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Las versiones sobre la detención de Cristina abrieron todo tipo de especulaciones. El kirchnerismo se encargó de azuzar el rumor. Pudo haber sido una forma de ponerla a resguardo, de armar un blindaje hasta el cierre de listas, previsto para el 19 de julio. Lo cierto es que la expresidenta está convencida de que la Corte va a confirmar su condena a seis años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos. La duda central es si lo hará en medio del proceso electoral, con Cristina ya lanzada como candidata, o si los jueces evitarán interferir en la disputa política.
Problemas para el gobierno de Javier Milei
Apenas había ganado las elecciones cuando Javier Milei le mandó decir a Cristina que se quedara “tranquila”. Su Gobierno, dijo, no tenía intenciones de impulsar la persecución judicial en su contra. Hasta el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, dijo públicamente que la causa Vialidad estaba demasiado floja de papeles.
Aunque podría tratarse de una impostura, un año y medio después, en la Casa Rosada aseguran que nada de eso se modificó. Por el contrario, el diseño del discurso libertario indica una búsqueda constante de polarización con la expresidenta. “Le queremos ganar a Cristina en las urnas. No nos interesa que vaya presa, nosotros no somos como el macrismo”, juran en el corazón del gobierno libertario, donde esta semana arriesgaban nombres de posibles candidatos para enfrentar a Cristina en la provincia de Buenos Aires.
La idea de la búsqueda de la confrontación quedó flotando en el aire cuando, con ayuda de los senadores de Misiones, frecuentes aliados oficialistas, la cámara alta volteó la ley de ficha limpia, que sacaba a la expresidenta de la carrera electoral de manera anticipada.
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Con todo, si quisiera, la Corte podría interrumpir el curso de los acontecimientos, independientemente de la voluntad de Milei, aunque con consecuencias directas para su gobierno. A nadie se le escapa que no pasará desapercibido ante los ojos del mundo que bajo la administración libertaria se detenga a la principal dirigente de la oposición, titular del Partido Justicialista, dos veces expresidenta. Pareciera no ser una buena campaña de marketing.
Los cortesanos están bajo presión mediática y política. El vínculo con la Casa Rosada empezó mal y empeoró cuando Milei decidió nombrar por decreto a Manuel García Mansillay a Ariel Lijo para ocupar las dos sillas vacantes en el máximo tribunal. El desembarco de Lijo había sido acordado con Lorenzetti, para contrarrestar el poder interno de la dupla Rosatti-Rozenkrantz. García Mansilla asumió y duró en el cargo poco menos de un mes. En abril, el Senado volteó los dos pliegos.
La caída en desgracia de los candidatos del Ejecutivo profundizó la guerra con los tres jueces. Milei culpó a Lorenzetti por haberle sugerido la estrategia perdidosa. La relación quedó rota. Rosatti y Rozenkrantz palparon el avance en su contra. Si decidieran meter presa a Cristina, ¿los cortesanos le harían un favor a Milei o lo perjudicarían?
El apuro por el anuncio de la candidatura
Aunque ya lo había adelantado en privado, la decisión de Cristina de anunciar su candidatura en televisión puso contra las cuerdas a Kicillof, a quien le quedó poco margen de maniobra. Una vez verbalizada en público, al gobernador le resultaría muy difícil explicarle a su electorado por qué podía rechazar la idea. La expresidenta explicó que sería candidata en la Tercera sección electoral porque desde allí podría ayudar al peronismo a conseguir más votos en una elección que ya se avizora complicada para el oficialismo bonaerense. En los últimos veinte años, el peronismo solo ganó las elecciones de medio término en 2005.
El martes al mediodía, el entorno de Cristina se encargó de filtrar que ella había dado el primer paso y le había ordenado a su secretario que llamara al gobernador. Kicillof quedó en deuda y devolvió el llamado esa misma noche. Aunque acordaron avanzar en el diálogo, la conversación fue breve y tensa.
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Cerca de Kicillof se encargaron de mostrar el malestar que generó que Cristina hiciera pública su decisión que atañe a la provincia sin previa charla. “Acá hay un gobernador, lo tienen que entender”, le dijo un dirigente de confianza del mandatario a Letra P. Horas más tarde, dos de los intendentes que forman parte del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso), salieron a renegar en público de los movimientos de la expresidenta.
