represores. El sanjuanino José Peluc intervino sorprendido: "¿No veníamos a hablar de la sesión? ¿Qué es esto?", interrogó, molesto por la batalla que se venía.
La pelea
Fue en ese momento cuando se metió el santafesino Nicolás Mayoraz, una de las espadas que tiene Menem para dirimir sus pleitos. "¡No puede ser que nos estemos denunciando entre nosotros! Y lo voy a decir con nombre y apellido: Vos, Lourdes Arrieta. ¿A qué estás jugando? ¿Estas con el kirchnerismo? ¿Qué estás haciendo?", la increpó.
La mendocina se sacó de las casillas y apuntó a Menem. "¿De qué me acusan? Martín: mirame, me hicieron una cama. No tuvieron los huevos para defenderme cuando me tenían que defender. Yo pedí explicaciones y no tuvieron los huevos", fue la reacción de la diputada, difundida en un audio que se filtró al día siguiente.
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"¡Me hicieron una cama! ¿Quién? ¡Vos, vos Martín! ¡Me amenazaron y estoy con custodia!”, continuó. Menem no le dirigía la mirada y Arrieta más se exaltaba. Tanto empezó a escalar la tensión que Marcela Pagano se levantó y pidió ayuda. Quería que alguien calmara a su compañera. Arrieta salió de la sala al patio y la siguió Rocío Bonacci.
"Llamen a alguien de seguridad", llegó a decir Menem. En los patios estaba José Bonacci, padre de la diputada; un asesor de Pagano y Yamil Castro Bianchi, abogado de Arrieta, quien tiene en su currículum haber denunciado al diputado Gerardo Milman por su presunto involucramiento en el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner.
Por la puerta del Senado
Para la tropa libertaria, no hay duda de que Castro Bianchi es un infiltrado del kirchnerismo. Arrieta se fue junto a él y sus custodios, pero cuando iba a salir por la puerta del palacio vio la guardia periodística y se arrepintió. Fue al ascensor, subió al primer piso, cruzó la cafetería y caminó por el salón de pasos perdidos hasta el Senado, donde descendió por las escaleras para retirarse por la entrada principal. En ese momento estaba exponiendo el candidato a juez de la Corte Ariel Lijo en el Salón Azul.
En el salón Blanco de Diputados, mientras tanto, la reunión del bloque LLA continuaba. María Fernanda Araujo, una de las legisladoras que fue a Ezeiza leyó en su celular la noticia de que Arrieta estaba por denunciar a Mayoraz por violencia de género y lo contó en voz alta. Se hizo silencio por un segundos, hasta que la rionegrina Lorena Villaverde propuso expulsarla del bloque ahí mismo. Bornoroni prefirió no apurarse en juntar la firmas.
Menem decidió hablar y, sin mencionar si estaba de acuerdo o no con la visita a represores, recordó que en su familia hay víctimas de la violencia política "de todos los colores" y que su tío, el expresidente Carlos Menem, había indultado a sus propios torturadores, lo que consideró una muestra del "valor del perdón".
Asintió ante esas palabras Lilia Lemoine, quien aprovechó para pegarles a Pagano y Bonacci: les recriminó no haber participado de la votación solicitada por la macrista Silvia Lospennato, quien pidió un apartamiento del reglamento para tratar un repudio al intendente Fernando Espinoza, denunciado por abuso sexual.
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Bertie Benegas Lynch, como acostumbra, trató de poner paños fríos a las disputas y pidió la unidad. Por la noche, fue uno de los encargados de defender a Mayoraz en los medios. Arrieta ya había ido a la comisaría más cercana al Congreso, donde finalmente no hizo la denuncia, que luego sí habría radicado en la justicia.
Menem, mientras, celebraba que la Justicia de Lomas de Zamora desestimó la denuncia de la mendocina sobre la visita a la cárcel. Y preparaba un comunicado para defender a Mayoraz. El martes quiere echar a Arrieta. Espera una reunión más tranquila.