“Que se ponga como candidata en la Tercera es un apriete hacia el gobernador, que está generando un nuevo peronismo. Si quiere ayudar, que ayude en lugares donde hemos perdido siempre. Es fácil ganar en la Tercera”, desafió Cagliardi. Secco habló de “operetas” del kirchnerismo cuando se difundió la información de que Cristina había hablado por teléfono con Kicillof. La llamada había existido, pero Secco daba una señal de que no había consenso interno sobre la candidatura.
El tono de confrontación de ambos con la expresidenta fue sorpresivo. A un intendente del conurbano le remitió rápidamente a lo que sucedió a fines de 2024, cuando Cristina anunció su candidatura a presidenta del PJ y no consiguió el apoyo de ningún gobernador. “Es un síntoma de fin de ciclo”, analizó.
El jueves también pasó algo extraño. Mientras Kicillof inauguraba una obra en La Plata junto al intendente Julio Alak, algunas publicaciones daban cuenta de una supuesta reunión con Cristina, a la que supuestamente se había sumado también Máximo Kirchner. En el kicillofismo acusaron al camporismo de querer “tomar por asalto” la provincia.
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La reunión recién se celebró el jueves por la noche, con Cristina y Kicillof como únicos asistentes. Acordaron armar una mesa de diálogo con representantes de todos los sectores para tratar de llegar a una estrategia conjunta en las elecciones. El espacio de diálogo incluirá también a Sergio Massa, que sigue en silencio público.
El exministro de Economía se reunió esta semana con referentes del Frente Renovador. Del encuentro trascendió que algunos intendentes le pidieron que fuera candidato a diputado por la Primera sección electoral. Massa les dijo a algunos dirigentes que no lo consideraba ni remotamente. Los números en su distrito no le sonríen como a Cristina en la Tercera. Bajo evaluación tiene, en cambio, la posibilidad de ser candidato a diputado nacional.
En tanto, en el entorno de Kicillof dijeron que las definiciones de su espacio saldrán recién este lunes, cuando se reúna con los integrantes del MDF. Una nueva señal de que ya no acata órdenes del cristinismo, pero también de que las negociaciones están en marcha.
En el Instituto Patria confían en que habrá lista de unidad. De lo contrario, dicen, la lista de Kicillof correría el riesgo de quedar tercera en la elección, si se enfrenta a la boleta de Cristina. Los libertarios y el PRO tendrían el triunfo servido. “¿Van a arrastrar al gobernador a esa derrota?”, se preguntan. Apuestan a que el tema se resolverá cuando los intendentes confirmen que pueden proteger lo propio en los concejos deliberantes.
El peronismo y la condena a CFK
El jueves, en el peronismo ya circulaban los rumores sobre la decisión de la Corte. “Aunque a Axel no le haya gustado, es evidente que Cristina apuró el anuncio de la candidatura antes de que saliera el fallo. Ahora los jueces están condicionados”, apunta un hombre que dialoga con todos los sectores de la provincia.
¿Cómo afectaría al peronismo una eventual condena a Cristina? El objetivo en la provincia de Buenos Aires es sostener los 38 puntos que el peronismo consiguió en 2021, cuando también perdió la elección. Los números que maneja el espacio indican que, en las últimas semanas, la expresidenta creció en intención de voto. En su equipo midieron, también, el interés público que volvieron a despertar sus apariciones. El lunes, la entrevista de C5N midió más de ocho puntos de rating. En Youtube tuvo 130 mil espectadores.
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En ese contexto, un fallo que confirme la sentencia a prisión de la expresidenta podría tener un efecto búmeran para quienes quieren sacarla de escena. “Si la condenan le suben el precio”, afirma un consultor que habla con la plana mayor del espacio. La victimización de Cristina podría jugar a favor del peronismo, pero también de Kicillof, que quedaría como principal referente del armado opositor con chances de jugar por la presidencia en 2027.
Entera, este sábado, desde Corrientes, Cristina pareció bajarle el precio a la cuestión judicial y dejó una amenaza tal vez mayor que la de su candidatura. Ante un auditorio colmado de militantes, le dijo a Milei que su plan económico tiene fecha de vencimiento y que, aunque la metan presa, “nunca van a poder evitar que vuelva el pueblo, la clase media que tiene una identidad en la Argentina, que quiere cobrar mejores salarios y vivir mejor”.